Locarno 2025: crítica de «The Birthday Party», de Miguel Angel Jimenez

Locarno 2025: crítica de «The Birthday Party», de Miguel Angel Jimenez

por - cine, Críticas, Festivales
10 Ago, 2025 12:16 | Sin comentarios

La historia se desarrolla a mediados de la década de 1970, en una isla privada del Mediterráneo, donde el magnate Marcos Timoleon organiza una lujosa fiesta de cumpleaños para Sofía, su hija y única heredera.

Hicieron una película sobre mí», le dice el magnate griego Marcos Timoleon (Willem Dafoe), a su biógrafo, un periodista llamado Ian Forster (Joe Cole). «¿EL PADRINO?», le pregunta Forster. «No –responde Marcos–, una sobre un tiburón gigante». Corre el año 1975 y es obvio a qué película el poderoso empresario se refiere. Encarnado por el trotamundo actor estadounidense, Timoleon es una versión apenas disimulada de Aristóteles Onassis: tiene una isla privada, calza similares anteojos y su historia personal es casi idéntica a la del famoso millonario. De hecho, la película empieza cuando su hijo menor, Daniel, muere en un accidente de avión, algo que también sucedió en la familia Onassis.

Años después de aquel hecho, Timoleon está en su isla organizando la fiesta de cumpleaños que da título al film. Es para su otra hija, Sofia (Vic Carmen Sonne, la actriz danesa de LA CHICA DE LA AGUJA), quien quedó ahora como única heredera pero lleva una vida un tanto fiestera y descontrolada. Timoleon, torturado por la muerte de su hijo favorito, tiene algún plan personal detrás de la aparatosa fiesta, y se nota que con su gente de confianza está organizando algo, aunque no queda claro qué es.

THE BIRTHDAY PARTY contará lo que sucede a lo largo de esa noche de decadente fiesta de millonarios y sus «parásitos» (sic), en la que habrá números musicales, regalos ostentosos, mucho alcohol y un contingente eurotrash que no tarda mucho en emborracharse, desnudarse, tirarse a la piscina y otras libertades propias de ese tipo de evento y de esa época. Sin que la mayoría de los invitados lo sepan, por debajo se cuecen asuntos densos. Emma Suárez encarna a Olivia, madrastra de Sofía y a punto de divorciarse de Marcos, quien negocia su separación. Hay paparazzi ocultos, potenciales candidatos para la hija y una serie de secretos que se irán develando a lo largo de la noche.

Dirigida por el realizador español de UNA VENTANA AL MAR –que no casualmente filmó en Grecia con Emma Suárez– y basada en la novela homónima de Panos Karnezis, THE BIRTHDAY PARTY tiene como atractivo principal la presencia dominante de Dafoe, que parece controlar todos los acontecimientos que lo rodean. Espía a sus familiares, a sus invitados, es un tipo claramente dolido que tiene un plan un tanto extravagante para esa noche. Pero las cosas no necesariamente sucederán tal como las tiene planeadas. Por fuera de Dafoe –que se pasea desnudo, canta canciones y baila descontrolado–, la película baja en interés e intensidad, perdiéndose en una ensalada de acentos y diálogos mediocres, y con personajes que no son tan interesantes como deberían serlo para sostener el drama.

Filmada con elegancia –la fotografía es notable– en unos escenarios paradisíacos, THE BIRTHDAY PARTY tiene un efecto algo retro, la sensación de estar viendo esos europuddings de los años ’90, que era la manera ácida de describir esas coproducciones entre varios países de Europa que terminan perdiendo toda identidad local. Los momentos más fuertes pasan cuando Marcos se encuentra con Sofía a solas –un personaje inspirado en Cristina Onassis, de similar vida caótica y que murió en Argentina en 1988– y allí salen a la luz muchas de las tensiones que existen entre padre e hija.

Pero la película nunca cobra demasiada vida propia más allá de algunas excéntricas situaciones, momentos aislados y las conexiones que uno puede hacer entre lo que ve y la historia real. Vale la pena, más que nada, para seguir observando la peculiar carrera del incansable actor de PELOTON, quien lleva ya más de cuatro décadas girando por el mundo y pasando de grandes películas de Hollywood a títulos independientes hechos en distintos países del mundo (en Venecia se lo verá como protagonista de THE SOUFFLEUR, del argentino Gastón Solnicki), a razón de cinco o seis al año. Más allá del proyecto que lo involucre, Dafoe es un actor que siempre da placer ver. Sus elecciones –sus gestos, sus silencios, su presencia– siempre hacen mejor a una película. No necesariamente las salva –este es uno de esos casos–, pero las hace más intrigantes.