
Estrenos online: crítica de «La vecina perfecta» («The Perfect Neighbor»), de Geeta Gandbhir (Netflix)
Una disputa vecinal en Florida entre una mujer blanca y un grupo de niños afroamericanos se descontrola hasta terminar en tragedia. A través de imágenes reales de cámaras policiales, el documental revela el racismo, la paranoia y la violencia detrás de la cultura del “derecho a defenderse” en Estados Unidos. Estreno de Netflix.
Señora, me alcanza la pelota?«, solía ser una de las situaciones más problemáticas de la infancia en la época en la que yo era chico. Todos teníamos algún vecino o vecina –de la casa, del barrio, de algún lugar público de juego– de carácter fastidioso que tendía a enervarse excesivamente cuando un grupo de chicos que jugaba al fútbol o a algún otro deporte solía molestarlo. A veces solo eran gritos o voces fuertes las que incomodaban a esa persona. El asunto solía tener como máxima complicación no recibir la pelota de vuelta o recibirla pinchada, pero no mucho más que eso. Los tiempos, claramente, ya no son los mismos.
En LA VECINA PERFECTA una situación de ese tipo escala abruptamente en tan solo una cuestión de meses que terminan muy mal, con un crimen violento. En un barrio del condado de Marion, Florida, una señora blanca de nombre Susan se la pasaba llamando a la policía porque muchos de los chicos del barrio –en su mayoría afroamericanos– jugaban en un terreno lindero, pegado a su propiedad pero no estrictamente suyo. A la mujer le fastidiaban los ruidos, los gritos, quizás algún pelotazo y casi mensualmente todo terminaba con la policía yendo a calmar las tensiones barriales. Se lo tomaba de una manera leve: una vecina quisquillosa y claramente un tanto racista que no se llevaba bien ya no solo con los niños sino con todas las familias del barrio.
El caso, a partir de detalles que verán en el film, tomó otro cariz cuando apareció un arma, hubo una víctima fatal y el asunto pasó a mayores. El el estado de Florida existe una ley llamada «stand-your-ground» (más o menos traducible como «doctrina de mantenerse firme») que dispone que las personas pueden, en ciertas circunstancias, usar la fuerza (incluso letal) para defenderse si consideran que enfrenta una amenaza física de riesgo, sin tener obligación legal de intentar huir o retirarse primero. Esa controvertida disposición ha hecho que crecieran los asesinatos –en especial de personas blancas a negras– apoyados en esta teoría, muchos de ellos justificados porque una persona vio en su propiedad o cerca a alguien que consideró amenazante. ¿Entra este caso en esa lógica?

La película de Gandbhir se organiza a partir de un dispositivo particular que la hace muy especial. Está compuesta, casi en su totalidad, por material captado por las cámaras corporales que usan los policías en sus actos públicos, más algunas cámaras de seguridad de centros de detención o salones de justicia y algún noticiero. Con esos materiales que no son en principio propios, la directora va mostrando los distintos reclamos de la cada vez más enajenada señora, la irritación de los padres de los niños y a la policía tratando de calmar las aguas. «Es mejor que estén jugando acá a la pelota que robando o asaltando», dirá un policía tratando de una curiosa manera de calmar las cosas. Todo parece manejable, vecinal. Pero en un país con mucho racismo, muchas armas y una creciente grieta política, las cosas siempre pueden explotar.
A partir de un caso único, LA VECINA PERFECTA es un notable documento de todos esos problemas, que se exacerban en el estado de Florida pero suceden en muchas otras partes. La película puede ser dura de ver y por momentos –especialmente en algunas imágenes captadas por las cámaras policiales que muestran el sufrimiento de los familiares de la víctima– un poco limítrofe en cuanto a qué corresponde o no mostrar. Pero nunca se aleja de lo concreto y comprobable del caso. La escalada de la situación es una clara prueba de un país que no parece encontrar la forma de convivir pacíficamente entre distintos grupos sociales, económicos y, especialmente, raciales.
Una larga escena en la que la mujer está detenida y siendo interrogada quizás sea la mejor y más fuerte demostración no solo del conflicto planteado sino de la elocuencia del dispositivo utilizado. Se han hecho decenas de documentales sobre asesinatos motivados por el odio o el miedo racial –odio y miedo cada vez más incentivado por las autoridades–, pero lo que diferencia a THE PERFECT NEIGHBOR es la forma utilizada y la verdad que se desprende de ella. Uno puede discutir algunas elecciones de montaje, pero la verdad la terminan revelando esas cámaras que captaron todo en directo.
De hecho, si uno quisiera entender o justificar de algún modo a la mujer –admitamos que puede ser irritante tener chicos gritando todo el tiempo al lado de la casa de cualquiera–, las imágenes captadas en cada una de las visitas de los policías atendiendo sus llamados dejan en evidencia que la mujer exacerba y magnifica los conflictos a partir de miedos y preconceptos que exceden la lógica de la situación. Y esa verdad no se puede actuar ni reconstruir: es una evidencia que se ve a diario y que la cámara capta, como dice la frase, como una verdad a 24 cuadros por segundo.