
Series: reseña de «The Last of Us – Temporada 2/Episodio 1», de Craig Mazin y Neil Druckmann (Max)
La segunda temporada comienza cinco años más tarde de los eventos de la inicial, con Joel y Ellie en la colonia de sobrevivientes enfrentando nuevos problemas. Con Pedro Pascal y Bella Ramsey. Por Max.
Con características de western invernal pero con zombies arrancó THE LAST OF US su segunda temporada, una que se avecina con algunos giros bastante diferentes a la inicial, al menos en cuanto a la lógica espacial del relato. Protagonizada por Pedro Pascal y Bella Ramsey, la temporada se inicia con un flashback al final de la primera, en la que Joel le miente a Ellie respectó a lo que pasó con los Fireflies –le dice que no pudieron encontrar una cura en vez de contarle que él la rescató– y ambos ponen rumbo al campamento de Jackson, Wyoming, donde esperan quedarse. Otra escena muestra a Abby (Kaitlyn Dever) como una de los sobrevivientes del dicha agrupación rebelde que jura, ante la tumba de los caídos en esa lucha, vengarse de lo que Joel les hizo, solo que «lentamente».
La acción de la serie empieza, realmente, cinco años después, cuando ya Joel y Ellie se han establecido en esa ya enorme ciudad del estado de Wyoming. La situación entre ambos es tensa –quizás porque Ellie duda de lo que Joel le dijo o quizás por la propia lógica de la adolescencia– y Joel, que ya se ha establecido como una de las personas importantes de esta comunidad, va a terapia a tratar de lidiar con su complicada situación emocional. Pero pese a los esfuerzos y confesiones propias de su terapeuta (Catherine O’Hara), un conflictuado Joel no se atreve a contarle que le mintió a Ellie.

Pero el episodio se centrará más que nada en Ellie, en su relación con su nueva amiga Dina (Isabela Merced), en sus entrenamientos físicos y de uso de armas, y en una muy tensa misión de reconocimiento por las afueras de la colonia que la lleva a tener un inesperado enfrentamiento con una criatura que parece tener algunas diferencias (es más inteligente) con las que ya conocemos. El altercado termina con una mordida (a Ellie, se sabe, no le pasa nada por ser inmune, pero en la colonia nadie lo sabe), una posterior reunión con las autoridades para discutir el tema y un conflicto entre los pobladores cuando ven a Ellie y a Dina besándose en una fiesta, conflicto que sigue tensando a la vez su relación con el protector Joel. Para el final, da la impresión que los temibles hongos están logrando ingresar a la ciudad a través de un tubo roto de ventilación.
Sin haber jugado ni conocer detalles del juego –más allá de lo que han contado los que sí manejan el tema– es difícil saber hacia dónde irá la historia y en qué sentido se aleja de lo que allí se cuenta, más allá de spoilers que se han filtrado en varios lados. Insisto que no importa y que las producciones audiovisuales deben analizarse por sí mismas y no en relación a los materiales que adaptan, por lo que en principio da la impresión que la serie ha conseguido establecer un ritmo y un tono propios, que puede ser muy serio y grave en un momento pero que conserva algunos apuntes cómicos.

El cocreador y director del episodio Craig Mazin logra aquí lo más difícil e importante de este tipo de productos derivados de otros más conocidos: crear un mundo creíble, con un tono y un clima propios, que no hagan sentir al espectador casual de un modo excesivo las deudas con el material previo. Más allá de los pequeños homenajes o posibles easter eggs, THE LAST OF US deja en claro que el público no necesita conocer el videojuego para ingresar a su historia y a sus personajes: ya tiene peso propio como serie televisiva.
El último plano del episodio muestra a Abby y a su gente llegando a las fronteras de la colonia, divisándola a lo lejos. Es, junto al posible ingreso de la infección, la otra gran puerta abierta a la acción del resto de la temporada. Si a eso se le suman las tensiones emocionales entre Ellie y Joel, y las que existen en la propia colonia, todo hace suponer que los próximos episodios crecerán en suspenso y acción. Una escena breve pero llamativa muestra a Joel proponiendo no dejar entrar más a «refugiados» del exterior porque no hay más lugar en la colonia, a lo que su cuñada María (Rutina Wesley) le responde: «Ustedes también eran refugiados». La escena no solo habla de otra línea problemática en la colonia –y en la lógica del propio Joel– sino una que tiene más de un paralelo con la vida real.