Series: crítica de «Las muertas», de Luis Estrada (Netflix)

Series: crítica de «Las muertas», de Luis Estrada (Netflix)

Basada en la novela de Jorge Ibargüengoitia, la serie narra el ascenso y la caída de las hermanas Baladro que en los años ’60 levantaron un imperio de burdeles y pasaron a la historia como las asesinas más despiadadas del país. Disponible en Netflix.

Uno de los más relevantes cineastas mexicanos, director de exitosos y críticamente valorados títulos como LA LEY DE HERODES, LA DICTADURA PERFECTA y ¡QUE VIVA MEXICO! –todo un especialista a la hora de satirizar la actualidad y la historia política de su país– debuta en las series como creador y director de los seis episodios de LAS MUERTAS, adaptación al audiovisual de la reconocida novela que Jorge Ibargüengoitia publicó en 1977. La novela parte de un hecho histórico real de la llamada «crónica roja» que tuvo lugar en los años ’60 cambiando nombres y circunstancias específicas. Y la serie es fiel a esa versión, siguiendo los hechos tal como fueron narrados por el escritor.

Usando ocasionalmente un formato de entrevistas hechas en un momento cronológico indeterminado de la historia, LAS MUERTAS funciona como una continua serie de flashbacks que van mostrando distintos episodios y circunstancias en la evolución de las hermanas Serafina y Arcángela Baladros, que para cuando comienza la historia, intentan comprar un terreno para montar un importante burdel. Mientras la historia se enfoca en la relación entre Serafina (Paulina Gaitán) y un panadero llamado Simón (Alfonso Herrera), con el que tiene una tórrida pero a la vez complicada relación romántica, Arcángela (Arcelia Ramírez) mueve sus contactos políticos para poder inaugurar lo que luego será el Casino del Danzón, popular burdel de la ciudad al que van los políticos y empresarios, y que es hasta bendecido por el párroco local.

Pero mientras Serafina maneja –muchas veces sexualmente– a la policía local y el burdel se transforma en un éxito, empiezan los problemas. Si bien la serie está «vendida» como la historia de unas asesinas seriales, hasta bastante avanzado el relato nada de eso sucede acá. Lo que Estrada va contando es cómo el poder político va cercenando las posibilidades de las hermanas Baladros de tener su burdel. Le cierran uno, ellas abren otro, le cierran el siguiente y así, hasta que las mujeres llegan a un estado crítico en lo que respecta a lo económico, a lo que se suma un fastidio y desprecio por la hipocresía de la sociedad local que las subleva. Y ahí sí, a partir de la muerte por una mala praxis de una de sus prostitutas, la cosa empieza a oscurecerse del todo. Primero, mediante algunos raros accidentes. Luego, de una manera un tanto más brutal.

Filmada con un registro clásico y musicalizado al mejor estilo Hollywood de los años ’50, LAS MUERTAS apuesta por un formato tradicional en cuanto a lo estilístico, más allá de una franqueza sexual más propia de décadas posteriores. Con un tono que empieza relativamente ligero y se va poniendo más denso con el paso de los episodios, la serie abandona lo cómico y se torna violenta, mezclando crítica política con escenas propias de un relato de suspenso, siempre poniendo como protagonistas a dos mujeres complicadas, que son a la vez víctimas del maltrato de los poderosos pero que también replican ese maltrato y engaños con las muy jovencitas chicas que explotan para trabajar con ellas.

La serie logra crear un clima ominoso en tanto las Baladro van perdiendo de a poco su status y poder social y terminan escondidas y sin dinero, con un «plantel» de chicas prácticamente desahuciadas que siguen viviendo con ellas. Y a partir de allí la situación ya tomará ribetes terroríficos, bien propios de la «crónica roja» que hizo famoso el caso en los años ’60. Pese a sus episodios un tanto largos que se pierden un poco en subtramas no del todo relevantes, LAS MUERTAS va creciendo en tensión y gravedad para lograr, finalmente, hacer un retrato psicológico y ético que habla de la hipocresía y la crueldad de la sociedad mexicana de esa y de todas las épocas.