
Locarno 2025: crítica de «Mosquitoes» («Le Bambine»), de Valentina y Nicole Bertani (Competición Internacional)
1997: Linda, de ocho años, se aleja de la villa suiza de su adinerada abuela con su despreocupada madre, Eva. En Italia, conoce a Azzurra y Marta. Un vínculo de verano une a las tres chicas en una pandilla formada para protegerse mutuamente, su juventud y su libertad.
Este coming of age colorido, que va de lo ligero a lo dramático, transcurre en 1997 y se centra en las desventuras de tres niñas –dos hermanas y una amiga– a lo largo de un intenso verano en un suburbio de Ferrara, Italia. Con una estética pop, un formato de pantalla casi cuadrado y una puesta en escena inquieta y movediza, LE BAMBINE (traducida al inglés como «Mosquitos» por algo que se explicará a lo largo del film) se inspira en las vidas de las realizadoras, las hermanas Valentina y Nicole Bertani, y en sus experiencias de esa etapa de sus vidas.
Las hermanas en el film son , Azzurra (Agnese Scazza) y Marta (Petra Scheggia), de diez y nueve años, que tienen una madre enfermera y un padre que nunca habla y solo fuma todo el día –una de las características curiosas, tipo AMELIE, que tiene la película. Cuando sus padres trabajan las dejan al cuidado de Carletto (Milutin Dapčević), un babysitter gay en una época en la que era rarísimo ver algo así en Italia. Las chicas llevan un verano despreocupadas, haciendo travesuras –su conflicto principal pasa por revisar la caca de su perro que se comió un ojo de vidrio– y aburriéndose hasta que se topa con una novedad en su vida que la modificará bastante.

En paralelo a las vidas de las hermanas, LE BAMBINE nos presenta a Linda (Mia Ferricelli), una chica que vive en Suiza junto a su joven y despreocupada madre, Eva (Clara Tramontano), en la casa de su abuela millonaria. Pero Eva decide llevarse a la pequeña a otra casa que la familia tiene en Ferrara y es allí donde Linda se topa con las hermanas y arman una amistad que las vuelve inseparables, a veces junto a Carletto, en otras metiéndose en la vida de algunos vecinos (hay una chica adoptada por una pareja en apariencia religiosa, dos mellizos adultos con algún tipo de discapacidad) y, al menos al principio, estando mucho con Eva, a la que le gusta ponerse como par de las niñas.
Pero las cosas se oscurecerán, especialmente en la vida de Eva. La aparición de algunos hombres en su vida darán pie a entender –siempre desde el punto de vista limitado de las niñas– que la mujer ha entrado en una espiral un tanto decadente contra el que Linda no sabe cómo combatir. Allí, más que nunca, sus amigas serán un apoyo, un sostén y una ayuda en los momentos más difíciles. Y las tres juntas, a veces sin control de los adultos, andarán por el pueblo con afán de llevarse todo por delante (especialmente Linda y Azzurra; Marta es más tímida) y metiéndose también en algunos problemas.
Más allá de algunos momentos en los que la película adquiere una estética un tanto videoclipera y/o publicitaria, LAS NIÑAS es una bella y, finalmente, emotiva película que habla –desde las miradas curiosas y no exenta de imaginación de estas chicas–, de temas serios como las paternidades y maternidades difíciles, las familias rotas, la homofobia, el egoísmo pero, a la vez, de cierta solidaridad que surge en esas comunidades que parecen estar aferradas al pasado y tratando, de a poco, de entender un presente bastante más confuso y ambiguo. Con imaginación, talento y algunos tics propios de primeras películas (para Valentina es la segunda, pero la anterior la hizo sola), MOSQUITOES es una promisoria entrada dentro de un subgénero que no se agotará en tanto los y las directoras tengas historias personales para contar.



