
Series: reseña de «The Last of Us: Temporada 2 – Finale», de Craig Mazin y Neil Druckmann (HBO Max)
Terminó la segunda temporada con un potencial hecho shockeante pero no del todo resuelto. Acá un resumen y análisis de los detalles. Obviamente, lleno de SPOILERS.
SPOILER ALERT de toda la segunda temporada de la serie
Al final del Episodio 7, con el que culmina la Temporada 2 de THE LAST OF US, muchos espectadores se quedarán dudando acerca del destino de Ellie, que quedará en suspenso hasta el estreno de la tercera temporada. ¿Qué pasó con ella? ¿Abby la mató tal como mató a Jesse (Young Mazino)? ¿La hirió? ¿Falló el disparo? Obviamente, uno desea que Ellie (Bella Ramsey) sobreviva, pero en esta temporada los creadores ya eliminaron a Joel, uno de sus protagonistas principales (Pedro Pascal), y de entrada es claro que parecen más interesados en que el público reflexione sobre lo que los personajes hacen que en lo que el espectador pueda desear. Es que muchas veces ese deseo puede ser contraproducente con la lógica de los hechos. Y hasta con la razón, la empatía y la humanidad.
El gran punto de la segunda temporada es ese: que los personajes se pregunten si tiene o no sentido lo que hacen. Lo que hizo Joel para salvar a Ellie es dudoso. Lo que hizo Abby (Kaitlyn Dever) para vengar a su padre es peor aún. Y Ellie, que conoce esa secuencia de hechos, se pregunta si su lógico (más que natural) deseo de revancha tiene realmente sentido. Es que si uno deja de lado el afecto que le tiene a Ellie, su cruzada vengativa viene siendo brutal. Torturó y mató a varios, incluyendo a una chica (Mel) que estaba embarazada. Sí, el disparo fue un accidente, pero eso no cambia nada: todo el plan de Ellie consiste en asesinar gente.

Sin embargo, en el episodio final, vemos algunas señales de que su brújula moral empieza a moverse. Su experiencia en Seattle —y los recuerdos persistentes de Joel— parecen alejarla de la sed de venganza y acercarla, lentamente, a una posibilidad de compasión. Deja de ver su misión como una cruzada absoluta y se pregunta sobre si todo lo que está pasando tiene sentido. De todas maneras, esos cuestionamientos desaparecen cuando descubre dónde se esconde Abby y va a buscarla. Si Ellie actuara pensando en los deseos de Joel, es claro que él habría preferido que ella se quede colaborando en Jackson antes que ir a vengarse de quien lo asesinó.
Pero no fue así: Ellie siguió y siguió. Si se hubieran quedado, ella y Dina estarían a salvo, y la ciudad tendría a dos de sus mejores patrulleros disponibles. Su venganza tenía un solo objetivo: matar a Abby. Una persona menos en el mundo. ¿Y para qué? Abby ya no representa una amenaza para nadie y Joel está muerto. Su venganza es solo para ella, no tiene otra razón de ser. Busca sanar, pero solo produce más destrucción. Ahora, Nora, Owen, Mel y su bebé están muertos. Jesse también. Tommy y Dina están heridos, y es difícil creer que Abby los deje vivir. Y hasta puede que Ellie también haya muerto. De todos modos, cuesta creer que su historia termine acá. El personaje está en plena transición –ética, moral, personal, sexual, de edad– y todavía tiene mucho para dar.
De hecho, la segunda temporada da la sensación de ser solo su primera mitad, cortada cuando las cosas están empezando a girar: los zombies están modificándose genéticamente, Abby y Ellie no tuvieron una verdadera confrontación, no sabemos qué pasa en Jackson y el mundo tal como lo vemos no ha alcanzado nada que se parezca a una solución. La tercera temporada está anunciada y ya que –según entiendo– no hay más temporadas del videojuego para «inspirarse», será cuestión de ver hacia donde los creadores deciden llevar lo que queda de THE LAST OF US: si a lidiar con los problemas éticos de la venganza o a aumentar la carnicería. Uno asume que encontrarán la forma de balancear las dos cosas. Lo que queda por ver es cómo…