Estrenos / San Sebastián 2025: crítica de «Belén», de Dolores Fonzi (Prime Video)

Estrenos / San Sebastián 2025: crítica de «Belén», de Dolores Fonzi (Prime Video)

Una mujer que aborta espontáneamente en un hospital es detenida por asesinato y enviada a la cárcel en este film centrado en los intentos de liberarla. Con Dolores Fonzi, Camila Pláate, Laura Paredes y Julieta Cardinali. Estreno en salas, en el Festival de San Sebastián y luego en Prime Video.

Belén llegó una madrugada al Hospital Avellaneda de Tucumán con dolores abdominales y luego de dos horas de encontrarse hospitalizada con el diagnóstico de ‘abdomen agudo’, tuvo un aborto espontáneo [….] Ante aquel evento obstétrico adverso fue ingresada al Servicio de Ginecología para que le practicaran un legrado y al despertar de la anestesia se encontraba rodeada de efectivos de la policía. Había sido acusada por el equipo de salud que la atendió de haberse provocado un «aborto». Acto seguido intervino personal del Poder Judicial y luego de cinco días de internación, le dieron de alta médica para enviarla directamente al Penal Santa Ester.»

Así comienza la Dra. Soledad Deza un informe acerca del llamado «Caso Belén» que sacudió al país y a la prensa internacional a mediados de la década pasada. BELEN, la película de Dolores Fonzi que se basa en el caso tal como fue recogido por la escritora y periodista Ana Correa en su libro «Somos Belén», se inicia con esta escena. Una chica, llamémosla Belén (no es su nombre real) llega con muchos dolores abdominales al hospital, en el que la atienden con cierto desgano y/o cansancio nocturno. La observan, le recomiendan algunos calmantes y no se preocupan demasiado por ella. La chica pide ir al baño, camina unos metros y vuelve de allí ensangrentada. Se duerme y, al despertarse está rodeada de un grupo de policías que bruscamente la esposan y poco después la llevan a la cárcel, acusándola de asesinato.

El año es 2014, falta todavía para la Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo, y especialmente en provincias conservadoras del norte argentino, como lo es Tucumán, lo que sucedió es catalogado como un crimen. Nadie escucha a Belén (Camila Plaate) ni a su familia, la abogada de oficio que le ponen (Julieta Cardinali) quiere sacarse rápido el asunto de encima y todo parece indicar que la chica, que encima está en la cárcel esperando el juicio en lugar de hacerlo en su casa, será condenada por mucho más tiempo por «asesinato agravado por el vínculo». Quizás, hasta recibirá cadena perpetua. Casualmente, Deza (Dolores Fonzi) escucha lo que está pasando, trata de ayudar, se mete a investigar pero como no es su caso es poco lo que puede hacer.

BELEN se enfoca directamente en el caso en sí y en sus vericuetos legales sin buscar profundizar demasiado en las historias personales de sus protagonistas, con un concepto clásico y afín a cierto cine norteamericano. De «Belén» sabremos poco y nada, más allá de que su madre y su hermana se cargan encima la denodada tarea de ser escuchadas por una justicia que no les presta atención. De Soledad conoceremos tan solo un poco más: está casada (Sergio Prina, de la actual UN CABO SUELTO, interpreta a su amable marido), tiene dos hijos, y se conduce con la pasión, la obsesión y la furia de alguien que no puede creer lo que está pasando con la acusada.

En primera instancia Belén es condenada y a partir de ahí Soledad y su colega (Laura Paredes) toman el caso para hacer la apelación. Es allí donde empiezan a tomar real dimensión de la dificultad de la tarea: demoran darles el expediente (Luis Machín encarna al juez), se generan campañas mediáticas que califican como asesina a la chica, dan a conocer su nombre cuando no estaba permitido hacerlo –con los costos sociales y laborales que tiene eso para la familia de la chica– y hasta el intento de Soledad de ir a la tele a dar a conocer el punto de vista de la defensa no termina del todo bien. Los medios y cierta parte de la sociedad tucumana no les da lugar. No solo eso. Pronto empezará a recibir amenazas y atentados.

La película de la actriz y directora de BLONDI se centrará de ahí en adelante en la manera en la que Soledad arma un equipo multidisciplinario que toma la tarea de hacer correr la voz en el país e internacionalmente del caso, tratando de ver si así logran torcer la historia. Y la película llegará así a lo que mucha gente ya conoce: las marchas, las máscaras y las movilizaciones que muchos consideran el antecedente de lo que, poco tiempo después, se convertiría en el furor de los pañuelos verdes y la campaña a favor de la ley. Todo, en el medio de una investigación en la que Soledad y equipo descubren decenas de errores y malos manejos judiciales.

BELEN, a diferencia de BLONDI, se organiza y posiciona como un film clásico, una narración de corte más académico y tradicional que se enfoca en el caso y en el tema que lo ocupa. En ese sentido tiene más de una similitud con ARGENTINA 1985 –dirigida por Santiago Mitre, pareja en la vida real de Fonzi–, otro film que toma un caso célebre y lo organiza a partir de los abogados (en ese caso, fiscales), sus vidas personales, las amenazas recibidas y el juicio en sí como centro dramático de la trama. En el film de Fonzi cobran un papel fundamental las marchas, las manifestaciones y la presión internacional de organizaciones que dejan en evidencia la brutal injusticia cometida con esta chica tucumana.

Es un film quizás menos personal e íntimo de lo que es BLONDI y surge, uno supone, de la indignación y la bronca que generan este tipo de injusticias. Si bien las leyes posteriores parecían haber llegado para impedir y evitar que este tipo de cosas vuelvan a suceder, las actuales circunstancias políticas hacen pensar que no se está lejos de volver a reivindicar aberrantes actos como los cometidos contra «Belén». Si la película tiene una misión, un objetivo, es ese: volver a mostrar, una y otra vez, las injusticias de una sociedad patriarcal que no presta verdadera atención a las necesidades y a los deseos de las mujeres.