BAFICI 2025: crítica de «Presente continuo», de Ulises Rosell

BAFICI 2025: crítica de «Presente continuo», de Ulises Rosell

por - cine, Críticas, Festivales
10 Abr, 2025 06:28 | Sin comentarios

Esta película mezcla documental y ficción para narrar la vida cotidiana de Lisandro, un adolescente con trastorno del espectro autista. Con Valentina Bassi.

Esta película personal del realizador de BONANZA se centra en la vida cotidiana de su hijo, Lisandro, un joven con trastorno del espectro autista. Acompañado y acompañando a su madre, la actriz Valentina Bassi, Lisandro la sigue a filmaciones, marchas, obras de teatro, entrevistas radiales, mientras la cámara de Rosell los filma a ambos a través de esas experiencias. Muchas de ellas naturalizadas y relajadas, otras un tanto más nerviosas y tensas, pero siempre con la naturalidad de lo cotidiano, sin subrayar el drama ni caer en fórmulas trilladas de un cine de tipo didáctico.

PRESENTE CONTINUO es un título que refiere a dos cosas. Por un lado, a la tarea de los padres de Lisandro, de estar permanentemente en una rueda constante de empezar cada día de cero y tratar de hallas soluciones para problemas específicos: que no se escape en la marcha, que alguien se ocupe de él en medio de la obra, que haga determinadas tareas, que logre dormirse, pero también de encontrar espacios y momentos para el disfrute. Por otro, hay una idea de «presente continuo», uno entiende, en la propia vida de Lisandro, que se organiza también de ese modo, no tanto como una serie de planes, causas y consecuencias sino como una continuidad y una rutina, una serie de procesos a repetir.

Otro juego que la película hace –uno que advierte de entrada mediante un cartel– tiene que ver con la (no) separación entre realidad y la ficción en la película y en la vida. Eso, de vuelta, corre por el lado de la vida de Lisandro en sí, en la que esas separaciones son muy difíciles de hacer, y en la cual la película –especialmente en algunas escenas– funciona más que nada como un juego. Pero también con la película en sí, que tiene elementos que coquetean con la ficción, al menos para los adultos que lo rodean y que sí pueden separar más claramente una cosa de la otra.

Sin ser una película educativa, en la naturalidad de su manejo de lo cotidiano y en la forma desdramatizada en la que se aborda la experiencia –que es indudablemente difícil pero cuya complejidad parece abarcable desde la sonrisa de Valentina–, PRESENTE CONTINUO termina siendo mucho más «pedagógica» que muchas otras, ya que se abre a incluir diferentes experiencias sin intentar dar lecciones. Se trata de un retrato honesto, sincero y fundamentalmente humano que pone el ojo y el corazón en algo que excede a los conceptos de salud o enfermedad. Es, más que cualquier otra cosa, una película sobre el amor.