Series: reseña de «La Casa Guinness» («House of Guinness»), de Steven Knight (Netflix)

Series: reseña de «La Casa Guinness» («House of Guinness»), de Steven Knight (Netflix)

por - Críticas
25 Sep, 2025 08:08 | Sin comentarios

Tras la muerte del patriarca de la poderosa familia dueña de la cervecería más importante de Irlanda, los hijos se disputan el control mientras el país entra en caos. Desde el 25 de septiembre por Netflix.

Con la ya a esta altura marca registrada del autor de PEAKY BLINDERS, esta serie ambientada fundamentalmente en la Dublin del siglo XIX propone una combinación de esa estética pop para tratar asuntos y temas de época con una trama que toma elementos de shows tipo SUCCESSION. Esta vez, en lugar de un conglomerado de medios lo que se disputa esta shakespeareana familia irlandesa es el millonario negocio de la cervecería más famosa de ese país.

LA CASA GUINNESS se pone en marcha a toda orquesta, casi como si se tratara de un musical, con escenas de acción que parecen coreografiadas y temas de Fontaines D.C. y Kneecap que, convengamos, no se corresponden a la época. No es un problema, necesariamente, este tipo de formato para acercarse a historias de época. De hecho, no molesta. Lo que sí irrita un poco es el tempo videoclipero que la serie presenta de entrada. Por suerte, con el correr de los episodios, un poco se tranquiliza.

A diferencia de SUCCESSION acá la batalla se presenta de arranque ya que la serie comienza con la muerte de Sir Benjamin Guinness, el entonces todopoderoso dueño de una empresa a la que hizo crecer mucho y que no solo es líder en su rubro sino que parece controlar hasta la política irlandesa, tratando de alinearla con la inglesa. Las dos líneas centrales y paralelas del relato serán las del drama político y el familiar. Y ambas se cruzan todo el tiempo, inevitable y explosivamente.

Acá también hay cuatro hijos que esperan ser herederos de la fortuna y la empresa familiar, todos muy distintos entre sí. Anthony Boyle y Louis Partridge encarnan, respectivamente, a Arthur y Edward, los más obvios sucesores al padre. El primero, más conservador (no en su vida personal sino ideológicamente) y pro-británico, tiene una vida sexual secreta que obliga a mover piezas en el tablero político local. El segundo desea que su hermano se dedique al Parlamento y está dispuesto a hacer algunas concesiones curiosamente progresistas para lograr el voto popular. Así, espera, podrá manejar la compañía a su antojo, siempre dentro de las «obligaciones» precisas del testamento del patriarca.

Anne Guinness (Emily Fairn) es mujer y, como corresponde a la época, no es tenida muy en cuenta. Pero un encuentro/accidente casual la hace entrar en un «viaje» bastante personal. En tanto, Benjamin (Fionn O’Shea) es un alcohólico al que, al menos de entrada, nadie le presta demasiada atención, algo así como la «oveja negra» de la familia. Esta batalla por la sucesión y por los manejos de la compañía se da en un contexto de tensión política entre católicos y protestantes, entre irlandeses e ingleses y, obviamente, entre clases sociales: los refinados y millonarios Guinness y los muchísimos empleados que trabajan para ellos en diversos rubros.

Así se plantea una serie de altísimo presupuesto y un ritmo intenso que, después de ese episodio inicial en plan Guy Ritchie logra bajar un par de cambios y dar lugar a ciertas sutilezas, diálogos más afilados y traiciones sobre traiciones: entre hermanos, entre políticos, entre clases y así. James Norton, Jack Gleeson y Dervla Kirwan son otros de los buenos actores que completan el elenco, con el primero de ellos metido más en las disputas en los bajos fondos –es algo así como un capataz, «mano dura» de los Guinness– que en los salones de la alta sociedad.

Basada, según el cartel que da comienzo a cada episodio, en historias reales ligadas a la familia Guinness, la serie de Knight tiene los atractivos visuales y la fiereza de sus mejores trabajos mezclados con cierta estilización publicitaria que conspira para que uno pueda tomárselo realmente en serio como un denso drama de época. Algunos momentos de comedia y muchos de bastante violenta acción complementan una serie que enganchará a los fans de PEAKY BLINDERS probablemente más que a los de SUCCESSION.