BAFICI 2025: crítica de «Magic Farm», de Amalia Ulman

BAFICI 2025: crítica de «Magic Farm», de Amalia Ulman

por - Críticas
07 Abr, 2025 08:41 | Sin comentarios

Un grupo de «creadores de contenido» llegan hasta un pueblito argentino buscando a un grupo musical y allí viven una curiosa serie de aventuras. Con Chloe Sevigny, Simon Rex y Valeria Lois.

Qué pasa cuando Chloë Sevigny termina parando en un pueblito perdido de una provincia argentina? Eso, poco más o poco menos, es la imagen que funciona como disparador y eje de MAGIC FARM, la nueva película de la artista multimedial argentino/española Amalia Ulman, que debutó hace unos años con la excelente EL PLANETA. Lamentablemente, su nueva película no está a la altura de la anterior. Es, en el mejor de los casos, una simpática curiosidad. En el peor, una canchereada hipster que remeda aquello que intenta parodiar.

Sevigny encarna a Edna, una mujer bastante parecida a ella misma, que conduce un programa tipo streaming basado en medios como VICE que cuenta historias peculiares alrededor del mundo. Con un pequeño equipo de trabajo –que integran Simon Rex, Alex Wolff, Joe Apollonio y la propia Ulman–, estos, ejem, «creadores de contenido» buscan historias raras y curiosidades y las cuentan en su show, como se ve en el clip que inicia el film. Poco después, drone mediante, están en la Argentina en busca de sus nuevos personajes, unos curiosos cantantes que se disfrazan de conejos y rapean en una sierras.

Pero en el pueblo al que llegan nadie los conoce y no hay sierras a la vista. Y una vez allí deberán dedicarse a averiguar quiénes son y dónde están, pero sobre todo tendrán que arreglárselas para sobrevivir sin hablar castellano (salvo el personaje de Ulman, que de todos modos prefiere hablar poco) en lugares donde claramente nadie maneja una palabra de inglés. Así, MAGIC FARM seguirá a esta torpe troupe en un hotel muy venido a menos manejado por un tipo muy amable (Guillermo Jacubowicz) pero que no puede resolver casi ninguno de sus problemas.

En medio de la confusión y desconexión de estos hipsters de Manhattan en la pampa húmeda, empiezan a surgir algunas historias y personajes curiosos. Algunos, como la familia de madre e hija que encarnan Valeria Lois y Camila del Campo, le dan cierta vivacidad y gracia a las situaciones que les tocan vivir. Que no son nada graves, convengamos: la falta de un chip para el teléfono, un baño que se tapa, la imposibilidad de conseguir ciertos productos alimenticios y así. A falta de las personas que vinieron a buscar, el grupo decide hacer un casting para encontrar otras a quiénes retratar, lo que hará salir a las «fuerzas vivas» y freaks del pueblo a mostrar sus diversas habilidades.

Simpática y patética en partes iguales, la película se burla de estos «gringos tontos» perdidos en un pueblito del interior, con escenas que parecen improvisadas en el momento o resueltas mediante la edición (Sevigny desaparece un buen tiempo, vuelve, desaparece otra vez y no quedan claro los motivos) y dejando en todo momento la sensación de que es la propia lógica del absurdo la que va llevando todo adelante. Hay algo de impericia buscada en todo el proyecto que puede resultar tierno e ingenioso por un rato –como la subtrama llevada adelante por Del Campo y Wolff– pero con el correr de los minutos todo el asunto se revela como un ejercicio más bien vano y bastante autosuficiente, más propio de una cadena de estirados cortos de TikTok que de algo con una consistencia de largometraje.

Es probable que el feísmo visual y el caos narrativo que propone la película sea más «actual» que gran parte del cine que conocemos. Es innegable que este combo de personajes virales, situaciones excéntricas y curiosidades varias grabadas de manera «natural» llaman la atención y son vistas por millones de personas a diario. MAGIC FARM intenta parodiar un poco ese mundo de diletantes con iPhones sin dejar de lado una cierta ternura en su mirada, pero no logra distanciarse de lo que parodia. Al fin y al cabo, la creadora de contenido acá es la propia Ulman y lo que terminamos viendo no es tan distinto de lo que sería uno de los bizarros informes de sus vacuos influencers de turno.