
Series: crítica de «Amigos y vecinos» («Your Friends and Neighbors»), de Jonathan Trooper (Apple TV+)
Jon Hamm encarna a un ejecutivo de un banco de inversión que pierde su trabajo, se divorcia y se dedica a robar las casas de sus amigos millonarios para pagar sus deudas. Desde el 11 de abril por Apple TV+
Qué sucedería si Don Draper se convierte de la noche a la mañana en Walter White? De esa manera, los fanáticos de las series podrían resumir la trama de “Amigos y vecinos”, la nueva serie protagonizada por Jon Hamm, el célebre actor de “Mad Men”, que arranca el 11 de abril por Apple TV+. Se trata de una comedia dramática con toques de policial negro, en la que Hamm encarna a un millonario ejecutivo de una gran empresa que se divorcia, pierde su trabajo y, un poco a la manera de White –el protagonista de “Breaking Bad”–, pasa a dedicarse al crimen (des)organizado.
En los diez años que pasaron desde del final de “Mad Men”, una de las mejores series del siglo XXI y la que lo hizo famoso de la noche a la mañana, Hamm ha trabajado en muchas películas y series de televisión, pero salvo por unas pocas excepciones (personajes secundarios en “Top Gun: Maverick”, en la quinta temporada de “Fargo” o en la reciente “Landman”) no había encontrado un rol acorde a su potencial y a sus particulares características. “Amigos y vecinos” (“Your Friends and Neighbors”, en el original) parece ser el show adecuado para el actor, ya que utiliza esa mezcla de encanto y peligrosidad que caracterizó al célebre publicista mujeriego de su clásica serie.
En “Amigos y vecinos” Hamm encarna a Andrew Cooper, a quien todos llaman “Coop”, un hombre que hasta hace poco tiempo lo tenía todo. O eso creía. Era uno de los principales ejecutivos de una empresa de inversiones de alto riesgo, estaba casado con Mel (Amanda Peet), una psicóloga con la que tiene dos hijos adolescentes, y a lo largo de su vida fue acumulando dinero hasta vivir en uno de los barrios más lujosos y opulentos de las afueras de Nueva York, uno no tan distinto al que vivía Draper en “Mad Men”. Pero de golpe todo empezó a desmoronarse.

Un día Coop encontró a Mel en la cama con otro hombre, poco después se divorciaron y, a partir de un affaire de una noche que tuvo con una compañera de la empresa, fue despedido de la firma en la que trabajaba, con solo algunos meses de indemnización y sin la posibilidad de quedarse con su cartera de clientes. “Cancelado” en el mercado laboral por su affaire, lleno de deudas pero imposibilitado de abandonar su ritmo y su modo de vida –tiene una enorme cantidad de gastos–, Coop no sabe qué hacer hasta que, un poco por casualidad, se le ocurre una idea. ¿Por qué no robarles cosas a todos sus “amigos y vecinos” multimillonarios quienes jamás sospecharían de uno de su propio grupo?
De a poco, y gracias a la información que tiene de cuando cada familia vecina está de vacaciones o en salidas y fiestas, el tipo empieza a robar carísimos relojes, cadenas y carteras para venderlas en el mercado negro. Y, salvo por un ocasional perro que ladra o alguna incómoda situación, parece ser muy fácil hacerse de 50 mil o más dólares por cada hurto. Cuánto más tiempo pasa sin conseguir trabajo y más soporta situaciones humillantes de todo tipo, el hombre más se va enredando en un asunto que pronto deja de ser un hobby o un recurso desesperado y ocasional para ser una profesión full time y bastante organizada.
A la vez, su vida personal es bastante desastrosa. Su ex esposa sigue viviendo con el hombre con el que la engañó (un egocéntrico ex basquetbolista que jugó en la NBA), él tiene una amante con la que tiene una relación poco clara (la interpreta Olivia Munn), tiene una adorable hermana con problemas psiquiátricos y, más que nada, su relación con sus hijos prueba ser cada vez más difícil desde el divorcio. Sin muchas alternativas de las que agarrarse para mantener su modo de vida, Coop se transforma en un ladrón profesional. Trabajo que parecerá sencillo –los millonarios de ese barrio opulento suelen ser un poco laxos con la seguridad–, pero que demostrará ser más que peligroso.

El creador de “Amigos y vecinos”, Jonathan Tropper, aprovecha el carisma de Hamm para crear un personaje no tan distinto al de “Mad Men”, un tipo que puede ser encantador y pedante a la vez, carismático y agresivo, tierno e irritante en partes iguales. La diferencia es que aquí, por más que se vista muy bien y maneje autos caros, en realidad no tiene nada. O, mejor dicho, lo ha perdido todo. Se ha convertido en un delincuente de guante blanco –de entrada, bastante inexperto– que empieza a descubrir mundos que no conocía. Tanto los ligados al universo de la delincuencia como a las vidas privadas de sus compañeros del country.
El personaje resulta igualmente querible porque la mayoría de las personas a quienes roba –lo suyo pasa por llevarse una o dos cosas cuyo valor conoce bien, no vaciar las casas– son bastante impresentables, unos multimillonarios insoportables y crueles a los que odian casi todos, incluyendo el personal doméstico que trabaja para ellos. Y si bien Coop no tiene una misión a lo Robin Hood, uno entiende –como sucedía con el protagonista de “Breaking Bad”— la necesidad y la desesperación que lo llevan, inicialmente al menos, a la vida del crimen. Para lograr esa identificación ayuda el uso de la voz en off de Coop, que a lo largo de todos los episodios va analizando la situación que le toca vivir, la vacuidad de todo lo que lo rodea y cómo, de un día para el otro, ese mundo que se había construido como un ideal pasó a verse como algo hueco.
A juzgar por la primera temporada, da la impresión que Jon Hamm encontró, tras un largo tiempo, un personaje adecuado para su talento y su imagen. Es cierto que la serie no tiene, al menos por ahora, la delicadeza y la profundidad de “Mad Men”, pero dentro de su tono policial un tanto absurdo encuentra resquicios para ocuparse del drama personal del protagonista, un tipo que se hizo de abajo, llegó a la cima de eso que llaman “el sueño americano” y tuvo que empezar de nuevo, descubriendo en el camino su lado más oscuro.
Nota publicada originalmente en Tiempo Argentino