Cannes 2025: crítica de «Meteors», de Hubert Charuel (Un Certain Regard)

Cannes 2025: crítica de «Meteors», de Hubert Charuel (Un Certain Regard)

por - cine, Críticas, Festivales
19 May, 2025 11:53 | Sin comentarios

Dos amigos tienen que conseguir trabajos fijos y dejar el alcohol para no ir a la cárcel en esta comedia dramática francesa de pueblo chico. Con Paul Kircher e idir Azougli.

Una película francesa con espíritu británico –o irlandés–, METEORS bien podría ser un film realista de algún seguidor de Ken Loach u otros realizadores de ese país. Pueblo chico, jóvenes con trabajos deprimentes y mal pagos, vacío familiar y alcohol por doquier, los protagonistas de METEORS no parecen tener mucho futuro en el lugar en el que viven, un pueblito rural perdido en Francia. Sueñan con «salir de la mala» mediante trampas, trucos, vendiendo objetos u animales robados o encontrando a un mítico pez que ha desaparecido de la zona que frecuentaba y por el que, se dice, le pagarían muchísimo dinero a quien lo encuentre.

Mika (Paul Kircher) trabaja atendiendo pedidos de automovilistas en Burger King y su amigo Daniel (Idir Azougli) roba objetos para vender y bebe. La vida delictiva de ambos se complica cuando roban un gato premiado, chocan con su auto y son llevados a juicio. Al estar alcoholizados reciben una condena en suspenso: deben tener trabajo fijo y estar limpios de alcohol si no quieren terminar en la cárcel. Pero no hay muchos trabajos disponibles para tipos como ellos, salvo uno: limpiar residuos nucleares. Un amigo de ellos, Tony, controla ese negocio pero ni él quiere darles el trabajo ese.

Finalmente lo hace, ambos empiezan a trabajar ahí, pero Daniel tiene un par de problemas. A diferencia de Mika, le cuesta mucho dejar el alcohol. Y por otra parte está teniendo unos raros e inoportunos desmayos un tanto inexplicables que podrían ser epilepsia, síndrome de abstinencia o algo desconocido que no tiene manera de controlar. Será así que la amistad de ambos será puesta a prueba mientras tratan de salir adelante en un lugar que no parece tener mucho futuro.

METEORS es una comedia dramática que sigue fiel a la evolución narrativa tradicional de este tipo de relatos. La primera etapa juega con el humor y la ligereza ligada a las actividades de la dupla y al carácter de borrachín simpático de Daniel. Aún con la sentencia sobre sus cabezas y en su nuevo y peligroso trabajo, el espíritu entre bonachón y pesado del chico le dan al film ese tono ligero. Pero las cosas irán cambiando de tono: las bromas dejarán de ser graciosas, la salud se volverá preocupante y el trabajo empezará a ponerlos en situaciones potencialmente riesgosas.

Recién en su segunda mitad la película empieza a ganar en potencia, ya que Daniel deja de ser una figura entre graciosa y algo patética para ser un problema real. Y el conflicto entre los amigos pasa por su incapacidad para dejar el alcohol y las drogas pese a los pedidos de la justicia y los riesgos personales que eso conlleva, especialmente por el trabajo que llevan a cabo y por las conexiones que eso pueda tener con su salud. Pero cualquiera que haya tenido amigos o conocidos adictos sabrá que no es sencillo ni fácil hacerlos cambiar de vida. Y ese es el drama de Mika, el protagonista del film.

Historia de pueblo chico, de ilusiones vanas y de vidas que parecen sin salida, METEORS es más que nada una película sobre la amistad y sobre todo lo que ella conlleva: grandes momentos, otros horribles, diversión, sacrificios, peleas, bromas y demás. La impotencia de Mika al ver que no logra sacar a su amigo de las adicciones es dolorosa y las explicaciones que Daniel le da –hay una escena fuerte entre ambos en la que se dicen de todo– suenan sino convincentes al menos entendibles. Para cuando el film de Charuel concluya, la emoción y hasta las lágrimas estarán bien ganadas. Con trucos clásicos de guión si se quiere, pero que funcionan.