Estrenos: crítica de «El viaje de Madeleine» («Une belle course»), de Christian Carion

Estrenos: crítica de «El viaje de Madeleine» («Une belle course»), de Christian Carion

por - cine, Críticas, Estrenos
09 Abr, 2025 08:31 | Sin comentarios

Un agobiado chofer de taxi lleva a través de París a una simpática anciana que le cuenta su complicada historia de vida. Con Dany Boom y Line Renaud. Estreno en cines: 10 de abril.

El título que se usó en inglés para el estreno de esta película francesa revela su conexión más directa. En Estados Unidos se la conoció como DRIVING MADELEINE y para el público de cierta edad serán evidentes sus similitudes con DRIVING MISS DAISY, otra película sobre dos personas muy diferentes entre sí que se conectan y se hacen amigos en un largo viaje en auto. Aquí no hay una diferencia racial entre ambos sino una de edad y, fundamentalmente, de género.

Dany Boon encarna a Charles, un chofer de taxi abrumado, con deudas y problemas varios que anda por la ciudad con cara de fastidio permanente. En medio de una tensa jornada urbana llena de tráfico parisino lo llaman para que haga un viaje bien pago: llevar a una anciana de una punta a la otra de París haciendo correr el medidor desde el mismo pedido del viaje. Sin muchas ganas pero necesitado de dinero, Charles recoge a la tal Madeleine, una nonagenaria parlanchina y simpática, que intenta todo el tiempo sacar conversación ante un monosilábico chofer que quiere terminar con el asunto sin muchas vueltas.

Interpretada por Line Renaud, cantante y actriz que nació en 1928, el personaje tiene algunos puntos en común con la carrera profesional de la intérprete. Pero cuando empieza a contarle su historia al cada vez más sorprendido y atento Charles, veremos que tuvo que pasar unas cuantas dificultades en su vida, muchas de ellas ligadas a la violencia de género, algo que en los años ’50 no incomodaba ni llamaba la atención de nadie. «¿Quién no le ha pegado alguna vez a su mujer?«, dirá su entonces marido cuando Madeleine lo acuse ante la justicia. Y nadie verá un verdadero problema en eso. Y ese no será su único problema.

Pero más allá de la historia dura y difícil que Madeleine tiene para contar –y que el director de NOCHE DE PAZ recupera mediante excesivamente prolijos pero a la vez bastante brutales flashbacks–, lo que prima en este amable film es la relación que la anciana va entablando con Charles en un viaje que, por distintos motivos, se va demorando mucho más que el tiempo planeado. Un poco por el tráfico, pero más que nada por las paradas y desvíos que ambos terminan haciendo y que los van conectando.

En esa historia que cuenta –y en la manera por lo general desdramatizada que la señora lo hace–, EL VIAJE DE MADELEINE va tejiendo un encuentro que es generacional, pero fundamentalmente pasa por la mutua comprensión. Madeleine está en el final de su vida –su viaje, de hecho, es a un geriátrico en el que pasará el resto de sus días–, pero su historia de vida funciona tanto como experiencia como para «desglamorizar» un pasado que algunos pueden suponer más inocente de lo que era. Cuando Charlie se queja del enojo y la violencia que lo rodea hoy, solo hace falta una anécdota de la señora para dejar en claro que no hay nada nuevo bajo el sol. Que las bestias están entre nosotros hace muchísimos años.