
San Sebastián 2025: crítica de «Her Heart Beats in Its Cage» («Jianyu laide mama»), de Qin Xiaoyu (Competición Oficial)
Zhao Xiaohong se interpreta a sí misma en el sobrio drama sobre la vida tras la cárcel, la maternidad y la supervivencia en la China actual.
En un formato que trae a la memoria algunos ejemplares del cine iraní en el que personas que vivieron una historia la recrean ellos mismos en un relato para la cámara, HER HEART BEATS IN ITS CAGE narra, de forma modesta pero efectiva y breve, lo que sucede cuando Zhao Xiaohong –quien se interpreta a sí misma y le dicen solo «Hong»– es liberada después de diez años de una condena carcelaria mucho más larga por haber asesinado a su marido. La mujer logra salir no solo por tener buena conducta en la prisión sino debido a que, por su habilidad para cantar, pudo ayudar a otras en su misma situación a participar en programas de arte. La dificultad, tras salir de allí, será poder estar con su hijo, Lele (Wang Junyan), al que prácticamente no conoce y que vive con su abuela paterna.
El caso que la llevó a la prisión fue duro –ya se explicará brevemente qué pasó–, pero su relación con la abuela es bastante aceptable. Le es más difícil que Lele le preste atención. El chico, tímido y callado, no sabe qué pasó con su padre pero está encariñado con su abuela y su madre no logra del todo conectar con él. Y más se complica cuando la mujer consigue un trabajo en Xi’an –una ciudad grande, mucho más que el pueblo en el que viven– y propone llevárselo allí. Desde ese viaje en adelante, el film de Qin Xiaoyu se centrará en las complicaciones de adaptación entre ambos, las de Lele a su nueva escuela y las que la propia Hong tiene para conseguir trabajo siendo ex presidiaria y madre soltera.

Qin le escapa –salvo por un breve momento– a cualquier tipo de exceso melodramático o a escenas de alta intensidad. Tanto Hong como su hijo y la gente que va conociendo en el camino –incluyendo a un potencial nuevo novio– son de hablar poco y hacer sus vidas. Lo más parecido a un cambio pasa por el hecho de que Hong descubre una manera de generar ingresos que es cantando vía streaming y transmitiéndose a sí misma, algo que no le gustará demasiado a su hijo.
Qin opta por trabajar el tema de un modo calmo, casi cerebral. Hay un drama potencialmente intenso circulando alrededor de la historia –un crimen, una familia rota, una sociedad que no se lleva bien ni con ex convictos ni con madres que tienen que ocuparse de sus hijos y quieren pedir unas horas en el trabajo–, pero prefiere contarlo casi en voz baja, con una inusual mezcla de pudor y calma. Las situaciones difíciles que madre e hijo atraviesan o las decisiones que una y otro toman son, salvo una, manejadas de igual modo, pese a la seriedad que revisten. Y ese bajo perfil hace crecer la potencia de las revelaciones.
Sin ser una gran película, HER HEART… presenta una de esas historias mínimas del interior profundo de la China contemporánea que lidia entre respetar ciertas tradiciones familiares y las presiones y conflictos de la vida moderna. Para Hong esa es su mayor preocupación: poder ser la madre que no fue y, a la vez, encontrar la manera de sobrevivir en un mundo que le da la espalda. Fácil no será y el discretamente emotivo final dejará en claro que aún hay mucho camino por recorrer.