Estrenos online: crítica de «Tendaberry», de Haley Elizabeth Anderson (MUBI)

Estrenos online: crítica de «Tendaberry», de Haley Elizabeth Anderson (MUBI)

Este ensayo audiovisual mezcla ficción y documental para retratar a una joven veinteañera que vive en Brooklyn, en las afueras de Nueva York. Estreno de MUBI.

El cine como diario, como testimonio y experiencia del paso por el mundo, como lugar de reflexiones y de epifanías, de momentos capturados al tiempo. TENDABERRY se construye de ese modo: es un retrato personal de alguien inserto en un mundo y en una película que la muestra a ella, lo que la rodea, las reflexiones que le inspira y las vivencias que atraviesa. Películas como la de Haley Elizabeth Anderson corren algunos riesgos: de quedar como una larga cadena de posteos tipo «diario personal» en Instagram o en TikTok, de tomarse demasiado en serio o de construir un relato solo plagado de momentos extraños y bizarros. Nada de eso hay acá. Más inspirada en la lógica de Jonas Mekas que en las redes sociales, Anderson mezcla ficción y documental para lograr un bello retrato de los bordes de Nueva York.

Esos momentos capturados al tiempo tienen como epicentro la zona de Coney Island pero no se limitan a ese lugar. Allí se introduce uno de los ejes de la historias: las más de mil horas filmadas por el mítico Nelson Sullivan, un sujeto que retrató la zona en los años ’80 en videos que permanecen como documentos de su vida y de ese lugar en aquella época. A su modo, lo que TENDABERRY hace es actualizar ese retrato. Pero el film es bastante más concentrado: tiene una protagonista de ficción, una historia y una trama que puede ser mínima pero que da cuenta de los típicos arcos dramáticos del caso.

Lo que vemos es a través de los ojos y las vivencias de Dakota (Kota Johan), una chica de 20 años de familia dominicana que vive en Brooklyn. Trabaja en un negocio en el que se lleva mal con todas sus compañeras, gana unos dólares extras cantando (muy bien) a capella en el metro y sale con un amable chico ucraniano, Yuri (Yuri Pleskun), con el que parece llevarse muy bien. El primer quiebre se da cuando el padre de Yuri se enferma y él decide volver a Kiev a estar con él. La separación con Dakota es dolorosa, pero se vuelve aún más difícil cuando se inicia la guerra con Rusia allí y el reencuentro parece imposible.

Mientras pasan las estaciones del año, la vida de Dakota se va enredando: es víctima de una estafa inmobiliaria, tiene malas experiencias con hombres, su vida laboral se va haciendo cada vez más densa y así. Pero la chica –que va narrando de tanto en tanto sus sensaciones– intenta atravesar la situación como mejor puede. No siempre tomando buenas decisiones –hay una especialmente que es bastante problemática–, pero encontrando fuerzas donde no parece haberla.

Anderson tiene un gran ojo para capturar la zona en la que los protagonistas viven, la manera en la que se comunican y experimentan el día a día, creando un retrato de las afueras de Nueva York que es realista y a la vez lírico. Y si bien peca por momentos de un exceso de «epifanías visuales», poniendo más planos poéticos de los que quizás sean necesarios, TENDABERRY logra transmitir la sensación de ser un recuerdo a futuro, una filmación de una etapa en la vida de una chica que atravesó dolores y problemas pero que intenta, a su modo y no sin cuestionamientos, ir saliendo adelante.

Fiestas, bailes callejeros, paseos por la playa y los clásicos juegos del parque de diversiones de Coney Island aportan escenas bellas y momentos simpáticos varios para darle al film un tono cálido y un aroma a nostalgia inmediata. Así como las fotos de esa zona que la protagonista comenta la retratan hace más de un siglo y del mismo modo que el diario de Sullivan en video hace lo propio en los ’80, TENDABERRY tendrá esa misma función en el 2055. Quedará para ella y para quienes entonces puedan verlo.