«Dreileben», de Christian Petzold, Dominik Graf y Christoph Hochhäusler

«Dreileben», de Christian Petzold, Dominik Graf y Christoph Hochhäusler

por - Críticas, Series
16 Feb, 2011 04:00 | comentarios

La primera vez que vi una serie de filmes basados en el concepto de contar una misma historia desde perspectivas diferentes la idea me había fascinado. Se trata de TRILOGIA, una película (tres, en realidad) del actor/director belga Lucas Belvaux que no trascendió demasiado -ni gustó a todo el mundo-, pero a mí me interesó, […]

La primera vez que vi una serie de filmes basados en el concepto de contar una misma historia desde perspectivas diferentes la idea me había fascinado. Se trata de TRILOGIA, una película (tres, en realidad) del actor/director belga Lucas Belvaux que no trascendió demasiado -ni gustó a todo el mundo-, pero a mí me interesó, esencialmente, por la idea que encerraba: todos somos protagonistas de nuestra historia, pero personajes secundarios en las historias de otros.

La idea de TRILOGIA era la siguiente: tres películas interpretadas por los mismos actores/personajes, centradas en la misma historia y en tiempos cronológicos muy similares, cada una contada con un tono distinto (comedia, thriller, drama) y cambiando los protagonistas. Los que dominaban la narración en una película, eran secundarios en las otras, y los cruces entre personajes y situaciones se iban completando y complementando con el correr de los filmes, modificando la percepción que uno tenía previamente.

DREILEBEN tiene algunos paralelos y muchas diferencias con aquel proyecto. También son tres filmes y también los personajes se cruzan a través de las tres historias. Las diferencias son que no tienen un mismo director, que no tienen que ceñirse cada una a un género específico (acaso lo menos interesante, o el error conceptual más importante de aquellos filmes de Belvaux) y que, digamos, los cruces no son tan permanentes. Recién en la tercer película de esta trilogía se empiezan a mezclar con intensidad las historias.

Al ser películas de autor, cada filme en DREILEBEN tiene un tono diferente, una estética y una concepción bastante distinta. Dirigidas por Christian Petzold, Dominik Graf y Christoph Hochhäusler, las películas (hechas para la televisión alemana) tienen como hecho en común la fuga de un hombre condenado a prisión por matar a una mujer y que se esconde en los bosques de una zona de Alemania del Este.

Este personaje aparece en el filme de Petzold como muy secundario, vuelve en el de Graf de esa misma manera y sí es central al de Hochhäusler, en donde se resignifica casi todo lo que se vio antes sobre él. La película de Petzold es, si se quiere, la más personal y alejada de la cuestión troncal de la trama. Se centra en la extraña historia de amor que surge entre un joven que está haciendo una pasantía en un hospital y una mujer, inmigrante, a la que encuentra en el bosque cuando es dejada allí por una bandita de motoqueros.

La historia de amor es curiosa por la forma en la que aparece, la intensidad que cobra y por cómo sobre el final los acontecimientos confirman el tono entre fantasioso y onírico que todo el filme tiene. La presencia del asesino y de la mujer hablan a las claras del tono de fábula que rodea a esta historia, ligada a leyendas de monstruos y criaturas misteriosas ocultas en esos bosques.

El filme de Graf es un drama con bastantes toques cómicos en el que una mujer (psicóloga) llega al pueblo para ayudar a atrapar a este criminal, tratando de adivinar sus pasos. Pero esa parte de la trama no es la central, sino la que establece con una vieja amiga, y el marido de ella, en cuya casa para durante ese tiempo. El filme indaga no sólo en las relaciones entre los tres: lo más importante es el pasado que las dos amigas comparten (un hombre que fue pareja de ambas a la vez, años atrás) y que recién ahora descubren.

Uno de los miembros de la policía y el criminal en fuga son centrales en el filme de Hochhäusler. Del primero, al que vimos en las anteriores películas pero muy poco, sabremos más de sus problemas de salud, de su familia y de cómo la investigación sobre el paradero del asesino lo obliga a revisar el caso en un estilo, digamos, similar al de EL SECRETO DE SUS OJOS (hallando fotos reveladoras). Y, paralelamente, se nos muestra el andar de este “monstruo” por los bosques, cómo lo persiguen, sus encuentros allí (con un chico, con gente haciendo camping, con turistas, con otros curiosos personajes y con la pareja del primer filme), cerrando el hilo, finalmente, de la trama general.

Acaso el último filme torna el proyecto más conceptual de lo que parecía tras ver los dos primeros. No son, ya, tres historias levemente conectadas por un lazo en común, sino que los filmes terminan cerrando una especie de trama general con dos “desviaciones”. Más allá de que sonaba más tentadora una idea menos cerrada de la trama (que, igualmente, no es tan cerrada como un policial tradicional), la tercer película es tan intensa y lograda (en ese sentido es la mejor de las tres) que uno termina rindiéndose ante la genialidad de la estructura.

A diferencia del proyecto de Belvaux, que aseguraba que las tres películas suyas se podían ver en cualquier orden, aquí es esencial verlas en el que orden que está establecido: Petzold-Graf-Hochhäusler. De los climas de ensueño y fantasía de la primera, al cruce entre drama y comedia de la segunda, al thriller de la tercera (que tiene algo de “El aura” o de la reciente “Essential Killing”, de Skolimowski), la historia va evolucionando de manera tal que el final de la tercera es, efectivamente, el final de la saga.

El proyecto DREILEBEN («Tres vidas») nació de una discusión por email entre los tres cineastas sobre cuestiones de géneros cinematográficos que fue publicada por la revista de cine alemana Revolver. Una buena idea es que los debates entre realizadores (o entre realizadores y críticos) puedan plasmarse como películas y discutirse con imágenes. No siempre el resultado será tan bueno como éste, pero es un gran ejercicio. Aquí, uno espera continuar la discusión.