Estrenos online: crítica de «Mountainhead», de Jesse Armstrong (HBO Max)

Estrenos online: crítica de «Mountainhead», de Jesse Armstrong (HBO Max)

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25 May, 2025 02:13 | comentarios

Cuatro multimillonarios se juntan a pasar un fin de semana en una casa de montaña y entran en conflicto mientras el mundo se cae a pedazos. Con Steve Carell y Jason Schwartzman. Por HBO Max, desde el 31 de mayo.

No todos llegan a su opera prima de la misma manera. Algunos arrancan muy jóvenes, por su cuenta o recién salidos de escuelas de cine, mientras que otros van llegando más tarde, siguiendo otros recorridos. Jesse Armstrong debuta como director a los 54 años tras más de un cuarto de siglo destacándose como guionista de cine y series de televisión, y marcando una época gracias a su más famosa creación, la serie SUCCESSION. Quizás como agradecimiento de todos esos años de éxito –o como parte del contrato–, la ahora vuelta a llamar HBO Max le dio la posibilidad a Armstrong de probar suerte dirigiendo un proyecto propio. Y el endeble resultado es MOUNTAINHEAD.

Una película que funciona en el mismo universo de ultramillonarios e influyentes personajes del mundo de la política y los negocios, MOUNTAINHEAD mantiene hasta la estructura espacio-temporal de muchos de los episodios de SUCCESSION, de esos que transcurrían mayormente en un mismo escenario y con todos los personajes reunidos ahí participando de alguna situación cómica, dramática y catastrófica al mismo tiempo. Acá sucede eso mismo, pero con la diferencia es que los protagonistas no nos caen nada simpáticos. Dicho de otro modo: gran parte del éxito de la serie pasaba por el hecho de que los personajes, más allá de las cosas horribles que hacían –entre ellos y con el mundo– eran relativamente queribles, uno podía conectarse con sus falencias, sus miedos, sus tensiones. Acá eso no pasa y bloquea casi cualquier tipo de conexión.

MOUNTAINHEAD transcurre a lo largo de un fin de semana que cuatro de los hombres más ricos del mundo pasan en una lujosa casa que uno de ellos ha construido en el pico de una montaña en Utah. El host, de hecho, es el más pobre de todos ellos ya que su fortuna ronda apenas los 500 millones de dólares y sus amigos tienen billones de a varios. Se llama Hugo pero le dicen Souper (Jason Schwartzman), apodo que le dan por su relativa «pobreza» («Souper» deriva de «soup kitchen», como llaman allí a los «comedores populares»). El tiene exitosas aplicaciones de salud mental y negocios de todo tipo, pero comparado con los demás es de «segunda línea». Así y todo en algún momento se candidateará para manejar la economía argentina… y por qué no el país. Ya verán cómo.

Sus invitados son pesos pesados de verdad. Venis (Cory Michael Smith) es el dueño de Traam, una mezcla de Elon Musk y Mark Zuckerberg que está entusiasmado por la capacidad de su nuevo producto de IA de generar imágenes falsas que son inconfundibles con las reales. Esto está produciendo caos en todo el mundo –marchas, piquetes, asesinatos y revoluciones disparadas a partir de videos falsos–, pero al tipo no le importa mucho. De hecho, se ríe viendo en su teléfono lo que sucede. Steve Carell es Randal, el «Papa Bear» como lo llaman, un veterano billonario de la industria cuyo ángulo de entrada es otro: tiene cáncer y está interesado en los desarrollos posthumanos que maneja Venis, que prometen hacer un upload de una persona entera y conservarla eternamente en modo digital. Y quiere hacer crecer eso.

Si bien se han prometido que el encuentro sería para divertirse, salir a cazar y no hablar ni hacer negocios, el asunto es imposible de controlar. Más que nada porque el cuarto hombre, Jeff (Ramy Youseff), tiene algunos programas, ideas y características personales que confrontan con los otros. Está desarrollando una IA que detecta y anuncia las que son falsas –lo que lo vuelve rival directo de Venis– y es de los que creen que todo tipo de desarrollo tecnológico debe ser supervisado y moderado ya que, librado a su suerte, el mundo explotaría. Pero mientras los millonarios juegan con las economías y con los países como si fuera un Monopoly (Argentina y su crisis económico-política está entre los más mencionados en el film), y afuera el planeta parece explotar, los protagonistas empezarán a darse cuenta que tienen intereses muy opuestos y que no les es fácil seguir adelante con las apariencias.

Las similitudes de la película con SUCESSION están ligadas al concepto espacio-temporal, al mundo que retrata y, fundamentalmente, a la manera de hablar rápido y en código que tienen sus personajes. Acá los tipos negocian, se traicionan, vuelven a negociar y se vuelven a traicionar. En el medio, las redes sociales dan cuenta de que el mundo se cae a pedazos, pero a los tipos solo les preocupan sus juegos de poder y de dominación internos. Celo va, ironía viene, los cuatro literales jinetes del apocalipsis parecen convencidos de que la única manera de salvar al mundo es que los dejen hacer lo que quieran y cómo quieran.

Y si bien se juntan en plan comer, beber, hacer deportes, ir al jacuzzi a cielo abierto y mirar las espectaculares paisajes nevados de Utah, los empresarios pronto estarán yendo directamente a la yugular del otro para no perder, no ya dinero (que les sobra para varias generaciones), sino la sensación de ser los reyes del mundo. La película tiene similares características a SUCCESSION, pero a los personajes les falta la parte humana de aquella serie, que permitía que nos fascinaran estos negocios oscuros hechos por gente, por lo general, horrible. Y en algún punto de la trama, la propia mecánica narrativa se simplifica para convertirse en un thriller bastante básico.

Acá, de hecho, la ambición de los protagonistas es aún más grande: imágenes falsas que controlan al mundo, carreras armamentistas imparables, la segura destrucción del planeta y hasta la posibilidad de la vida después de la muerte. Pero egocéntricos como son, solo piensan en sus combates internos. Es cierto que la misantropía está habilitada a la hora de tratar a tipejos como estos, pero eso no ayuda mucho a que MOUNTAINHEAD sea una buena película. Armstrong trabaja a partir de temas actuales y lo hace utilizando diálogos ingeniosos y mordaces, pero con criaturas tan miserables e impresentables se hace imposible conectar.