BAFICI 2018: críticas de las secciones Operas Primas, Comedias y Hacerse Grande

BAFICI 2018: críticas de las secciones Operas Primas, Comedias y Hacerse Grande

por - cine, Críticas, Festivales
28 Mar, 2018 09:28 | Sin comentarios

Reseñas de varias películas –algunas recomendadas, otras no tanto– que estarán en estas tres secciones paralelas ya clásicas del festival porteño, incluyendo primeras películas francesas, israelíes y alemanas, junto a comedias norteamericanas y griegas, entre otros títulos.

OPERAS PRIMAS

ELLA & NELL, de Aline Chukwedo (7)

Dos viejas amigas alemanas que hace mucho tiempo no se ven deciden juntarse para hacer una suerte de turismo de aventura, metiéndose y acampando en una zona montañosa entre Alemania y la República Checa. Chukwedo las seguirá a lo largo del viaje mientras comparten canciones, recuerdos, caminan y superan obstáculos en un recorrido amable que bordea lo tedioso. No esperen aquí apariciones de criaturas ni animales ni seres peligrosos: los choques vendrán pero serán entre ellas, ligados a reproches y cuestiones que las separaron en el pasado. Y que, previsiblemente, salen a la luz.

La película, que recuerda ciertamente a algunos filmes de Kelly Reichardt, no alcanza sin embargo a adentrarse lo suficiente en los personajes como para hacerla realmente crecer emocionalmente. Tal vez por sus personalidades o a partir de sus silencios y pocas palabras, gran parte del «drama» está en el subtexto de lo que dicen, en las miradas, en las peleas por temas aparentemente nimios como si caminar por una zona o por otra. Pero promediando el relato la tensión empieza a sentirse y ese bosque literal revela ser también uno psicológico, uno que oculta algunos secretos.

 

JEUNE FEMME, de Leonor Serraille (8)

Pese a ganar la Cámara de Oro de Cannes, a la opera prima de la directora francesa no se le prestó la atención que merecía durante el festival. Y en cierto modo su premiación, por una vez, resultó un acto de justicia reparadora con esta muy buena película (también conocida como MONTPARNASSE BIENVENUE) en la que seguimos las desventuras urbanas de Paula –esa gran actriz del cine independiente francés llamada Laetitia Dosch– cuando se separa de la pareja que tuvo durante muchos años.

Cuando la conocemos –golpéandose la cabeza contra la puerta de su ex y lastimándose– parece estar en medio de un ataque de nervios. Pero pronto veremos que Paula es un poco así todo el tiempo, casi como un personaje de la serie BROAD CITY: impulsiva, sin tapujos, capaz de decir y hacer casi cualquier cosa tanto a la gente con la que se cruza como en entrevistas de trabajo y así.  Viviendo «de prestado», Paula comienza de a poco a reorganizar su vida laboral y personal, pero algunos asuntos del pasado (su ex, su madre y otros temas que surgirán) continúan pendientes y no la dejan pegar una vuelta completa y rearmarse.

Comedia dramática tan intensa y nerviosa como su caótica y simpática protagonista, JEUNE FEMME es un relato muy personal de la vida de una mujer que, de un momento a otro, se da cuenta que tiene que repensar su vida y que no está, en apariencia, suficientemente preparada para hacerlo, al menos no de acuerdo a clásicos patrones y parámetros sociales. Y si bien la película por momentos exagera con ciertos estereotipados personajes secundarios (los que para la directora representan «el sistema», las instituciones), la energía de Paula se lleva puestas esas dudas. La impresión que queda tras ver el filme es la de haber visto un justísimo retrato de una persona (re)encontrándose a sí misma.

 

LA EDUCACION DEL REY, de Santiago Esteves (8)

Entre el policial, el western y el cine de gángsters, la opera prima de Esteves –una versión remixada y destilada de la mucho más larga miniserie que hizo a partir de la misma historia– cuenta la vida de un chico, delincuente ocasional y de poca monta, que logra escaparse de un robo que sale mal y cae en la casa de un guardia de seguridad retirado. Con él iniciará una suerte de “re-educación” que convierte a un buen tramo de la película en una suerte versión mendocina de KARATE KID. Pero la calma es breve y tensa ya que parece que el chico se había metido donde no debía y los pesos pesado no pararán hasta encontrarlo.

Policial duro y buddy movie, película de aprendizaje, de códigos, historia de familias sustitutas y posibles en plan western suburbano, la opera prima del mendocino Esteves se coloca en la tradición del mejor cine clásico, una línea que por aquí no se trabaja (o no se sabe trabajar) demasiado, con personajes nobles que se juegan por los amigos y por las causas que consideran justas. Y con una sensación de verdad que suspera el mero ejercicio de género que podrían hacer los cinéfilos urbanos de sofá y videoclub.

 

MONTANA, de Limor Schmila (6)

Este debut israelí, cuyo título jamás se explica ni parece una metáfora sobre nada de lo que ocurre aquí, cuenta lo que sucede cuando Efi vuelve a Acre a visitar a su familia extendida a la que no ve hace mucho tiempo ya que se ha alejado de ellos, junto a su madre, décadas atrás para vivir en Francia. El motivo de la visita de la chica es la muerte del abuelo y allí se reencuentra con su abuela y sus tíos, quienes siguen solteros.

El interés principal de la visita de Efi, igual, parece alterarse al conocer a Karen, la mujer de un policía colega de su tío, que le fascina. Rápidamente comienza un affaire con ella que la lleva a quedarse más tiempo ahí, tiempo en el que irá descubriendo que algunas cuestiones familiares –las que probablemente la llevaron a irse– siguen sin haber cambiado demasiado y que ahora afectan a la familia de Karen.

El plan justiciero/vengador de Efi resulta noble pero, al menos en el tono que le imprime la película o la propia actriz, se siente un tanto pedante. Una heroína sin casi dobleces, da todo el tiempo la impresión de ser alguien que viene «de afuera» a acomodar los tantos y a explicarles a los pueblerinos cómo deben ser las cosas. Y si bien es clave y necesario que esos incómodos secretos familiares salgan a la luz, la protagonista funciona desde un lugar «iluminado» que resulta algo irritante. De hecho, es más fácil identificarse con Karen, un personaje con más dudas y miedos pero justamente por eso más creíble.

 

COMEDIAS

MUSICA PARA CASARSE, de José Militano (7)

Esta comedia nacional plantea una situación clásica pero con sus vueltas localistas. Pedro (Diego Vegezzi), es un joven tímido y nervioso que se fue de su pueblo a estudiar como tenor a Buenos Aires y regresa allí para el casamiento de su hermana en compañía de su mejor amigo, barítono (Mariano Saborido, para mí al menos toda una revelación cómica) y gay, con quien debe adaptarse a los choques culturales, si se quiere, que encuentra en Vera, el pueblo santafesino del que es oriundo.

Los conflictos son varios, demasiados, en una película que tiene muchas situaciones muy graciosas, muy buenos diálogos y un elenco muy dúctil para tratarlas con el timing justo. El problema es que son demasiadas las situaciones y personajes a los que se abre la historia en apenas 90 minutos, muchos conflictos sugeridos y no desarrollados del todo. Puede ir desde la aparente confusión sexual del novio de su hermana, hasta la irritación que a Pedro le produce la madre de éste, a la aparición de unos amigos de la infancia, de una chica, de otros(no tan) amigos de la infancia y así. Cada situación en sí está por lo general muy bien planteada y resuelta pero da la impresión que hay un problema de edición o de un guión demasiado ambicioso para ser desarrollado en tan poco tiempo.

Pero más alla de ese tipo de problemas típicos de una opera prima, MUSICA PARA CASARSE revela algo que no se ve muy seguido en el cine argentino de estos años: una comedia con buenos diálogos, ingeniosos y cómicos, y con un elenco (y un director/guionista) que entiende el tempo de la comedia clásica a la hora de ponerlos sobre la mesa. Las miradas, insinuaciones y conflictos pueden ser demasiados y hasta confusos pero uno tiene la sensación que esos son ajustes que podrán resolverse en el tiempo. El oído, especialmente, para la buena comedia, está presente y en evidencia.

 

INFINITY BABY, de Bob Byington (7)

La quinta película de este especialista en comedias incómodas –a quien el BAFICI le dedicó una retrospectiva hace dos años– maneja dos ejes narrativos paralelos, conectados entre sí. La historia transcurre en un futuro cercano en el que una empresa, a partir de una investigación de celulas, logró generar bebés que no crecen nunca, no lloran, se alimentan poco y nada y hay que cambiarles los pañales solamente una vez por semana. La empresa los entrega en adopción y da 20 mil dólares a quienes los toman. Pero no todos los quieren.

Dos amigos «vendedores de bebés» –Martin Starr y Kevin Corrigan– trabajan para la compañía y, como no logran vender uno de los babies, deciden quedárselo ellos. Pero las consecuencias serán un poco más serias de lo que la promo vendía. Por otro lado está Ben (Kieran Culkin), otro empleado de la compañía (ya verán cómo llega a serlo), un joven caprichoso que va de cita en cita conociendo chicas y arruinándolo todo cuando, a los tres meses y casi religiosamente, se ve obligado a presentárselas a su madre. Pero acaso las cosas no sean tan así como parecen: acaso Ben necesite que su madre haga lo que él no se atreve a hacer por su cuenta.

Las dos subtramas se cruzarán (clave es el rol de Nick Offerman como el fundador de la compañía) en una cringe comedy de esas que hacer reír, incomodan e irritan a la vez; una a la que le viene muy bien su gran elenco de excelentes comediantes (además de los citados actúan Megan Mullally, Stephen Root y Martha Kelly) y una premisa que se va volviendo más y más absurda con el correr de los minutos y que deja en claro que no hay que hacer necesariamente alteraciones genéticas para que muchos seres humanos –hombres, especialmente– sigan siendo bebés a lo largo de sus vidas.

 

TOO MUCH INFO CLOUDING OVER MY HEAD, de Vasilis Christofilakis (2)

Como todos los años, el BAFICI tiene varias de esas WTF movies, o películas cuya presencia en el festival es casi inexplicable. Aquí hay dos motivos que justificarían la presencia de este tipo de relato: una, que es una comedia proveniente de un país que últimamente ha hecho de la clínica gravedad un mantra con los autores del Nuevo Cine Griego; y dos, que habla sobre cine, cineastas, el mundo de la ficción. Pero más allá de eso es, a falta de términos más elegantes, pésima.

Vasilis es el director y el protagonista del filme, que también es cineasta, pero uno que no logra poner en marcha su segunda película por diversos motivos. Primero, porque su opera prima sobre zombies nazis cyborgs gays (es tan obvio el chiste como suena) fue un fracaso enorme. Y dos, porque es un pelmazo absoluto de esos que no se soportan ni a sí mismos. El resto de los personajes (estudios, publicistas, actores, familiares, colegas) tampoco lo soportan y son ellos igualmente insoportables. Y, lo que es peor, no paran un segundo de hablar y hablar y hablar para decir una acumulación de tonterías y obviedades.

El director dice inspirarse en el mumblecore pero nada más alejado de eso que esta comedia ampulosa y grotesca que tiene solo una escena graciosa (en la grabación de una publicidad de cerveza) y que irrita más y más a cada minuto. Es cierto que el cine griego peca de excesiva gravedad, pero las películas sobre imbéciles suelen ser igualmente fastidiosas. Y si bien el festival defiende, y con mucha lógica, la inclusión de películas cómicas y livianas en su programación, tonterías así no ayudan en nada. De hecho, en el mismo BAFICI hay otra comedia de similar temática (la iraní PIG) que es mucho más ingeniosa y divertida que este intragable ego trip de interminables 105 minutos.

 

HACERSE GRANDE

TAKARA, LA NUIT OU J’I NAGE, de Damien Manivel y Kohei Igarashi (7)

Esta colaboración entre el realizador francés de LE PARC y el japonés de HOLD YOUR BREATH LIKE A LOVER se centra en el niño que da título al filme, un chico de unos 5, 6 años que no duerme bien ya que se despierta cuando su padre se va a trabajar y quien una mañana, cuando va semidormido a la escuela, se pierde, toma otro rumbo y empieza a derivar primero por la zona y luego tomándose un tren y viajando a otra ciudad en busca de su padre, sino literal al menos metafóricamente.

El niño se aventura solo en medio del invierno en pueblos y ciudades chicas donde uno debe aceptar –es parte de la estructura de fábula que propone el filme– que nadie jamás lo pare para saber qué hace un chico tan pequeño dando vueltas solo. Lo mismo sucede con la otra propuesta arriesgada del filme: que no haya casi ningún diálogo salvo los que se escuchan de fondo en algunas escenas. El esquema de todos modos funciona (si uno no se pone en extremo realista) y lo que el filme transmite al espectador es esa misma sensación de búsqueda, deriva y aventura de un niño que parece disfrutar el hecho de estar perdido sin los miedos ni los prejuicios que un adulto podría tener ante similares circunstancias. Una película pequeña y bella.