Estrenos: crítica de «Mensaje en una botella», de Gabriel Nesci

Estrenos: crítica de «Mensaje en una botella», de Gabriel Nesci

por - cine, Críticas, Estrenos
02 May, 2025 12:08 | Sin comentarios

Una sommelier logra viajar en el tiempo gracias a mensajes en botellas de vino complicándose la vida de formas impensadas. Con Luisana Lopilato, Benjamín Vicuña, Benjamín Amadeo, Luis Machín, Eduardo Blanco, Gabriel Corrado, Luciano Cáceres, Marina Bellati, Valeria Lois, Rafael Spregelburd e Inés Estévez. Estreno: 1 de mayo.

Aquello de los multiversos sirve también para las comedias románticas. En MENSAJE EN UNA BOTELLA, la cuestión es más lúdica que de física cuántica, más cercana a QUISIERA SER GRANDE o alguna fantasía de ese tipo que a una investigación científica a lo INTERESTELAR, de Christopher Nolan, pero alcanza para crear un dispositivo sobre el que se monta la trama. ¿Su objetivo? Contar una historia de relaciones, de segundas oportunidades en la vida, de errores que se intentan corregir pero no siempre con los resultados esperados.

Una morena y de entrada casi irreconocible Luisana Lopilato es la protagonista excluyente de una película que deja en claro que la comedia le sienta bastante mejor que esos un tanto forzados roles de detective que tiende a hacer en otras producciones audiovisuales. La actriz interpreta a Denise, una sommelier de vinos, una chica que sabe todo del tema y que tiene dos grandes maestros en su vida: su padre (Eduardo Blanco) y el dueño de una bodega (Luis Machín). La acción arranca en 2009 y allí la conocemos como una joven promisoria en su especialidad.

La acción, como pasará a lo largo de la película, irá saltando a través de los años. Cuando la volvemos a ver es 2019, han pasado diez años y las cosas no le han salido como soñaba. Frustrada y en crisis, se presenta en un concurso de cata en el que se topa con una serie de hombres con los que ha tenido complicadas relaciones amorosas y laborales en el pasado. Y en ningún caso le ha ido bien. Es allí que descubre un dispositivo para viajar en el tiempo: pone un literal mensaje en una botella hecha en un año específico y se traslada hacia ese momento en su vida, solo que con conciencia de haber hecho ese viaje.

Esas idas y vueltas (a 2015, 2013, 2011 y 2009) tendrán distintos objetivos y la devolverán siempre a un presente (2019) que se ha modificado, siguiendo aquella teoría del caos que asegura que si algo cambia mínimamente en el pasado todo será distinto en el futuro. Los viajes la irán enfrentando, en tono de comedia romántica, con una serie de parejas ligadas al mismo gremio con las que tuvo frustrantes relaciones, incluyendo a Benjamín Amadeo, Benjamín Vicuña, Luciano Cáceres y Rafael Spregelburd. Y en cada viaje, intentando arreglar lo que cree haber hecho mal, no hará otra cosa que enredarlo todo aún más.

Con un humor ingenioso, un buen uso de canciones pop clásicas (su padre tenía la teoría de maridar vinos y vinilos de The Police, Fleetwood Mac, Tom Petty y Queen, entre otros) y enredos simpáticos, MENSAJE EN UNA BOTELLA funciona como una singular comedia romántica en un tono británico a lo Richard Curtis. Es cierto que por momentos las idas y vueltas son excesivas y que, al durar dos horas, algunas subtramas definitivamente sobran, pero la ligereza de la propuesta y las buenas actuaciones del elenco (hay actores, como Gabriel Corrado, que hacen versiones absurdas de sí mismos) elevan la propuesta cuando la trama parece empezar a girar en falso.

Las emociones pasan más por la relación que Denise tiene con sus mayores (aunque no necesariamente con su madre, encarnada por Inés Estévez) y por esos toques melancólicos, casi de nostalgia, que el director de DIAS DE VINILO suma aquí y allá. Denise intenta controlar y manejar el tiempo para corregir sus errores y tener un mejor futuro. Pero el mundo no funciona así. Casi como una declaración budista, la película propone pensar aquello de «saber aceptar lo que no se puede cambiar, tener el coraje para cambiar lo que se puede y poseer la sabiduría para conocer la diferencia». Y si eso se logra tomando un buen Malbec, mucho mejor.