
San Sebastián 2025: crítica de «Couture», de Alice Winocour (Competición Oficial)
Angelina Jolie protagoniza este film que entrelaza historias en plena Semana de la Moda de París. Entre pasarelas brillantes y cuerpos frágiles, el drama expone la presión, la ambición y la vulnerabilidad detrás del glamour.
Varias historias ligadas al mundo de la moda se combinan en COUTURE, un film que hace juego a su título que a la vez referencia a la moda en sí y al concepto más amplio de costuras, que en este caso exceden lo específico de esa industria para ir a algo más personal, psicológico y hasta físico. Lo que Alice Winocour hace aquí es «entretejer» (inserte aquí emoji con guiño de ojo) varias historias ligadas a lo que sucede en la mítica Paris Fashion Week en una semana que, en más de un sentido, se le presenta complicada a varios personajes. No es un film que intente en sí desnudar las contradicciones ni las miserias de esa industria pero, a su manera, lo que hace es mostrar su lado oscuro, las complicadas vivencias y padecimientos de aquellos que vemos brillar sobre pasarelas y escenarios.
La principal de las historias está ligada al personaje de Maxine, interpretada nada menos que por Angelina Jolie. La actriz, contra lo pensado, no encarna ni a una modista ni modelo (o ex modelo) sino a una cineasta de terror estadounidense que viene del indie y que va a Francia a filmar un corto sobre vampiros que acompañará una de las presentaciones de moda. Su idea es quedarse allí y aprovechar para filmar una película «de verdad». Pero apenas llega recibe un llamado que –ella no parece darse por aludida pero el espectador lo sabe– será problemático, ya que un médico vio una biopsia suya y le pide que haga una consulta urgente con un colega allí. Ella, metida en lo suyo, parece no prestarle demasiada atención.

Otra de las historias está ligada a una chica del Sur de Sudán, una joven e inexperta modelo africana de 18 años que es elegida por un casting para actuar de vampiro en esa película y modelar. La chica no tiene experiencia, no está segura de querer dedicarse a eso (estudia para farmacéutica) y apenas si puede caminar en tacos altos sin caerse. Con esas dificultades y dudando sobre qué hacer, tiene que sobrevivir en un competitivo mundo de modelos que parece, al menos de entrada, muy poco solidario.
La tercera historia complementa las otras dos y las contiene. Es la Angèle (Ella Rumpf, de RAW), una maquilladora que va de aquí para allá entre shows, presentaciones y rodajes, tratando de ser solidaria con las que desfilan o actúan y escuchando sus historias. La mujer las anota en un cuaderno y sueña publicar una novela contando esas microhistorias del mundo de la moda y, en un sentido, la película que vemos parece ser la versión audiovisual de esas notas que toma e historias que escucha.
Habrá otros personajes importantes en la trama. Louis Garrel será un director de fotografía con alguna historia con Maxine, Vincent Lindon encarnará a su médico y hay otras trabajadoras del mundo de la moda (una costurera, otras modelos) a las que vemos sufrir en ese largo detrás de escena que trabaja aquí la directora de PROXIMA y REVOIR PARIS. El problema de la película, en cierto punto, es que su carácter episódico empieza a diluir su potencia y no todas las subhistorias tienen la fuerza suficiente para imponerse por sí mismas.

Tan solo por la presencia de Jolie, Garrel y Lindon, la historia de Maxine es sin dudas la más potente de todas. Y si bien las otras tienen ángulos y momentos valiosos, la sensación que queda es que la película bascula entre todas ellas sin encontrar nunca del todo el eje. La idea de ir ampliando el espectro para mostrar diversas formas de incomodidad, dolor y sufrimiento en esa industria (no en todos los casos las experiencias son negativas) es en sí buena, pero en lo dramático se resiente la estructura, se vuelve más difusa y pierde potencia.
Jolie logra cautivar no solo con su magnética presencia sino con las dudas de su personaje, que no sabe si ocuparse de su salud o de su carrera. Y Winocour aprovecha las marcas en su cuerpo –las que le hacen para una potencial operación– para reforzar esta idea de «costuras» con la que trabaja la película, las que tienen que ver con la ropa que nos ponemos pero sobre todo con el cuerpo que las carga. Cuando un evento importante en el Fashion Week termina en caos por una tormenta, queda claro la mirada que COUTURE tiene sobre ese mundo, uno que presiona a sus empleados para dejar su vida de lado para ocuparse en algo que, literalmente, se vuela con el viento.