
Estrenos online: crítica de «La mujer del camarote 10» («The Woman in Cabin 10»), de Simon Stone (Netflix)
Mientras navega en un yate de lujo por una asignación laboral, una periodista ve cómo lanzan a alguien por la borda a mitad de la noche. Sin embargo, no faltan pasajeros ni miembros de la tripulación. A pesar de que nadie le cree, ella está decidida a investigar. Con Keira Knightley y Guy Pearce. Desde el 10 de octubre en Netflix.
El mercado del thriller adaptado de un popular best seller tiene un ejemplar tan tradicional como remanido en LA MUJER DEL CAMAROTE 10, film de intriga y suspenso que transcurre mayoritariamente en una locación y en la que se produce un enigmático thriller que alguien debe resolver. La vuelta de tuerca, en este caso, no solo es saber quién es el asesino sino si realmente hubo un crimen o no. Adaptada, con bastantes modificaciones, de la novela homónima de Ruth Ware escrita en 2016, la película protagonizada por Keira Knightley y un importante aunque bastante desperdiciado elenco se centra una periodista del periódico inglés The Guardian llamada Laura (le dicen «Lo») Blacklock, premiada por sus investigaciones pero también un poco traumada por las experiencias vividas en ellas, especialmente en la última.
En plan relax, Lo le propone a su editora (Gugu Mbatha-Raw) lo que parece ser un artículo tranquilo y hasta cómodo. Un millonario, Richard Bullmer (Guy Pearce), la ha invitado a un crucero en el que anunciará la formación de una fundación a la que donará su dinero su esposa, Anne (Lisa Loven Kongsli), que tiene cáncer y está por morir. El crucero es en su yate privado y Lo está rodeada de ricos y famosos, con sus excentricidades y peculiares comportamientos. Entre ellos, el médico personal de Anne (Art Malik), una pareja de ricachones pedantes del mundo del arte (David Morrissey y Hannah Waddingham), un fotógrafo que fue pareja suya (David Ajala), una estrella de rock (Paul Kaye), gente «del ambiente» (Kaya Scodelario, Daniel Ings) y un amplio número de personas que trabaja en el yate.

Este elenco propio de un buen whodunit se topa, previsiblemente, con uno de ellos. Al entrar por error al camarote 10 (el suyo es el 8), Lo se encuentra y conversa brevemente con una mujer rubia (Gitte Witt) que sale de ducharse y se va, abochornada por el momento incómodo. Esa misma noche Lo escucha ruidos en ese cuarto, oye luego el sonido de un cuerpo cayendo al agua y ve una mancha de sangre en la pared. Sale a pedir ayuda, todos corren, se desesperan, pero le dicen que nadie falta, que todos los que abordaron el barco siguen ahí. Lo insiste con lo que vio y describe a la mujer, pero nadie sabe de quién les habla. Sin evidencia alguna (la mancha de sangre se esfuma), todos empiezan a cuestionarla y a preguntarse si esta traumada periodista no está imaginando cosas. Evidentemente, no es así. Y pronto Lo se pondrá en marcha para tratar de descubrir qué pasó en el Camarote 10 mientras que se vuelve obvio que hay gente tratando de que no avance en su investigación.
El misterio tiene sus giros imprevisibles, pero la película raramente abandona su tono de «club de lectura» para fans del true crime. Un poco Agatha Christie –subgénero del film de suspenso que creció mucho en estos años, especialmente desde el éxito de ENTRE NAVAJAS Y SECRETOS, la mayoría de ellos en una sola locación– y otro tanto el característico thriller en el que una persona que no es detective profesional debe resolver un potencial crimen que solo ella vio o creyó haber visto, THE WOMAN IN CABIN 10 no logra escaparle a la cadena de casualidades y exageraciones que plantea la trama, especialmente en su segunda mitad.
La película falla porque su conflicto central se apoya en algo que puede ser creíble en una novela pero es más difícil hacerlo funcionar en cine (revelar el motivo sería spoiler), porque los personajes están definidos con apenas un par de matices (gran parte del elenco no tiene mucho que hacer acá y ni siquiera se desarrolla del todo la posibilidad de que sean sospechosos) y porque, una vez develada una parte del misterio, lo que sigue empieza a volverse implausible. Una «novelita de playa» llevada con poco más que profesionalismo a Netflix, LA MUJER DE LA CABINA 10 es una película que será rápidamente olvidada. No solo por los que la vieron sino también por los que la hicieron.