
Locarno 2025: crítica de «Hijo mayor», de Cecilia Kang
Lila, una joven coreano-argentina, navega por las contradicciones de su identidad e intenta encontrar su lugar en el mundo. Su padre, Antonio, llega a Latinoamérica 18 años antes y decide apostarlo todo a la promesa del sueño de una joven inmigrante. Una epopeya familiar que busca regresar al pasado para reinventar el presente.
La mirada de Cecilia Kang es única en la Argentina e HIJO MAYOR lo confirma. No solo por hacer un cine muy personal y, en este caso, de características autobiográficas, sino por poner en pantalla las experiencias de la comunidad coreana en la Argentina, dando a conocer y sobre todo poniendo en imágenes e historias sus vidas, historias y perspectivas. En este, su primer film de ficción –o mayormente de ficción–, Kang explora lo que, finalmente, queda claro que es la historia de su propia familia.
La película empieza como un relato del tipo observacional, el retrato de una joven llamada Lila (Anita B. Queen, conocida como DJ y por su trabajo junto a Ca7riel y Paco Amoroso) que viaja con su padre, Antonio (Kim Chang Sung, de LA SALADA y series como GRADUADOS y LOS SIMULADORES), un hombre serio y de aspecto reservado, a un camping en la provincia en donde se unirá a un grupo de amigos de su padre –todos de la comunidad coreana– con los que comerá, se reirá y escuchará historias de los alcoholizados veteranos mientras busca en el lugar conectar con chicas de su edad.

La película de allí girará hacia un largo flashback en la que se contará la historia de Antonio, su padre, quien llega de Corea para afincarse en Paraguay y allí vive rodeado de deudas, problemas, intentos de sobrevivir económicamente y dificultades para emigrar. Encarnado a esa edad por Suh Sang Bin, Antonio es ahí un hombre muy distinto al que conocimos en el presente: más pendenciero, metido en situaciones complicadas (en algunos casos, violentas) y siempre sin dinero en el bolsillo.
La última parte de la película tiene un carácter documental y conecta lo que vimos hasta ahora con la vida personal de la directora y de su familia, reafirmando el carácter autobiográfico de lo visto, sumando otra etapa a la saga familiar, y algunos nuevos y complicados derroteros. HIJO MAYOR funciona como historia de vida, como homenaje y como un modo de echar luz sobre situaciones poco conocidas de la inmigración coreana a América del Sur.
La película también modifica sus tonos para cada etapa, empezando por una ficcional que aún así conserva cierto espíritu documental, siguiendo por una más claramente de época que utiliza códigos más propios del melodrama y culminando en un estricto documental autobiográfico. Más allá de la que extensión puede ser un tanto excesiva en su conjunto y los movimientos entre etapas en principio un tanto indescifrables, HIJO MAYOR va conjugando sus distintos modos narrativos para conformar algo que se parece bastante a una épica de fuerte carácter emotivo, de esas historias que al ser estrictamente personales pueden contener a la vez a todo el mundo.