San Sebastián 2025: crítica de «Olmo», de Fernando Eimbcke (Horizontes Latinos)

San Sebastián 2025: crítica de «Olmo», de Fernando Eimbcke (Horizontes Latinos)

por - cine, Críticas, Festivales
25 Sep, 2025 05:50 | Sin comentarios

La nueva película del director mexicano de «Temporada de patos» y «Club Sandwich» retrata las tensiones cotidianas de una familia latina en Nuevo México con calidez, ironía y optimismo.

Un bálsamo de humor y humanidad en medio de una cinematografía como la mexicana que tiende a correrse hacia el lado opuesto, el cine de Fernando Eimbcke funciona casi como un correctivo y un llamado de atención: se puede hacer cine desde América Latina apelando a la ligereza, la simpatía y una mirada finalmente positiva sobre los seres humanos. Films como OLMO o la reciente VAINILLA, de Mayra Hermosillo (presentada en Venecia), son historias de crecimiento que, si bien no esconden un contexto difícil, se acercan a él desde un costado amable, hasta luminoso.

Lo más curioso de OLMO es que es producida por la compañía de Michel Franco, acaso el cineasta más radicalmente opuesto en términos de estilo a Eimbcke, alguien cuyo cine es un catálogo de atrocidades y degradaciones varias. En algún punto, abrirse a este tipo de miradas sobre el mundo quizás le sirvan para aligerar aunque sea un poco su propio cine. Es que desde TEMPORADA DE PATOS en adelante que Eimbcke viene pintando a una grupos de jóvenes mexicanos (o, en este caso, mexican-americans) con el espíritu algo inocente de las comedias generacionales tan caras al cine estadounidense. Solo que en su caso, desde un estilo más desafectado, indie, ligeramente irónico.

Lo primero que llama la atención aquí es el carácter bilingüe de la propuesta. Su protagonista, Olmo Lopez (Aivan Uttapa) y sus amigos, hablan en inglés, mientras que la generación de sus padres y mayores lo hacen en castellano. No usan spanglish ni se traducen ni se malentienden. Funciona así, como si esa fuera la lógica interna. Salvo algún mínimo comentario en español de los chicos, lo demás requiere ir y venir entre los dos idiomas. Para estas familias que viven en New Mexico, es lo más normal del mundo.

Olmo y su hermana Ana (Rosa Armendáriz) viven con sus padres, la sacrificada Cecilia (Andrea Suárez Paz) y Néstor (Gustavo Sánchez Parra), que está postrado en la cama con esclerosis múltiple y necesita ayuda para todo, ayuda que a veces llega y otras, no. Es que todos están acostumbrados a vivir de ese modo, lo cual genera que no se angustien o desesperen ante los problemas. De hecho, lo central en la trama pasa por el deseo de Olmo de salir e ir a una fiesta –está interesado en su vecina Nina– y tener que ocuparse del padre es uno de los potenciales problemas que podrían impedirle cumplir con ese sueño.

Junto a su amigo Miguel (Diego Olmedo), lo que más quiere Olmo es estar con Nina y una buena forma de hacerlo es ofrecerle su equipo de música para llevar a la fiesta en cuestión. Pero el equipo no funciona, el auto tampoco y las obligaciones laborales de su madre y las personales de su hermana lo pondrán ante la disyuntiva de tener que dejar solo al padre en la casa para cumplir su sueño de estar un poco más cerca de la vecinita. Y eso, ni más ni menos, es el mundo en el que se maneja la película de Eimbcke, una comedia humana sobre las decisiones que tomamos a diario, nuestras complicadas familias y el deseo de querer estar con esa chica que tanto nos gusta.

La historia transcurre en 1979 y tanto el diseño como la música (hay un excelente uso de «Cum On Feel the Noize«, en la versión original de Slade, y una preparada coreografía en torno a un clásico de FIEBRE DEL SABADO POR LA NOCHE) reflejan la época. Pero no de una manera en extremo naturalista. Hay algo de fábula en la puesta en escena del film, en ese pueblo que parece pintado en estudios y esos personajes un poco más pintorescos que en la realidad. Y cuando los problemas por los «pecados adolescentes» surjan, el director de CLUB SANDWICH optará por no traicionar su tono amable y, si se quiere, componedor. En el clima social (y cinematográfico) en el que se vive, sus películas son quizás más necesarias que aquellas que intentan recordarnos las crueldades que vivimos a diario. Son pruebas de que se puede vivir y pensar el mundo de otra manera.