Series: reseña de «Nadie quiere esto – Temporada 2» («Nobody Wants This»), de Erin Foster (Netflix)

Series: reseña de «Nadie quiere esto – Temporada 2» («Nobody Wants This»), de Erin Foster (Netflix)

La relación romántica entre el rabino y la chica no judía avanza con sus complicaciones en la nueva temporada de esta comedia romántica protagonizada por Kristen Bell y Adam Brody. Estreno de Netflix.

La misma magia y los mismos inconvenientes que tuvo la primera temporada de esta comedia romántica reaparecen en la segunda, que intenta seguir adelante con la complicada relación de pareja que tienen Joanne (Kristen Bell) y Noah (Adam Brody), quienes han sobrevivido una serie de problemas y hoy parecen tener una pareja consolidada, viviendo juntos y tratando de ser parte de sus respectivas vidas sociales y familiares. Como recordarán los que vieron la primera temporada, no es algo sencillo ya que Noah es un rabino judío con una familia bastante tradicional y Joanne, bueno, no es «de la cole» y no es del todo aceptada por la comunidad.

Ya esa lógica atrasa 60 años, al menos por fuera de las comunidades ultra-ortodoxas. La idea de que Noah no pueda tener una esposa no judía, que eso enoje brutalmente a su madre y hasta le haga poner en riesgo su trabajo como rabino no solo suena trillado e irreal sino que le hace perder a la serie todo contacto con la realidad. Uno puede jugar con los estereotipos y entretenerse con ciertos lugares comunes, pero hay un grado de absurdo en buena parte de los conflictos que aquí se presentan que van más allá de lo razonable.

De hecho, en los primeros episodios los conflictos pasan exactamente por ahí. La madre de Noah (que parece más una mafiosa rusa que una madre judía) no quiere que ella vaya a la cena de «shabbat» que hacen en familia y eso genera un caos interno. Y, por otro lado, el rabino principal del templo (Stephen Tobolowski) elige a otro como su reemplazante ya que Joanne tarda en decidirse a convertirse. Para completar la ecuación, el tema de la «conversión» parece uno de los grandes problemas de la pareja. Si ella no lo hace, es probable que no duren mucho. O eso parece.

Todo esto tendría cierto sentido si el escenario de la ficción fuera un barrio ortodoxo de Brooklyn (o Buenos Aires) o si la historia transcurriera en 1955, pero no, esta es una comedia romántica sobre gente moderna, que vive en Los Angeles, culta, inteligente, relativamente sofisticada y afluente, a la que cuesta imaginar con ese tipo de restricciones. Quizás yo me equivoque (no conozco en lo específico a la comunidad judía de Los Angeles), pero me resulta muy difícil creer que esta mujer que tiene un podcast en el que hablan francamente sobre sexo con su hermana Morgan (Justine Lupe) y que parece bastante actualizada en su vida (su padre dejó a su madre porque salió del closet como gay, por ejemplo) se vea preocupada y envuelta en problemáticas que eran viejas antes de la aparición de Woody Allen.

Si uno tolera o no le molesta eso, NADIE QUIERE ESTO puede funcionar por el carisma de sus protagonistas y por todos los otros inconvenientes de la vida en pareja que tienen por fuera de las cuestiones estrictamente religiosas. La complicada relación que tienen con los hermanos de ambos (Timothy Simons encarna al hermano de Noah), con las parejas ocasionales o constantes de cada uno de ellos, con otros amigos y compañeros de trabajo tiene algo más de gracia y se maneja dentro de los códigos básicos de la comedia romántica contemporánea: diferentes ideas para festejar San Valentín, distintos hábitos de organización y/o limpieza, diferencias de criterio con los exes, con los regalos y así.

A la vez, es claro que los dos se adoran y que tratan de encontrar la manera de superar eso que nadie quiere. Y es gracias al carisma de Bell y Brody –y de Lupe y Simons, entre los secundarios– que la serie supera sus limitaciones y logra convertirse en ese éxito de alcance masivo que Netflix busca. NOBODY WANTS THIS no es sutil ni particularmente ingeniosa, pero logra ser el tipo de rom com accesible, convencional y un poco retro que, se ve, muchos espectadores de treintaypico buscan en una plataforma de streaming. Con eso, algunos oportunos invitados especiales y la química que hay entre sus protagonistas parece que alcanza.