Festivales: Olhar de Cinema, Curitiba (13 Críticas y Recomendaciones)
Hoy comienza una nueva edición de Olhar de Cinema –en Curitiba, Brasil–, uno de los mejores festivales de América Latina en términos de curaduría y programación. Allí estaré dentro de unos días participando en sus actividades y cubriendo buena parte de las películas que se exhiban durante mi estadía allí. Pero por suerte pude ver […]
Hoy comienza una nueva edición de Olhar de Cinema –en Curitiba, Brasil–, uno de los mejores festivales de América Latina en términos de curaduría y programación. Allí estaré dentro de unos días participando en sus actividades y cubriendo buena parte de las películas que se exhiban durante mi estadía allí. Pero por suerte pude ver en otras circunstancias varias de las películas que se darán allí y aquí les dejo las críticas de todas ellas. De especial interés es el Foco Matías Piñeiro, de quien se darán todas sus películas y quien dará también una Master Class en el festival.
Aquí van, entonces, 13 críticas de notables películas del festival, entre las que se cuentan las de Piñeiro, sí, pero también las de José Luis Torres Leiva, Ben Rivers, Andrés Duque y Avi Mograbi, entre otras.
COMPETENCIA LARGOMETRAJES
EL VIENTO SABE QUE VUELVO A CASA, de José Luis Torres Leiva.
Difícil de clasificar es la nueva película del realizador chileno de VERANO. Mezcla de documental con toques de ficción, tiene como “protagonista” a otro documentalista –el célebre Ignacio “Nacho” Agüero- quien encarna a un realizador que está preparando el rodaje de una nueva película, haciendo castings, escuchando historias y buscando locaciones. Torres Leiva sigue a Agüero en un proceso que se parece mucho al de las películas del propio Agüero, ya que lo vemos a él entrevistando a gente con su habitual tono empático y amigable, escuchando amablemente sus historias e investigando en una de ellas, específicamentre. Pero, si bien puede parecer un documental sobre el proceso de trabajo de Agüero (Torres Leiva haciendo una suerte de “detrás de escena”), en realidad la situación es totalmente ficcional, aunque en la película nunca se lo dice y finalmente no es importante.
La película plantea de entrada que el Agüero de la ficción quiere filmar una historia de amor a lo Romeo y Julieta en unas alejadas islas del sur de Chile en las que, según una leyenda, una pareja que quería casarse pero no podía por las severas reglas del lugar (racismo, para ser más precisos) decidió fugarse y no volvieron a ser vistos. Agüero entrevista adolescentes como para protagonizar la película y ellos, además de mostrar sus más diversas habilidades (leen poemas, imitan a estrellas pop, bailan, etc) van contando cómo se vive en esa isla. Eso lleva a otras entrevistas realizadas en la isla en cuestión. Allí, si bien la historia que “escuchó” Agüero no es conocida por nadie, las condiciones están dadas para que pudiera suceder, ya que existe un histórico racismo contra las poblaciones indígenas y la prohibición de mezclarse es tácita, si bien ha mejorado con los años.
Torres Leiva filma a Agüero entrevistando a pobladores y escuchando sus historias y las del lugar. Cada personaje, cada “historia”, tiene su tiempo y su desarrollo, y van de lo entrañable (una mujer que tiene tantos hijos al punto que no recuerda sus nombres) hasta lo sobrenatural (muertos que revivieron y leyendas de ese tipo), pero siempre lo que prima es la empatía, el cariño y la amabilidad entre entrevistado y entrevistador, en un estilo que recuerda al del brasileño Eduardo Coutinho, aún cuando lo que sobrevuela a la vida en la isla es una historia de marginación y racismo. La conjunción de sensibilidades entre director y protagonista/director es justa y exacta, al punto que uno tiene la sensación de estar viendo una película de Agüero “versionada” por Torres Leiva. Ambos manejan un registro similar que implica abrir las puertas al mundo y dejar que sean quienes lo habitan (y el espacio en el que viven, la historia que los atraviesa) los que revelen sus verdades y no tratar de imponer las propias sobre las reales. Una lección que muchos cineastas deberían aprender.
COMPETENCIA OUTROS OLHARES
RIO CORGO, de Maya Kosa y Sergio Da Costa (Portugal/Suiza)
A mitad de camino entre el documental bucólico y pueblerino que parece haberse patentado en las zonas de Galicia (España) y Portugal y las películas más híbridas surgidas en este último país, RIO CORGO juega entre el documental y la ficción para narrar unos días en la vida de un hombre algo excéntrico y misterioso que se llega hasta un pequeño, silencioso y casi deshabitado pueblito portugués. Allí solo parece establecer relación con una chica adolescente a la que le cuenta algunas de las supuestamente increíbles historias que vivió en su vida.
Entre caminatas, recorridos y silencios solo interrumpidos por el sonido de los grillos (alguien denominó a este subgénero como «películas de grillos» y me parec muy acertado), la película va desplegando momentos en la vida de este peculiar sujeto (siempre muy elegante, con sombrero y traje) hasta, en un momento, entrar en una zona más lúdica, mistreriosa y claramente ficcional, donde la película ya sí toma la forma más reconocida de otras películas portuguesas de la misma productora, O Som e a Fúria (la de Miguel Gomes y Joao Nicolau, entre otros) y se juega hacia zonas más extrañas, con músicalización contemporánea y un notable cambio de puesta en escena que parece sugerir que la película (o el personaje) ya entraron en zonas alejadas de cualquier clase de realismo.
ONCLE BERNARD – L’ANTI LECON D’ECONOMIE, de Richard Brouillette
Un documento de una conversación de más de una hora entre el economista Bernard Maris (conocido como «el tío Bernard») y sus entrevistadores, hecha en el año 2000, sirve para conocer a fondo los pensamientos económicos del muy claro e inteligente Maris (un opositor brutal del neoliberalismo), quien fuera además una de las personas que murió asesinada en el atentado a la revista Charlie Hebddo, de la que era uno de sus accionistas.
Con lo que parece ser el material en bruto de la entrevista (se incluyen los cortes, las interrupciones, las claquetas de inicio a cada toma), Bernard Maris lanza lo que bien podría ser una Master Class en economía, tratando de derribar casi todos los mitos que sostienen las políticas económicas del tipo neoliberal. Keynesiano a ultranza, de hablar claro y contundente, la de Maris es una voz muy poderosa en lo que termina siendo, además, por la fecha en la que fue filmada, una advertencia clarísima a lo que terminaría siendo la crisis económica de 2008. Un fascinante documento para todos aquellos interesados en política económica.
THE SKY TREMBLES AND THE EARTH IS AFRAID AND THE TWO EYES ARE NOT BROTHERS, de Ben Rivers (Gran Bretaña)
El título es bastante más complicado que el desarrollo narrativo de la nueva película de Ben Rivers, uno de los más interesantes y creativos realizadores británicos de los últimos años. Su trama (si se la puede llamar así), claramente dividida en dos partes, empieza en el rodaje de otra película, una real, que está filmando el realizador gallego Oliver Laxe en Marruecos. De hecho, da la impresión que Rivers está allí documentando ese rodaje un tanto caótico y desorganizado. Pero en un momento el relato entra en un territorio de ficción cuando Laxe decide abandonar el rodaje y luego es secuestrado por un extraño grupo, digamos, terrorista.
No tiene sentido adelantar mucho más aunque cualquiera que haya visto alguna película de Rivers sabe que no van por el lado de lo narrativo ni por el suspenso, sino por la creación de climas, la observación del hombre en medio de naturalezas o medios inhóspitos o complejos, y la exploración de esos territorios en largos planos contemplativos. Eso continúa aquí y la “trama” es la excusa, acaso, para hablar sobre temas como el colonialismo y la presencia de los europeos –en este caso, cineastas– que tratando de hacer cine comprometido en Africa se dan cuenta no solo de su paternalismo y condescencia sino de los peligros reales que esa actitud les trae.
Más allá de algunos momentos opacos o un tanto reiterativos, especialmente en su segunda mitad, la película de Rivers es una observación aguda sobre la relación entre colonizador y colonizado, siguiendo las bases de un cuento de Paul Bowles, del que fue tomada la frase que da el largo título a la película. A esa historia y a esa relación, Rivers le agrega el rol del cine como elemento que complejiza más la trama. El que filma en una zona de pobreza o en un lugar que no es el suyo, ¿intenta devolver la palabra al poblador originario? ¿O se la adueña para su propio lucimiento, digamos, artístico y/o festivalero? Es una pregunta que la película se hace y que sigue sin tener una muy clara respuesta.
OLEG Y LAS RARAS ARTES, de Andrés Duque
A juzgar solo por lo que se ve en esta breve y extraordinaria película –y sin googlear sobre este extravagante Oleg del título– lo que uno se encuentra es a un excéntrico pianista de unos 80 y pico de años, de un talento increíble, que narra historias sobre su vida durante la época stalinista (y sus vecinos famosos, onda Tarkovski) y posterior, su pasión por el Museo Hermitage de San Petersburgo (allí donde filmó Sokurov su ARCA RUSA) en donde tocó muchos años su piano, y sus ácidos y brutales comentarios sobre la “música clásica cómoda”, entre otros coloridos momentos. Pero durante casi el mismo tiempo se lo ve tocar el piano con la facilidad de alguien que ha hecho de ese instrumento parte de su cuerpo.
Pero Oleg Karavaychuk no es un intérprete común: puede partir de una melodía simple y clásica y luego aporrear las teclas como si fuera el Jimi Hendrix más zarpado del geriátrico, pasar de algo armonioso y reconocible a escalas e irrupciones tonales extrañísimas, improvisadas ad hoc. A tal punto es “musical” el hombre que por momentos lo vemos tocar “air piano” y parece que lo que no toca suena solo en función de sus movimientos físicos. Duque captura estos momentos sin subrayado alguno, solo siendo testigo de lo que Oleg hace y dice, y seleccionando lo que considera útil para el filme, prefiriendo en todo momento en plano lago y único, lo mismo que las asociaciones libres que hace este carismático y andrógino personaje.
Un repaso online nos dice que Oleg fue un compositor soviético que pasó de ser célebre a estar prohibido, por lo que debió dedicarse a hacer música para muchas películas mediocres, mezclando entre tanto algunas buenas. Recién en los años ’80 su nombre volvió a ser tenido en cuenta y aún hoy continúa siendo un personaje extraño y marginal en su país, más reconocido afuera que localmente. Es de esperar que la película sirva para darlo a conocer aún más. Pocos artistas de esa edad (tiene 89) parecen capaces de combinar talento, inteligencia y una incansable búsqueda por sonidos nuevos y originales.
COMPETENCIA NOVOS OLHARES
IN THE LAST DAYS OF THE CITY, de Tamer El Said
La película de El Said se filmó, en gran parte, en 2009, antes de la “primavera árabe” que acabó con la mayoría de los gobernantes de la zona. Y la lógica que mueve a los personajes no puede más que reflejar el estado de ánimo que se vivía en El Cairo entonces. Es la historia de un hombre que no sabe si seguir viviendo o irse de una ciudad que ama pero en la que no puede sobrevivir. Mezclando ficción y documental, El Said sigue a Khalid, un cineasta que busca mudarse en la ciudad sin poder hacerlo. Su novia está por marcharse y su madre está mal de salud.
Retratando más que nada los espacios por los que se mueve y el caos urbano de la capital egipcia, la cámara se queda en el protagonista y sus colegas cineastas que están allí para una conferencia, todos ellos viviendo en el exterior: Beirut, Bagdad o Berlín. La combinación entre sus conversaciones, los recorridos de Khalid por la ciudad y la sensación de que estamos ante el fin de una época van dándole peso dramático a una película que se va convirtiendo de a poco en una elegía a una ciudad amada y odiada a la vez, una de la que el protagonista no puede desprenderse tan fácilmente como quisiera. El tiempo que pasó entre el rodaje y la actualidad hace que ese peso sea aún más grande.
GEOGRAPHIES, de Chaghig Arzoumanian
Una historia del pasado cuyas repercusiones continúan hasta hoy, el genocidio armenio a manos de los turcos en 1915 es el eje de esta narración que, haciendo eco de la persistencia de ese dolor, cuenta una historia de época mientras muestra los mismos lugares que sus personajes recorrieron pero en la actualidad. El documental/filme ensayo combina esas imágenes con la historia que cuenta la directora, una joven de 27 años cuya familia vivió las duras circunstancias de la masacre, el exilio y los distintos conflictos políticos en los que se vieron involucrados en los países por los que circularon, empezando siglos antes de la masacre, en el siglo XVI.
Fotos viejas e imágenes nuevas acompañan la voz cadenciosa de la realizadora que relata la complicada historia de su familia, empezando por míticas historias y pasando por sus bisabuelos y abuelos hasta llegar a la actualidad. El recorrido de su familia circula por varias regiones del lugar, con epicentro en Anatolia, pero es principalmente el contraste entre las historias casi míticas y curiosas que cuenta y la aparente normalidad de las ciudades y regiones que la cámara muestra el que le da el poder y la potencia a esta dolorosa historia familiar que es también la historia de una masacre, un exilio y una larga lucha para que el mapa y el territorio vuelvan a coincidir.
EXHIBICIONES ESPECIALES
BETWEEN FENCES, de Avi Mograbi
El documentalista israelí vuelve con otro filme que intenta dejar en claro las cruentas políticas de su país en lo que respecta al trato con sus vecinos. En este caso se centra en el modo en el que tratan a refugiados africanos en su mayoría de Sudán y Eritrea que intentan ingresar al país para escapar de situaciones políticas y personales complicadísimas, pero no encuentran la recepción deseada: al llegar son enviados a Holot, un “campo abierto de detención” en el que deben quedarse sin poder entrar a Israel. Supuestamente pueden hacerlo (es un campo “abierto”) pero están obligados a “dar presente” tres veces por día por lo cual es imposible entrar al país sin cometer delito.
Holot es una especie de tierra de nadie y muy pocos en Israel conocen su existencia. Mograbi y el director teatral Chen Alon, además de contar lo que sucede allí, organizan con los refugiados un taller teatral en el que los detenidos sacan a la luz los conflictos y difíciles situaciones que les tocan vivir allí en ejercicios casi terapéuticos que les sirven para lidiar con sus condiciones. Entre duros testimonios, uno muchas veces se queda con la impresión que la “bienvenida” a Israel es tan desagradable que muchos preferirían volver a sus conflictivos países.
Tal vez un tanto menos potente y más caótico que los últimos trabajos de Mograbi, como el excelente ONCE I ENTERED A GARDEN, la película de todos modos funciona a mitad de camino entre la filmación del trabajo del grupo (cuyas “obritas” dan resultados muchas veces muy reveladores) y los testimonios que los refugiados dan al director acerca de su situación allí y, lo que es peor, las horrendas situaciones de racismo que suelen vivir cuando van a alguna ciudad un poco más grande del país.
Con BETWEEN THE FENCES, Mograbi vuelve a poner la lupa, crudamente, sobre las contradicciones de un país creado por inmigrantes que les cierra sus puertas a los que hoy pasan por situaciones muy similares a las que ellos (o sus antepasados) pasaron décadas antes. Un asunto que no parece tener solución alguna…
FOCO MATIAS PIÑEIRO
Crítica de LA PRINCESA DE FRANCIA.
ROSALINDA. Con Shakespeare reemplazando a Sarmiento y compañía (lo que lo hace algo más universal, si se quiere), pero con similar espíritu a TODOS MIENTEN, Piñeiro logra el que tal vez sea su filme más conciso, mezclando su ya indiscutible maestría visual con una historia de un grupo de actores que ensayan una obra de Shakespeare, AS YOU LIKE IT, en lo que parece ser el Tigre. ROSALINDA empezará “dentro” de la puesta shakespereana para luego ir abriendo a los ensayos de la misma y, hacia el final, saliendo para retratar a los actores conviviendo allí y enganchándose en distintas aventuras amorosas, sin nunca perder del todo de vista las relaciones (y ecos) con el texto shakespereano. Por momentos, me hacía recordar a EL ROMANCE DE ASTREA Y CELADON, de Eric Rohmer, y la verdad no puedo pensar un mejor elogio que ése.
PELICULA DE CLAUSURA
THE COMMUNE, de Thomas Vinterberg
Pero pese a su título THE COMMUNE en realidad toca poco y nada el tema de la vida “en comunidad” ya que tras un inicio en tomo cómico y auspicioso sobre las complicaciones de la vida en grupo (se trata de una comuna bastante burguesa y de gente de alrededor de 40 años que poco tienen que ver con el hippismo) pasa a centrarse en el triángulo amoroso que se desarrolla entre Erik y Emma, una de sus estudiantes de arquitectura en la Universidad. Y, en especial, en las consecuencias que ese affaire tiene en su esposa Anna y en su hija adolescente.
THE COMMUNE es, claramente, un intento de Vinterberg de lidiar con su propia historia de una manera más o menos directa. Y en muchos momentos se siente la sensación de que se trata de un mundo conocido y familiar para el realizador. A favor del filme se puede decir que, como suele pasar en su cine, está bien contado, y logra tocar algunas fibras muy íntimas al lidiar con las fuertes y mezcladas emociones que aparecen cuando Anna –que es una famosa presentadora de un noticiero de TV– intenta sumar a la más joven Emma a la vida en la casa y seguir como si nada pasara para finalmente descubrir que no puede hacerlo.