Estrenos: crítica de «Mazel Tov», de Adrián Suar

Estrenos: crítica de «Mazel Tov», de Adrián Suar

por - Críticas
12 Abr, 2025 07:58 | 1 comentario

La muerte del padre de cuatro hijos se mezcla con una boda y una celebración que quedan en suspenso generando un caos en toda la familia. Con Adrián Suar, Fernán Mirás y Natalie Pérez. Estreno en cines: 17 de abril.

Asumamos que no todos los lectores/espectadores saben el significado de la expresión y empecemos por explicar que «Mazel Tov» viene del idioma idish y literalmente significa «buena suerte«, pero que se usa del mismo modo que acá usamos «felicidades» o «felicitaciones«. Tiene por detrás de lo literal una serie de sentidos implícitos que cada uno puede completar. Algunos le pondrán una carga religiosa, otros una más familiar y están los que lo usan irónicamente. Por lo general es algo que, aún para los que somos judíos a una buena distancia de la colectividad organizada, tiene un cierto valor, conecta con una historia de generaciones que a uno lo incluye.

Y eso es, también, lo que conecta a Darío Roitman con su familia. Interpretado por Adrián Suar en su segunda película como realizador –posiblemente la más personal–, Darío vive en los Estados Unidos, adonde se fue por trabajo y a hacer negocios. Darío regresa con dos objetivos: el casamiento de su hermana (Natalie Pérez) y el bat-mitzva (celebración religiosa que se hace a los 12 años en el caso de las mujeres y que simboliza su paso a la adultez) de su sobrina, la hija de su hermano mayor (Fernán Mirás). Por detrás del regreso hay tensiones ya que Darío tiene cuentas pendientes con él y también con su padre.

Pero sus planes pegan un giro impensado cuando, al salir para Buenos Aires, Darío se entera de la muerte del padre. Al arribar, los planes han cambiado radicalmente: la familia se reúne para el velorio y el entierro y surge un incómodo planteo. ¿Qué hacer con las celebraciones planeadas? ¿Cancelarlas, postergarlas o hacerlas igual? Con ese caos práctico en el medio, los cuatro hermanos Roitman (Benjamín Rojas interpreta al cuarto) deben lidiar con debates y peleas ligadas a qué hacer con las celebraciones mientras que, en el fondo, tienen que reacomodar sentimentalmente sus relaciones, su historia, sus conflictos con otros parientes políticos y, en el caso de Darío, también algunos asuntos personales.

MAZEL TOV comienza como una comedia no muy distinta a las que conocemos de Suar: un cóctel de caóticos enredos, peleas y tensiones de pareja (Lorena Vega encarna a su ex y madre de su hijo) y una serie de situaciones que parecen sacadas del episodio de la boda de RELATOS SALVAJES. Pero de a poco, una vez que el aspecto más directamente cómico de la trama se atraviesa, la película de Suar va tomando características de un drama familiar, uno que no está muy lejos del cine de Daniel Burman. De hecho, se podría decir que MAZEL TOV es lo más parecido entre sí que han hecho esos dos «referentes» del cine judío hecho en Argentina.

Suar encarna a un protagonista cuyo principal defecto es que tiende a decir lo contrario de lo que piensa, a enredarse continuamente en peleas insólitas y a tener muchas dificultades para pedir disculpas. Pero el alma de la película es Mirás, interpretando a un personaje mucho más complejo de lo que parece de entrada. Los dos cargan con el peso de una historia familiar complicada, cada uno con una muy distinta relación con su padre y con otras historias que irán surgiendo a lo largo del relato y que los obligan a resignificar el pasado familiar. Rodolfo Ranni, Esteban Bigliardi, Adriana Aizenberg, Alberto Ajaka, Pablo Fábregas y Guillermo Arengo son algunos de los notables intérpretes que completan un elenco que, como dato curioso, no tiene tanto actores judíos en el reparto.

Con guión de Pablo Solarz, MAZEL TOV apuesta a integrar al habitual público de las comedias de enredos del cine de Suar con uno que quizás no haya seguido tan de cerca su carrera cinematográfica. Da la sensación que el actor/director lo sabe y utiliza las técnicas aprendidas a lo largo de su extensa carrera delante de cámaras para emocionar con una sinceridad que no siempre aparece en su cine más comercial. A los 57 años, a Adrián Suar le llegó la hora de hacer su película más madura y reflexiva. Y si bien es difícil saber si el film tendrá la repercusión de sus comedias más populares, su llegada es más que bienvenida. Como dirían acá: ¡Mazel tov!