San Sebastián 2025: crítica de «Una película de miedo», de Sergio Oksman (Zabaltegi-Tabakalera)

San Sebastián 2025: crítica de «Una película de miedo», de Sergio Oksman (Zabaltegi-Tabakalera)

por - cine, Críticas, Festivales
22 Sep, 2025 05:34 | Sin comentarios

Padre e hijo van a un hotel abandonado en Portugal donde surgen historias de terror en esta mezcla de documental y ficción del director de «O futebol».

El hotel abandonado es un lugar mítico para los amantes del cine de terror. Se ha visto en bastantes películas pero está inevitablemente ligado a EL RESPLANDOR, de Stanley Kubrick. Es, en UNA PELICULA DE MIEDO –film en forma de juego en el que Sergio Oksman combina documental y ficción, retrato familiar y película de género–, un escenario de variadas resonancias. Hacia uno de estos hoteles cavernosos va el realizador junto a su hijo, Nuno. Y en el pasado familiar ese tipo de establecimientos tienen a la vez una historia densa, pesada, que se irá desarrollando. Ir a un hotel abandonado tiene algo de ir a enfrentarse a esos miedos: los del cinéfilo apasionado por el género, sí, pero más que nada los de un padre con un pasado que lo inquieta.

En el cuento que aquí se cuenta –no importa determinar cuán cierto o no es lo que vemos– a Nuno no le dan miedo las películas de terror. Les gusta verlas y no se asusta nunca, al punto que se ríe con algunos juegos macabros. Siguiendo esa idea, padre e hijo van a un hotel llamada Terminus, en Lisboa, envejecido, semi-abandonado y a punto de cerrar para que se encare allí una renovación. Los dos se quedarán solos para compartir momentos juntos, tratar de que Nuno aprenda portugués (Sergio es brasileño, vive en España hace muchos años y su hijo habla poco la lengua de su padre) y contarse historias de terror.

Entre recuerdos de películas que Oksman quiso filmar en esa ciudad (la historia de un asesino serial que tiraba personas desde un acueducto y cuyo rodaje quedó trunco, por ejemplo) y recorridos por ese hotel un tanto tétrico atendido por un raro y simpático amigo (el fotógrafo portugués Daniel Blaufuks), UNA PELICULA DE MIEDO empieza a incorporar otros registros e historias del pasado del realizador, que tuvo tanto un abuelo como un padre que un día «se le soltaron los cables» y abandonaron a sus respectivas familias. Y Sergio, separado también, se pregunta si eso puede sucederle a él también. ¿No será esa, disimulada en este elaborado dispositivo lúdico/cinéfilo, la verdadera película de miedo a la que temerle?

Tratando en todo momento de evitar el documental autobiográfico/terapéutico (O FUTEBOL tenía una lógica similar y se centraba en su relación con su padre durante el Mundial 2014 en Brasil) pero siempre bordeando ese registro aún sin querer hacerlo, UNA PELICULA DE MIEDO asume su costado lúdico, su juego abierto a imaginarse dentro de una película de ficción que habla de miedos que son más cercanos y menos ligados a un género cinematográfico. No hace falta recordar de qué trata EL RESPLANDOR para tener claro cuál es el verdadero eje de la película. El homenaje al cine es una forma de jugar con verdades que son más dolorosas: los miedos de la vida real.