
BAFICI 2025: crítica de «L’addio», de Toia Bonino
La realizadora de «Orione» cuenta la historia de su abuelo, secretario del Partido Fascista italiano, y su posible influencia en la vida de su familia.
No debe ser fácil lidiar con el hecho de tener un familiar con un pasado complicado. Hay miles de casos de personas que han crecido con padres y/o parientes asesinos o torturadores y la manera en la que sus herederos resuelven esos asuntos muchas veces es difícil, compleja, ambigua. El caso de la realizadora Toia Bonino quizás no sea tan extremo como los citados, pero la realizadora del excelente documental ORIONE trata aquí de exorcizar una complicada historia familiar: su abuelo Antonio fue secretario del Partido Nacional Fascista Italiano y vivió hasta su muerte sin renegar jamás de su compromiso con Benito Mussolini, a tal punto que escribió un libro sobre sus conversaciones e historias con él.
Con poco material personal de esa época más allá de unos negativos de fotos en vidrio, lo que Bonino hace es narrar de modo ensayístico algunas historias familiares –usando, ahí sí, material grabado por ella o su familia– que cuentan la vida del hombre en apariencia amable que hablaba poco de la época pero había pedido ser enterrado con su «camisa negra» fascista puesta. Pero no solo se detiene en él, sino que la realizadora apuesta a un registro de diario familiar para tratar de entender las conexiones, relaciones e influencias de la vida de su abuelo en la de ella y sus hijos.

¿Habrá algo de esa herencia que se ha transmitido a los más chicos?», se pregunta la realizadora desde la voz en off mientras muestra a su propia familia y, de un modo metalingüístico, intenta pensar de qué manera puede contar esta historia, usando en algunos momentos hasta recursos propios de la ficción. Hay un miedo a una herencia machista, quizás a algún tipo de violencia, que tanto ella como los suyos ostensiblemente rechazan. Y hay dudas, también, acerca del pasado que ella misma y sus padres vivieron. ¿Se debe revisar la propia historia y la relación que se tuvo con esa persona cuando uno se entera de qué tipo de hombre fue?
Esas son las preguntas que abre y deja flotando en el aire L’ADDIO, película que por momentos se enreda en su propio rulo ensayístico al centrarse más acerca de cómo contar la historia que en el cuento en sí. Pero Bonino nunca deja de hacer sentir el peso de la Gran Historia en nuestras vidas cotidianas, peso del que quizás no somos del todo conscientes pero que nos marca a fuego. Así, mientras la realizadora estudia italiano y lee del libro de memorias de su abuelo, se pregunta –y hace que nos preguntemos– acerca de los lazos que nos unen con la violencia y cómo se hace para sobrevivirlos.