No-estrenos: ocho películas

No-estrenos: ocho películas

por - Críticas
21 Oct, 2013 06:19 | comentarios

Más allá de algunos pocos títulos que, mes a mes, nos sacuden la modorra, admitamos que la experiencia de ir al cine en la Argentina no es muy variada. Por fuera de las grandes películas de Hollywood y una pizca del cine de autor que pasa por los festivales, hay un vacío enorme. Es por […]

StoriesWeTell_PosterMás allá de algunos pocos títulos que, mes a mes, nos sacuden la modorra, admitamos que la experiencia de ir al cine en la Argentina no es muy variada. Por fuera de las grandes películas de Hollywood y una pizca del cine de autor que pasa por los festivales, hay un vacío enorme. Es por eso que mi consumo cinematográfico personal -y, entiendo, el de buena parte de la gente que quiere ver buenas películas, más allá de lo que ofrezca la cartelera- ha pasado a ser mayormente online, especialmente en ese segmento casi siempre marginado de la cartelera argentina que es el «cince independiente americano». Para seguir con el resumen de esos títulos («no-estrenos») que uno va viendo tanto fuera de los estrenos comerciales como de los festivales de cine, les propongo recorrer algunas de las películas que se pueden conseguir «en la red» de distintas maneras (tampoco me pidan que les explique como hacerlo). Muchas de ellas -no todas- son propuestas bastante más interesantes y ricas que las que se ven en la cartelera porteña de jueves a jueves. Si, milagrosamente, alguna de estas películas terminan estrenándose en la Argentina, consideren esto como una crítica adelantada. Veamos…

dirtiesTHE DIRTIES, de Matt Johnson (EE.UU.). A mitad de camino entre la película de «found footage» y la deconstrucción genérica, Johnson plantea un falso documental acerca de dos jóvenes (uno es él) que hacen una película acerca de los «bullies» de su escuela en la que ellos (dos típicos nerds medio perdedores que citan frases de películas todo el tiempo) deben enfrentarlos y vencerlos. En un momento, el asunto se desmadrará y dará la impresión que  Matt -anestesiado en su mundo «entre comillas» en el que nada de lo que se dice o hace parece tener consecuencias en el mundo real- planea matar a estos «bullies» en serio. La película es original e inteligente, si bien siempre bordea esa zona en la que la crítica de la explotación termina siendo un poco explotación también. Me interesa el protagonista: una persona que vive tan pero tan rodeada de significantes culturales, de consumo pop, que tiene la impresión, anestesiada, de que todo lo que hace para las cámaras no es real. Esa disociación entre hechos y palabras, acciones y relato, excede los límites de esta película que, más que tratarse de un combo ELEPHANT + Tarantino, es un muy amargo estudio sobre la alienación.

aint-them-bodies-saintsAIN’T THEM BODIES SAINTS, de David Lowery (EE.UU.) Del universo «queríamos tanto al Terrence Malick de los ’70» llega esta tercera película (las primeras dos fueron muy independientes y casi no se vieron) de Lowery, también conocido como editor de la reciente (y muy popular en este blog) UPSTREAM COLOR. El inicio y el tono hacen recordar, y mucho, a BADLANDS. Una pareja de jóvenes se enfrenta a la policía y ella (Rooney Mara) hiere a uno, pero es él (Casey Affleck) el que se hace responsable del disparo y va a la cárcel. Ella se entera poco después que está embarazada. El filme narrará la espera y la relación que ella inicia con el propio policía al que le disparó (Ben Foster), un hombre en apariencia mucho más «recomendable» para la chica y su hija, especialmente tomando en cuenta que su pareja tiene para 25 años en la prisión. Pero Affleck se escapa de la cárcel y ahí las cosas se complican en una película que busca todo el tiempo colocarse como una alternativa poética, «setentosa», a otras narraciones similares de conflicto en pueblo chico americano, en este caso de Texas. Hay grandes actores y un notable clima, aunque se trata de un filme algo anémico, demasiado obsesionado por su propio lirismo.

wikileaksWE STEAL SECRETS: THE STORY OF WIKILEAKS, de Alex Gibney (EE.UU.) El documental no es sobre WikiLeaks sino sobre Julian Assange y eso es lo que lo hace menos interesante de lo que podría haber sido. Buena parte del tiempo la película intenta «explicarnos» a Assange desde su infancia y sus motivaciones, pero termina perdiéndose en una serie de revelaciones sobre su al parecer conflictiva personalidad y sus conocidos problemas de acoso sexual. Toda esa información, secundaria, termina «embarrando» una película que, sin ser demasiado creativa en su puesta en escena ni en su estructura, tiene al menos algunos personajes interesantes que estuvieron involucrados en las distintas revelaciones de WikiLeaks, en especial las ligadas a Bradley Manning, y las repercusiones periodísticas y políticas de esos «leaks». Pero Gibney sigue preocupado en ver si Assange es jodido con sus empleados, ex socios y mujeres, un tema que -considerando las denuncias explosivas hechas a través de sus canales de información- son tremendamente secundarias y, en cierto sentido, completamente irrelevantes.

muscle shoalsMUSCLE SHOALS, de Greg Camalier (EE.UU.) Tal vez sea yo el que tiene problemas con un cierto sistema norteamericano de pensar los documentales, pero la impresión que me dejó esta película fue -como la de WikiLeaks- la de una oportunidad perdida. Y, en mi caso, el asunto es casi doloroso porque se trata de un universo (la música soul) que me interesa especialmente. La película sobre este estudio de grabación (estos estudios, en realidad, ya que son dos) tiene, previsiblemente, excelentes entrevistados, el repaso de grandes momentos de la música negra en los Estados Unidos (aunque el dueño del estudio y los sesionistas eran todos blancos) y un recorrido por la secuencia de hechos que generaron que buena parte de la mejor música soul y R&B de los ’60 y ’70 se haya grabado allí. Pero la película es tremendamente desorganizada, incluye una serie de secuencias que intentan explicar desde algo místico el poder de dicho lugar (los ríos, los indígenas que vivían ahí) y otro buen tiempo se pierde en narrarnos los problemas de la infancia de Rick Hall, el peculiar dueño del lugar, con lo cual se pierde la fuerza del relato y casi ni se tocan las implicancias sociales y raciales del curioso híbrido musical que se generó en Alabama. Tengo la impresión que una versión más convencional, de extra de DVD, sería mejor que este intento de Camalier de ir más allá de la música y hacer un documental algo más autoral, perdiendo el rumbo en el camino.

stories we tellSTORIES WE TELL, de Sarah Polley (EE.UU.) Habrán notado que veo muchos documentales. Lo confieso: ante la duda de qué ponerme a ver en un determinado momento, son siempre los que primero captan mi atención. Tal vez por que me da la impresión que hay menos riesgo de pifiarla, que aún sin ser muy buenos como filmes siempre nos puede interesar algo de la historia que cuentan, lo que me resulta casi imposible de separar en una película de ficción, en la que los problemas formales pueden anular todo el interés. Y la película de Polley fue la mejor de esta serie de documentales, por lejos la película más rica y compleja de todas. Se trata de un filme muy personal en el que la actriz y directora entrevista de una manera muy descontracturada a buena parte de su familia para que hablen sobre su madre, que murió muy joven, cuando Sarah tenía solo 11 años (en 1990) y que tuvo una vida bastante peculiar, alejada de los convencionalismos de la época. Sin revelar demasiado (es un filme con un fuerte spoiler, central al relato), digamos que Polley logra mezclar entrevistas, archivo real con otro filmado especialmente para la ocasión y una especie de backstage del propio rodaje generando situaciones emocionalmente muy ricas, en especial las ligadas a su padre que relata buena parte del filme en un texto escrito especialmente para la ocasión. Este mundo de verdaderos y falsos, de secretos y revelaciones, es encuadrado formalmente de manera muy original por Polley, que hace que la ficción se mezcle con el documental, de la misma manera que muchas familias se inventan sus propias ficciones y se las presentan a sí mismos como verdades.

touchy feelyTOUCHY FEELY, de Lynn Shelton (EE.UU.) Una de las directoras más interesantes del panorama del cine independiente norteamericano (cercana, estéticamente, al universo del mumblecore, con películas muy buenas como YOUR SISTER’S SISTER y HUMPDAY), Shelton entra en un terreno artísticamente riesgoso con una película que, más allá de la simpatía que generan de entrada algunos de sus personajes, resulta un poco fallida. Es la historia de un dentista (Josh Pais), su hermana masajista (Rosemarie DeWitt) y la hija del primero (Ellen Page), que trabaja con él. El es un hombre reprimido y conservador mientras que su hermana es liberal y «sensible». Pero un día sus suertes cambian: el empieza casi mágicamente a curar a sus pacientes con su «touch», mientras que ella lo pierde, suspendiendo su tarea casi asqueada por la piel ajena. Y así, entre metáforas «kármicas», Shelton nos cuenta la historia de estos hermanos, parejas, hijos y profesoras de reiki cruzados por una rara energía que va determinando algunos de sus pasos en la vida. Tengo la impresión de que los personajes son más interesantes que las circunstancias que les hacen atravesar, esa especie de mapa terapéutico de auto-descubrimiento que parece llevarse a todo y a todos de las narices. Una pena. Hay grandes actores, grandes diálogos, muy buenos momentos, pero la película finalmente parece reducirse a una especie de ronda en la que todos nos abrazamos y nos decimos, los unos a los otros, que todo va a estar bien…

wanderlustWANDERLUST, de David Wain (Estados Unidos) Dirigida por uno de los realizadores de comedia de culto en los Estados Unidos (les recomiendo su «clásico» de 2001, WET HOT AMERICAN SUMMER) y protagonizada por Paul Rudd y Jennifer Aniston, esta es una comedia sobre la crisis y cómo afecta a George y Linda, una pareja que intenta vivir en Manhattan (en un pequeñísimo departamento), pero que al perder el trabajo se ve obligada a ir a Atlanta, a vivir en la casa del hermano de George. Espantados ante esa opción terminan recalando en Elysium (nada que ver con la película de Matt Damon): una comuna hippie llena de personajes bastante particulares. El esquema de la película es previsible, pero muchos de los momentos de comedia -especialmente en la primera mitad- son notables, en especial los ligados a la complicada adaptación de Paul a este grupito aparentemente idílico de gente que anda desnuda por el campo, consumen drogas alucinógenas, tienen partos como si tal cosa y, lo que es peor de todo para él, no usan puertas ni en el baño. Rudd, como siempre, es un punto a favor de cualquier película, mientras que Aniston recurre al oficio y no mucho más. Un gran elenco de secundarios (Alan Alda, Malin Akerman, Ray Liotta, Kathryn Hahn, Justin Theroux y Ken Marino, entre otros) aporta algunos muy buenos momentos en una comedia liviana y simpática, que se queda un poco corta a la hora del delirio pero que entretiene y bastante.

our-idiot-brotherOUR IDIOT BROTHER, de Jesse Peretz (EE.UU.) Una cosa lleva a la otra y uno termina queriendo ver todo lo que hace Paul Rudd, aunque sea una «comedia sensible» muy menor como ésta en la que interpreta al personaje del título, el hermano bonachón y un poco lento de tres hermanas más «ubicadas» en la vida. Un tipo honesto y simplote, a la manera de algunos personajes de Frank Capra, Ned es echado por su novia (otra vez, la genial Kathryn Hahn) y termina yéndose a vivir a lo de cada una de sus hermanas, a las que complica con su honestidad a toda prueba. El filme de Peretz no quiere caer en la comedia pura y ahí es donde termina perdiendo, ya que su versión cuidada e «indie» del humor termina siendo entre pacata y poco inventiva. La trama y las situaciones daban, claramente, para algo más disparatado y absurdo, pero todos parecen actuar en algo aparentemente mucho más importante que eso y la película termina siendo inocua, desabrida, ni cómica ni humanamente compleja. Un buen elenco (Elizabeth Banks, Emily Mortimer y Zooey Deschanel, como las hermanas; Steve Coogan como el marido infiel de Mortimer y una casi irreconocible Rashida Jones como la novia de Zooey) ayuda a hacer más amable la experiencia, pero no mucho más que eso…