
Estrenos / San Sebastián 2025: crítica de «Miss Carbón», de Agustina Macri
El drama de la realizadora de «Soledad» sigue a una adolescente trans en la Patagonia, dividida entre su sueño de trabajar en la mina y su camino hacia la feminidad. Se verá en la sección Made in Spain en San Sebastián y se estrenará en Argentina el 2 de octubre.
Me soñé minera antes que mujer”, dirá en un momento Carlita, que lidia en MISS CARBON con esos dos sueños que, a la vez, se superponen y contradicen. Carlita es una adolescente trans que vive en un pueblo patagónico –la película se filmó en parte en Río Turbio, en el sudoeste de Santa Cruz, donde sucedió la historia real en la que la película se basa–, cuya vida y sociedad se mueve alrededor de la cercana mina de carbón. Y siempre, desde su infancia, tuvo en la cabeza la idea de trabajar allí adentro, en medio de a oscuridad y el riesgo. Un sector –y un tipo de trabajo– habitualmente masculino, que quizás no parezca de entrada algo como para ella.
Pero esta adolescente en apariencia tímida sabe muy bien lo que quiere. Y está dispuesta a sufrir las incomodidades del caso. El asunto es complicado porque «Carli», como le dicen, figura en su DNI como varón, por lo que técnicamente no debería tener impedimentos en trabajar en la mina. Pero una cosa es lo que dice la costumbre (no la ley, sino los hábitos y hasta las supersticiones) y otra, la experiencia. De hecho, las mujeres tienen prohibido trabajar ahí por un mito que dice que traen mala suerte y hasta pueden causar derrumbes. Y esta es la historia que la película contará, una suerte de doble coming-of-age de una protagonista que quiere ser mujer y minera. O viceversa.

Interpretada por Lux Pascal –actriz trans chilena que es además hermana de Pedro Pascal–, Carla se maneja con discreción y cuidado, tratando de no antagonizar pero a la vez haciéndose respetar cuando alguna situación se complica. Distanciada de su familia religiosa que no termina por aceptar sus cambios, Carla encuentra compañía en su mejor amiga (Laura Grandinetti) y, más que nada, siente el apoyo de las travestis del boliche del pueblo, que tienen su poder e influencia en ese mundo rudo y áspero en el que están bastante integradas. Después de todo, más allá de las hipócritas apariencias, entre los obreros de la mina y las chicas del boliche hay una constante relación.
Con una bella y oscura fotografía que presenta en toda su dimensión el impactante paisaje del sur argentino, la directora de SOLEDAD vuelve a centrarse en otra mujer independiente que trata de superar los límites de lo que se supone que puede o debe hacer una mujer. Enmarcada en la lucha por la Ley de Identidad de Género –cuya aprobación marcará un giro un tanto curioso en la vida de la protagonista–, la película trata de ir más allá de ser una simple y esquemática historia de superación personal. Es que hay ingredientes en el medio que complejizan la historia, ya que la posibilidad de poder ser «legalmente» mujer no necesariamente es lo más conveniente para el trabajo.
Es inevitable mencionar que la realizadora es la hija del ex presidente argentino Mauricio Macri, más que nada por lo diferentes que parecen ser sus temas, sus puntos de vistas ideológicos y hasta, uno supone, sus miradas sobre el mundo. MISS CARBON se mete de lleno, con una mirada humanista y empática, en el mundo de las prostitutas trans, de los sacrificios de los trabajadores de las minas y de los pueblos que viven de industrias como esa, algo que parece estar a años luz de la mirada sobre el país de su padre. Pero más allá de eso, la película funciona por su inmersión en los detalles, por dar la sensación de meter al espectador dentro de esas minas y de esa gente que lucha por sobrevivir ante duras circunstancias.

La película deja algunos cabos narrativos sueltos, tiene una estructura por momentos un tanto extraña (su conflicto principal aparece cerca del final), unos apuntes sobre el trato que a Carla le dan las mujeres que trabajan en la mina que bordean la misoginia y un tono que quizás se pasa de solemne, pero siempre aparece algún momento ligero o hasta algún apunte romántico (allí aparece el actor español Paco León) que permiten airear el clima y abrir la historia a otros registros. Escrita por la experimentada Erika Halvorsen –oriunda de esa zona– junto a Mara Pescio (MARILYN), esta coproducción con España prueba que Agustina Macri es una directora con un presente y un futuro más que promisorios.