Estrenos online: crítica de «Lo mejor del domingo: la historia jamás contada de Ed Sullivan» («Sunday Best»), de Sacha Jenkins (Netflix)

Estrenos online: crítica de «Lo mejor del domingo: la historia jamás contada de Ed Sullivan» («Sunday Best»), de Sacha Jenkins (Netflix)

Este documental se centra en la figura del conductor televisivo Ed Sullivan y cómo a través de su show ayudó a popularizar a artistas afroamericanos en los años ’50 y ’60. En Netflix.

Para la mayoría del público internacional, la figura de Ed Sullivan está ligada a la historia de los Beatles, ya que fue en su programa de la televisión estadounidense en el que se produjo la primera presentación en ese país de la banda británica, terminando por desatar eso que pasó a la fama como la Beatlemanía. Otros los recordarán por las presentaciones que en su show hizo un muy joven Elvis Presley, que se volvieron controvertidas en su momento por el «escándalo» que produjo el movimiento de su pelvis y piernas, a tal punto que en una de esas presentaciones las cámaras estaban obligadas a enfocarlo de la cintura para arriba. Pero Sullivan como persona y The Ed Sullivan Show como institución televisiva fue mucho más que eso.

Este documental dirigido por el recientemente fallecido Jenkins rescata no solo la fama y la popularidad de su show a lo largo de casi un cuarto de siglo (de 1948 a 1971) sino el espacio que su conductor le dio a los artistas afroamericanos, facilitando su entrada a hogares y regiones de ese país que no solían aceptarlos en esa época de racismo extremo, especialmente en el sur. Nacido en Harlem a principios del siglo XX, cuando era barrio de inmigrantes irlandeses y judíos, Sullivan fue criado por sus padres con una perspectiva humanista y solidaria que mantuvo a lo largo de su carrera, que empezó como periodista deportivo en un diario neoyorquino (allí defendía la integración racial en el béisbol y el fútbol americano) y que siguió luego como cronista de espectáculos para terminar, sorpresivamente, como conductor de la entonces incipiente televisión.

Sullivan no se sentía particularmente cómodo ante las cámaras –cualquiera que haya visto o vea clips acá de su show se dará cuenta de su rigidez física y de su gestualidad un tanto severa–, pero tenía buen gusto y un enorme talento para elegir artistas para llevar a su show. A diferencia de los actuales talk shows, lo de Sullivan no era un programa de entrevistas o de humor sino lo que se conocía como un variety show, un programa de domingo por la noche en el que se presentaban artistas en vivo, desde números circenses a sketches humorísticos (incluyendo al famoso Topo Gigio), pero más que nada shows musicales de todo tipo. Ser elegido por Ed Sullivan y dar un buen show allí era garantía de hacerse conocido –era uno de los programas de mayor rating, con picos de 50 millones de espectadores– y llegar a los primeros puestos de ventas en ese país.

SUNDAY BEST recupera algunos hitos de su carrera (Elvis, Beatles, Rolling Stones), pero su foco está puesto en el espacio que le dio a artistas negros de todo tipo y cómo defendió su participación frente a ejecutivos, políticos y sponsors que los rechazaban o temían por la reacción en los estados más racistas y segregacionistas del sur. A partir de este eje –usando entrevistas viejas al conductor y otras más actuales a artistas como Smokey Robinson, Harry Belafonte o Dionne Warwick, que pasaron por su programa–, la película va armando paralelos entre la historia de los cambios políticos y de la pelea por los derechos civiles en los Estados Unidos con shows de artistas afroamericanos que pasaron por el escenario de Manhattan (Broadway y West 53rd Street) que hoy lleva su nombre.

Es así que el documental es una buena excusa para ver clips de un muy joven Stevie Wonder, de Nina Simone, The Supremes (que fueron muchas veces), Bo Diddley, James Brown, Ray Charles, Jackie Wilson, Mahalia Jackson, Nat King Cole, Miriam Makeba, The Jackson 5, Belafonte, Warwick y también de muchos artistas de vaudeville de los años ’50. Es cierto que, al verlo así, pareciera que estamos ante un show tipo Soul Train cuando no era tan así, pero a la vez deja en claro la importancia que le daba a los artistas negros y el afecto y la cercanía que les profesaba cuando los ejecutivos y los sponsors le recomendaban ni siquiera darles la mano. El film usa por momentos una voz en off de Sullivan hecha con algún tipo de Inteligencia Artificial (se aclara de entrada) para poner en palabras cosas que él escribió acerca de esos u otros momentos. Y si bien no es la más elegante de las soluciones, no es algo que se note ni moleste mucho.

Es curiosa y amarga la coincidencia entre la aparición de este documental y el anuncio de parte de CBS –el mismo canal que daba The Ed Sullivan Show— de la cancelación del The Late Show with Stephen Colbert por motivos que, se sospechan, son políticos y ligados a las presiones de Donald Trump con los ejecutivos de esa compañía. Lo irónico del caso es que el show de Colbert se hace en el mismo escenario en el que Sullivan hacía el suyo y que, siete décadas después, los ejecutivos del mundo del espectáculo siguen demostrando su genuflexión frente a los poderes políticos de turno. El rating de su show le permitió a Ed Sullivan sobrevivir a esas presiones. Hoy parece que ni con eso alcanza.