Cannes 2025: crítica de «Case 137» («Dossier 137»), de Dominik Moll (Competición)

Cannes 2025: crítica de «Case 137» («Dossier 137»), de Dominik Moll (Competición)

por - cine, Críticas, Festivales
15 May, 2025 03:48 | Sin comentarios

Una detective de asuntos internos investiga un incidente que tuvo lugar en una marcha cuando un manifestante fue herido gravemente por una bala de goma disparada por las fuerzas de seguridad.

Es imposible, al ver esta película, no pensar en el caso de Pablo Grillo, el joven fotógrafo argentino alcanzado por un disparo de gas lacrimógeno que le dio en la cabeza en una de las marchas de los jubilados de los miércoles en Buenos Aires. El CASO 137 que es el eje de este drama policial francés es muy similar. Aquí el herido es un joven de 20 años llamado Guillaume que, en diciembre de 2018, fue con su familia a una de las marchas parisinas de los «chalecos amarillos» que tanto ruido hicieron en Francia entonces. El joven –la película se inspira en un caso real– quedó severamente dañado en su cabeza por una bala de goma aparentemente disparada por las fuerzas de seguridad. Y acá –a diferencia, al menos formalmente, de lo que pasa en la Argentina–, la propia policía se toma el trabajo de investigar qué pasó.

Stéphanie (Léa Drucker) está a cargo del departamento de Asuntos Internos que se ocupa de estos casos ligados muchas veces a excesivos o desproporcionados usos de la violencia policial. Y solo de esas marchas lleva decenas y decenas de reclamos y casos a seguir. Pero hay uno que prueba ser más problemático y complicado que otros, y que aparece cuando una angustiada madre viene a reclamar. Allí, la humilde pero decidida señora le cuenta a Stéphanie que su hijo está internado con severas lesiones cerebrales y que quiere denunciar la agresión policial que lo dejó así. Ella no estaba presente en el momento –sí estaba un amigo del chico que tras eso terminó en la cárcel– y Guillaume no está en condiciones de hablar, por lo que la mujer se pone a investigar.

CASO 137 será la crónica de esa investigación, una que parece seguir paso a paso los detalles clásicos de todo relato de este tipo: revisación de cámaras de seguridad, entrevistas a miembros de las posibles fuerzas de seguridad que pudieron haber estado ahí, a testigos presenciales, pruebas balísticas, conflictos internos (los encargados de este área son, previsiblemente, odiados por sus colegas) y las tantas idas y vueltas que acostumbran tener estas investigaciones. En ese sentido, la película de Dominik Moll no se aleja demasiado de un thriller convencional, solo que con el costado de la violencia policial vista desde adentro como eje.

Ese es el costado que diferencia a DOSSIER 137 de otras, ya que Moll sigue a Stéphanie en su vida cotidiana, en su relación con su conflictuado hijo de doce años, en los problemas que tiene con su ex marido, con sus padres y hasta lo que le pasa con un pequeño gatito abandonado que recoge y con el que se queda. El ángulo clave acá es que la familia de Guillaume es de St. Dizier, una pequeña ciudad ubicada a unas tres horas de París, la misma en la que nació la detective y en la que su familia sigue viviendo. Ese detalle la mujer se lo guarda, pero marca fuerte y conflictivamente su relación con el caso en sí.

Un poco como TWO PROSECUTORS, la película de Sergei Loznitsa sobre un procurador que busca hacer justicia con las víctimas del terror estalinista que también compite en Cannes, uno sabe que los esfuerzos de Stéphanie difícilmente lleguen a buen destino. Moll no intenta vender un policial hollywoodense en el que los de Asuntos Internos son los héroes que demuestran que el sistema es perfectible sino que acá entran a jugar de manera más directa las zonas oscuras y contradictorias que aparecen cuando la policía se tiene que juzgar a sí misma por sus excesos. Y más aún ante una situación política desgastante que los tiene atribulados y sin aparente comprensión de parte de los políticos de turno.

El director de LA NOCHE DEL CRIMEN y LEMMING, entre otras, deja que esas contradicciones se hagan presentes y su película gana a partir de eso, logra salir del esquema más previsible de encontrar la prueba, la toma, la marca de la gorra o el agujero de la bala. Algunos discursos y comentarios sobre «el estado del mundo» (lo mal que hacen las redes sociales, el estado de la democracia y la función de los videos de gatitos) pueden resultar un tanto subrayados, pero son igualmente relevantes en estos tiempos.

Pese a esos innecesarios discursos, la película gana gracias a su muy buen elenco, a las contradicciones que muchos personajes presentan y a una impactante serie de reconstrucciones de las marchas de 2018 que sirven para otorgarle al film una verdad extra que no se lo da la investigación por sí sola. CASO 137 podrá no sorprender desde la puesta en escena ni desde el guión, pero pone en evidencia las zonas grises y ambiguas en las que funcionan los que tienen algún control sobre las vidas de los otros. Las víctimas, allá, acá y en cualquier lado, son siempre los que están lejos del poder.