Cannes 2025: crítica de «Nino», de Pauline Loquès (Semana de la Crítica)

Cannes 2025: crítica de «Nino», de Pauline Loquès (Semana de la Crítica)

por - cine, Críticas, Festivales
18 May, 2025 08:40 | Sin comentarios

Un joven francés recibe una dura noticia médica y a lo largo de un fin de semana intenta asumir la novedad y reconectarse con sí mismo y con quienes lo rodean. Con Théodore Pellerin, Jeanne Balibar y Salomé Dewaels.

El género «drama con enfermedad terminal» se ha vuelto una curiosa moda. Salas de cine, plataformas y festivales están llenas de películas con personajes con severas enfermedades o familiares que las tienen. En lo personal me llama la atención su popularidad pero claramente tocan algún nervio sensible y actual. Dentro de esta temática hay todo tipo de películas en cuanto a historias para contar y, obviamente, distintos resultados. NINO está entre las mejores. Toca un tema duro y difícil, sí, pero lo hace con una calidez, una ternura, una sutileza y un poder de observación que pocas veces se da.

Nino Clavel (el muy buen actor canadiense Théodore Pellerin) es un joven francés que, cuando la película empieza, está en un hospital para retirar unos estudios. Cuando le piden que vaya a ver a un doctor, se sorprende. Pronto, la sorpresa se transforma en shock cuando una médica le lee, bastante mecánicamente (en su defensa, ella creía que él ya sabía lo que tenía) algunos procedimientos que debe empezar a hacer el lunes. Nino no entiende de qué le habla hasta que la confusión se aclara: tiene cáncer de garganta.

Acá no hay una carrera contra el tiempo ni cálculos de probabilidades de supervivencia sino que lo que el film cuenta –un poco a la manera de CLEO DE 5 A 7, de Agnes Varda– es lo que Nino hace con la noticia a lo largo del fin de semana que tiene antes de empezar su tratamiento. Hay además un dato importante a tener en cuenta: la médica le dice que una vez que empiece quimioterapia y radiación no podrá tener hijos ya que su semen dejará de ser útil, por lo que le propone frizar una cantidad y dejarlo para potenciales usos futuros. Algo que, imaginarán, no será fácil de hacer en su estado.

El film se ocupará de lo que Nino hace a lo largo de esos días en los que prefiere no contarle a nadie lo que le pasa: tendrá una tierna charla con su madre (Jeanne Balibar) en la que hablarán de su infancia y de su padre que murió joven, se encontrará casualmente con una ex compañera de colegio (Salomé Dewaels) e irá a una fiesta de cumpleaños que ocupa buena parte de lo que podría definirse como el segundo acto de la película. Hasta cierto punto, la enfermedad parece quedar en segundo plano y uno observa a Nino –tímido, amable, cálido– como alguien que va reconociéndose en esos lugares y en esa gente, intentando entender qué le pasa.

No es NINO un film en el que el protagonista decide soltar amarras y cumplir sus deseos a sabiendas de que quizás les quede poco tiempo de vida. Nino está confundido, no logra caer y le llevará un tiempo asumir la realidad que le toca vivir, pero no tiene actitudes llamativas, ni eufóricas, ni especialmente depresivas. En un momento se enredará en unos problemas prácticos nocturnos casi de orden policial, pero ante cada situación es más un observador del comportamiento humano que otra cosa.

Triste sin ser melodramática, capaz de generar merecidas y sentidas lágrimas, y con una fuerte empatía para con todos los personajes que retrata –en especial los trabajadores y médicos de la salud pública francesa–, NINO se mantiene dentro de un código de realismo puro, acumulando escenas en apariencia casuales pero que, en la situación en la que está el protagonista, cobran otro peso, ganan en intensidad dramática.

No es tampoco una película sobre la muerte y lejos está de presentarse como un «canto a la vida», pero sí es una mirada humanista, profunda e inevitablemente dolorosa acerca de una persona que intenta poner la cabeza en orden antes de empezar una nueva etapa de su vida. Y es, perdón por la oportuna cita a EL ETERNAUTA, una de esas películas que prueban aquello de que «nadie se salva solo«. Para enfrentar una enfermedad o invasiones extraterrestres, lo importante es estar acompañado, vivir en una comunidad afectiva y saber que siempre habrá una mano amiga dispuesta a ayudar en los momentos más duros.