Estrenos online: crítica de «El efecto Casa Blanca», de Bonni Cohen, Pedro Kos y Jon Shenk (Netflix)

Estrenos online: crítica de «El efecto Casa Blanca», de Bonni Cohen, Pedro Kos y Jon Shenk (Netflix)

A partir de un minucioso trabajo con material de archivo, este documental reconstruye cómo los líderes estadounidenses pasaron de reconocer el calentamiento global a negarlo por completo. Lo que alguna vez fue un consenso científico entre ambos partidos se transformó en una guerra impulsada por el poder económico.

Los documentales hechos con material de archivo suelen ser los más contundentes y efectivos de todos. Si bien sus materiales son tan manipulables como los de cualquier otro modelo o formato, hay algo en la potencia de esas imágenes tomadas en el momento de los hechos que no puede ser reemplazada con entrevistas, análisis, testimonios y mucho menos reconstrucciones. La fuerza de films como THE WHITE HOUSE EFFECT parten de eso. Y es curioso que sean una rareza absoluta, al menos dentro del mercado de documentales angloparlante ligado a temáticas sociales y/o políticas que circulan en plataformas. Es usual toparse con este tipo de films en festivales europeos pero no es tan común que sean un estreno relevante semanal de Netflix.

El título EL EFECTO CASA BLANCA puede ser confuso y hacer pensar que se trata de algún documental sobre la situación política actual de los Estados Unidos. Si bien de algún modo lo es –los problemas ligados al cambio climático que se narran acá deberían ser prioridad de la administración política actual, que los ignora y rechaza–, el film dirigido por Bonni Cohen y equipo se concentra especialmente en la etapa que va entre 1977 y 1992, cuando el tema entonces conocido como «efecto invernadero» comenzó a llamar la atención de la gente en ese país a partir de brutales olas de calor y sequías que devastaron la economía.

Lo que el documental intenta demostrar –mediante informes televisivos de la época, publicidades, testimonios ante el Congreso, convenciones, documentos públicos e internos y mucho material generado por la propia Casaa Blanca– es cómo un tema en el que ambos partidos políticos parecían coincidir apoyándose en los datos científicos fue girando con el correr de los años para transformarse en una disputa entre dos bandos opuestos entre sí: los que siguen apoyándose en los datos científicos que revelan los peligros del calentamiento global y los que, sostenidos por las grandes empresas petroleras, intentan desacreditar esa evidencia que año a año se hace más notoria.

El eje central aquí pasará por la presidencia de George Bush (padre), que empezó intentando modificar la nula manera en la que el gobierno de Ronald Reagan se ocupaba del asunto para de a poco ir cediendo a las presiones económicas y políticas que lo llevaron a ir dejando de lado el tema y finalmente ignorarlo o hasta ponerlo en cuestión. Si bien el documental se ocupa específicamente de cómo los Estados Unidos –el país que más gasta y consume combustibles fósiles– tuvo la oportunidad de haber marcado una diferencia en la materia y la dejó pasar, lo que a la vez plantea es cómo se construyen y desparraman ideas políticas que niegan las evidencias científicas en función de intereses económicos.

Esta grieta ideológica que se fue armando en esos años hoy no es ninguna novedad: la construcción de un discurso anti-científico o la difusión de las más absurdas teorías conspirativas, especialmente a partir de la aparición de las redes sociales y sus algoritmos, se han hecho tan o más populares que cualquier evidencia empírica, y hoy cualquier tema es manipulado para crear enfrentamientos y posturas radicalmente opuestas.

La negación del cambio climático no es el único asunto en caer en esta falsa antinomia –ver sino el descenso de la vacunación en todo el mundo y los problemas que eso está generando–, pero quizás sea el más grave de todos. El hecho de tener que generar políticas públicas para resolverlo tocara fuertes intereses económicos de las grandes petroleras fue el que lo convirtió en un tema en disputa. Y lo fascinante de THE WHITE HOUSE EFFECT es que nos muestra otro tipo de evidencia: la del material de archivo. Ver allí a líderes republicanos y a sus científicos apoyando, al menos en una primera etapa, la idea de tomar recaudos contra el cambio climático es una prueba bastante empírica –no científica, pero casi– de que todas las opiniones se pueden manipular cuando el poder real quiere que así sea.