Series: crítica de «Adultos» («Adults»), de Ben Kronengold y Rebecca Shaw (Disney+)

Series: crítica de «Adultos» («Adults»), de Ben Kronengold y Rebecca Shaw (Disney+)

Esta comedia sigue las desventuras de un grupo de cinco amigos que comparten una casa en el barrio neoyorquino de Queens. Estreno de Disney+.

A mitad de camino entre una sitcom de amigos de veintipico heredera de FRIENDS y una comedia absurda y disparatada más cercana a BROAD CITY, la nueva serie de Disney+ ADULTOS tiene un título que intenta ser un tanto irónico, ya que retrata las vidas de un grupo de amigos de veintipocos que deberían comportarse como tales –al menos buena parte de las veces– y casi nunca lo hacen. Viviendo juntos en un estado de caos y enredos permanentes, estos cinco «amigos (no tan) adultos» intentan atravesar los problemas de la vida cotidiana en Nueva York.

ADULTS apuesta a la comedia franca y absurda, la mayor parte de las veces, a la hora de armar este retrato de un grupo de amigos entre ansioso, neurótico, intenso y muy pero muy poco preparado para eso que conocemos como la vida real. Tienen, sí, una vida sexual intensa y muy comentada entre todos (van al baño en grupo y charlan mientras hacen sus cosas), pero para casi todo lo demás –digamos, cocinar un pollo al horno– son más que adolescentes tardíos. La serie creada por Ben Kronengold y Rebecca Shaw es breve, veloz y efectiva –son ocho episodios de 20 minutos se ven en un tirón o dos–, pero no siempre es convincente. O lo es de a ratos, cuando las bromas funcionan más allá del contexto.

Los dueños de la casa de Queens que todos comparten son los padres de Samir (Malik Elassal), un buen chico caracterizado por un extremo grado de torpeza en todos los niveles imaginables. El tipo no trabaja y, cuando tiene la oportunidad, la arruina de un modo que solo es posible en una serie de TV. La (aparentemente) más aplicada del grupo es Billie (Lucy Freyer), amiga de la infancia de Samir, quien pierde rápidamente su trabajo en un canal de TV cuando le insinúa alguna estrategia en plan #MeToo a su jefe. Insegura, miedosa pero aventurera en lo sexual, es un dechado de contradicciones.

La más intensa de todas es Issa (Amita Rao), que parece haber visto todos los episodios de BROAD CITY y modelar su vida, su actitud, su modo de hablar y de vestir en Ilana Glazer, una de las protagonistas de esa serie. Salvo por su origen étnico, es casi idéntica en su ruidoso, egocéntrico y siempre fiestero comportamiento. Es, de todos, la que menos idea tiene de que alrededor de ella existe un mundo y otras personas. Anton (Owen Theile) es un joven gay y afroamericano que es muy cool, querido y amigable, pero que hace mucho que no está con nadie. Ni siquiera ocasionalmente. El quinto y recién llegado es Paul Baker (Jack Innanen), un canadiense que está en una situación con Issa pero que se pasa todo el tiempo con Paul. Es bueno, amable, inocente y, como los demás, desconoce casi todo acerca de la vida.

La serie funciona a puro cringe. Los «adultos» en cuestión no pegan una: la cena para presentar un novio sale mal, una boda se enreda más de lo necesario, vender un arma es una tarea imposible y lidiar con lo que pasa en una clínica, algo inimaginable. Hay algo simpático en la mezcla de franqueza y torpeza de los protagonistas, pero llegado cierto punto todo se vuelve un tanto reiterativo, además de inconsistente. ¿Cuán «boludo» se puede ser a los 25? ¿Tanto? Ante cualquier situación uno ya sabe que elegirán la peor opción disponible de todas. Y así avanzan y retroceden al mismo tiempo.

Lo mejor que tiene la serie es que uno puede creerse, aún en este contexto, que estos cinco chicos son amigos. Desde el primer episodio en el que viven un encuentro incómodo en el subte hasta otro en los que deben lidiar, siempre con humor, con una adolescente que llega a Nueva York a abortar, los protagonistas de ADULTS transmiten esa energía de chicos de veintitantos que creen tener todo claro y a la vez son capaces de desarmarse ante el más mínimo inconveniente. Pueden ser irritantes y claramente no son del todo creíbles (la serie va más por la risa franca que por acercarse a la realidad), pero por momentos contagian con sus ganas de atravesar intensas experiencias, cualquiera que sea.