BAFICI 2018: críticas de Apertura, Cierre y Competencia Internacional

BAFICI 2018: críticas de Apertura, Cierre y Competencia Internacional

por - cine, Críticas, Festivales
16 Abr, 2018 09:02 | Sin comentarios

Aquí están las críticas de muchas de las películas de la principal competencia del festival porteño con excepción de las que tendrán su estreno mundial en el evento, que este año son varias. A esas hay que sumarles las de tres muy recomendables títulos que se presentan fuera de competición.

PELICULA DE APERTURA

LAS VEGAS, de Juan Villegas (8)

Si bien LAS VEGAS puede parecer una película no demasiado «riesgosa» en los términos convencionales, de algún modo lo es. El filme de Villegas trata de ubicarse en una zona que no tiene demasiados antecedentes en la Argentina –o al menos no que hayan funcionado tan bien– que es el de hacer una comedia que esté a mitad de camino entre el costumbrismo televisivo de los formatos convencionales de las películas más comerciales de ese género y de la comedia indie, las que suelen apreciar más los cinéfilos que el público masivo y que el propio Villegas supo hacer años atrás en SABADO.

LAS VEGAS se juega por un tono ligero pero con apuestas cómicas decididas, al punto de tener varios gags físicos además de los esperables juegos verbales. La película transcurre a lo largo de un par de días en Villa Gesell, en el edificio que le da su título, una de esas construcciones cuadradas y estéticamente poco agraciadas que existen de a centenares en la costa argentina. Una madre, Laura (Pilar Gamboa) y su hijo adolescente con el que parece tener una relación algo tirante, Pablo (el freestyler conocido como Wos) se van allí a pasar unos días y de entrada todo parece que va a salir mal: se les queda el micro, tienen problemas con la policía y, a consecuencia del temperamento de Laura, se meten en una serie de complicaciones por minuto.

Pero lo peor es cuando descubren que Martín (Santiago Gobernori), el ex marido de Laura y padre de Pablo esá vacacionando en el mismo edificio y con una joven novia colombiana. Al chico no le gusta nada la idea pero Laura termina enredándose en un peculiar juego de seducción y distancia que será central a la trama. Pablo, en tanto, da sus primeros pasos en el complicado juego de la atracción romántica con la guardavidas de la playa lindante. LAS VEGAS es, literalmente, una comedia de enredos y es muy claro ver en ella el tipo de cine que la inspiró: los clásicos de la comedia hollywoodense de los ’30 y los ’40 (y la revisión Bogdanovich de aquellas), con Gamboa jugando un rol similar al de una Katharine Hepburn o similares graciosas divas capaces de combinar una lengua filosa y habilidad para el slapstick.

El subgénero específico al que pertenece el filme es uno que fue bautizado por el filósofo Stanley Cavell como «comedia de rematrimonio». Y Villegas sigue sus pasos con fidelidad y acertando en la mayoría de las decisiones. Es cierto que para un resultado aún más redondo –y siendo fiel a esos clásicos– a la película podría faltarle algún enredo más –es de esas películas cortas que deberían ser más largas–, pero Villegas prefiere ser económico, una economía que también incluye una puesta en escena con muchos planos largos en los que el elenco logra hacer que sus personajes fluyan y brillen. Y si de brillar se trata, la que se lleva puesta la película es Gamboa, que vuelve a demostrar que es una de las mejores –sino la mejor– comediante argentina en muchos, muchos años.

 

PELICULA DE CLAUSURA

ISLA DE PERROS, de Wes Anderson (8)

A lo largo de su carrera, Wes Anderson ha hecho películas que pueden ser consideradas raras, extrañas, hastra herméticas. Quizás ISLA DE PERROS sea la más extrema de todas ellas. Un filme animado para adultos (o niños con el IQ del protagonista de RUSHMORE), ISLA… es radical desde su misma propuesta, su lógica ilógica, la manera en la que la belleza visual y la creatividad en la puesta en escena se llevan por delante casi todo. La nueva película del director de LOS EXCENTRICOS TENENBAUMS hace que EL FANTASTICO MR. FOX parezca una película convencional de Disney, tal es el grado de radicalidad de la puesta en escena y de la imaginación desplegada aquí. Si bien eso, es cierto, puede costarle cantidad de público o accesibilidad comercial, finalmente lo que importa es la obra en sí. Y esta película es una pequeña maravilla.

Así como su colega Paul Thomas Anderson, Wes parece encerrarse cada vez más en un mundo propio y hermético que fascinará a los estudiosos de su obra y de los detalles de su puesta en escena, aún a riesgo de alienar a un público más casual. Aquí la historia puede parecer sencilla, pero es lo único sencillo del filme: la trama de cómo un niño japonés viaja a la isla del título a rescatar a su perro para terminar volviéndose una suerte de defensor del “oprimido pueblo canino” es un deleite de imaginación y magia. (Leer crítica completa aquí)

 

COMPETENCIA OFICIAL

TRANSIT, de Christian Petzold (9) Fuera de competencia

El realizador alemán Christian Petzold es un verdadero artista del melodrama, un cultor y conocedor del género tal que se permite experimentar con él como no muchos lo han hecho. TRANSIT, sin embargo, no es —como algunos han aseverado— un filme totalmente experimental sino uno que juega con un enroque temporal que resignifica todo el tiempo lo visto. Es que TRANSIT es una película basada en una novela de 1942 sobre la ocupación nazi en Francia pero está contada como si transcurriera hoy. Pero no se trata de una actualización completa. La novela sigue siendo la misma (hay fascistas ocupando Francia), pero no hay carros de la Gestapo ni cascos sino policías comunes y corrientes, taxis modernos y celulares.

La metáfora no es muy compleja que digamos: Petzold intenta mostrar cómo el trato que en la actualidad se le da a los refugiados no es muy distinto de lo que sucedía entonces, con una sociedad civil que daba la espalda a los que eran perseguidos y necesitaban protección. Pero el director de PHOENIX/AVE FENIX está lejos de plantearse hacer un docudrama político convencional sino que usa los recursos y las figuras del melodrama para contar esa especie de purgatorio en vida que fue para muchos y sigue siéndolo hoy ser un perseguido político, un refugiado, un paria social. (Leer crítica completa aquí)

 

LA FLOR, de Mariano Llinás (9)

“Siempre de viaje” es uno de los lemas de Mariano Llinás y sus socios en la productora El Pampero. El movimiento como solución creativa y la peripecia como dispositivo vital. Lo ha sido siempre (HISTORIAS EXTRAORDINARIAS es casi una oda a las rutas de la provincia de Buenos Aires) y lo es más ahora, en LA FLOR, en la que ese viaje parte de esa misma provincia a la que el director sabe sacarle belleza donde muchos solo vemos chatas llanuras y se extiende hacia el mundo, de París a Siberia, del Este de Europa a América Latina, y también al resto de la Argentina.

LA FLOR es una saga de seis películas de distintos formatos, géneros, temas y duraciones unidas por una serie de constantes: las cuatro actrices de Piel de Lava (Pilar Gamboa, Laura Paredes, Elisa Carricajo y Valeria Correa) que protagonizan cinco de ellos; la idea de la aventura (el tercer episodio, toda una novela de espías que envidiría el propio John Le Carré), el recorrido y la fuga (el sexto episodio, de formato experimental, sobre un grupo de cautivas), y ese constante movimiento devenido en trama, conflicto, ficción, ficción, ficción. Solo en un momento (durante una buena parte del cuarto episodio), Llinás aparenta romper el dispositivo y deja correr una serie de ideas modernistas que hacen eco y comentan la propia película que se está filmando. Pero acaso no sea tan así: lo más probable es que sea solo otro nivel del mismo juego.

Los dos primeros episodios ya fueron comentados en su momento en otro post (leer aquí) y si bien pueden ser repensados en función de haber visto el filme completo eso quedará para otro momento. Solo cabe agregar aquí sobre ellos que, junto a los dos últimos, representan un intento de Llinás de alejarse de los esquemas un poco más probados y experimentar desde lo formal. Los dos episodios siguientes mantienen cierto estilo que a esta altura se podría considerar clásico de varios filmes de la productora El Pampero.

El tercer episodio, que conforma todo lo que se conoce como LA FLOR (PARTE 2), se extiende a lo largo de casi seis horas y es una verdadera matrioshka (muñeca rusa AKA “mamushkas”) de historias de espías, que parte de un secuestro y de la espera de un enfrentamiento entre dos bandos para ir desplegándose hacia el pasado y contar, casi, una historia cinéfila de la Guerra Fría. (Leer cítica completa, acá)

 

PAISAJE, de Jimena Blanco (7)

La opera prima de Blanco, productora ejecutiva de muchas películas de la ya desaparecida compañía BD Cine, revela un ojo más que interesante para la puesta en escena a la hora de contar una historia si se quiere pequeña acerca de una larga y complicada noche en la que cuatro amigas se meten en problemas. A diferencia de lo que podría esperarse de una película con una trama de este tipo (algo así como una version femenina y de personajes múltiples del DESPUES DE HORA, de Martin Scorsese), Blanco plantea un modelo narrativo bastante impresionista, eligiendo utilizar muy poca profundidad de campo y centrándose en los rostros y los cuerpos (las sensaciones) de sus protagonistas.

Las chicas son cuatro amigas que viven en lo que parece ser un country ubicado en el Gran Buenos Aires en algún momento de los años ’90. A partir del deseo de una de ellas de verse con un chico que toca en una banda en el centro porteño, el grupito encara el viaje hacia la ciudad hasta llegar al boliche en cuestión. Pero una vez que están allí las cosas empiezan a complicarse: el objeto de deseo es mucho menos “galante” que lo que imaginan, llega la policía al lugar y las chicas deben irse, pero se olvidan una mochila allí. Enredadas en esos y en otros problemas empiezan a circular/escapar por la ciudad sin tener una forma muy clara de volver a casa y tal vez teniendo que pensar en esperar la madrugada siguiente.

Blanco divide su narración en dos partes. En la segunda –y a partir de la confusión, el miedo y las recriminaciones– aparecen los conflictos personales de las protagonistas y los que tienen unas con otras. El desenlace de este muy breve filme de poco más de una hora es un tanto abrupto, ya que los problemas de las chicas parecen surgir y quizás hasta resolverse de una manera un poco apresurada. Da la impresión que es una película que podría alcanzar mayor complejidad dramática durando unos 10, 15 minutos más. Pero de todos modos la manera en la que Blanco se acerca al confuso y contradictorio universo de la adolescencia, esa zona donde el deseo se mezcla con el miedo y la atracción sexual se confunde con otras cosas, resulta más que convincente en un filme que explora esas sensaciones (mezcla de “sensatez y sntimientos”) desde un punto de vista profundamente femenino.

 

AZOUGUE NAZARE, de Tiago Melo (8)

Esta opera prima brasileña que fue premiada en el Festival de Rotterdam propone un choque, en cierto modo, similar al de la película dominicana COCOTE, ya que plantea el conflicto entre dos formas de acercarse a la religiosidad a partir de los fenómenos culturales. El protagonista es un hombre que festeja el carnaval dentro de la tradición maracatú, cuyas formas y actividades no son bien vistas por el pastor evangelista del pueblo de Nazaré da Mata en el que transcurre la historia ya que implican travestismo y una dosis de franqueza sexual no aptas para el cristianismo más retrógrado.

El protagonista de este filme se ve atado entre esos dos universos. Su nombre es Tiao y disfruta como pocos esas celebraciones, especialmente cuando se transforma en Catita Daiana, su alter-ego travestido. Pero su mujer es cristiana y no ve con buenos ojos estas actividades de su marido. A lo que hay que sumarle la presión del pastor, que tuvo su pasado como «maestro de maracatú» pero que dejó todo por la religión, o eso al menos dice. Tiao les promete que lo abandonará pero no será fácil ya que es muy complicado, como dicen, dejar del todo de lado las cosas que a uno lo apasionan. Y en el pueblo se vive al ritmo de esa festividad: la espera, la preparación y el evento en sí.

Melo filma en Pernambuco, en una zona cercana a Recife, con actores no profesionales que le dan una gran frescura a lo que sucede. Cierto tono cómico ayuda a aflojar la tensión de la situación, algo que sale a la luz en especial cuando Tiao aparece en plan Catita. Pero más allá de los detalles narrativos específicos, lo que más se aprecia en el filme de Melo es la forma en la que las vidas y costumbres del lugar están representados en la pantalla.

 

AS BOAS MANEIRAS, de Juliana Rojas & Marco Dutra (8)

El cine brasileño acostumbra a salpicar sus historias en apariencia realistas con elementos sobrenaturales. Rojas y Dutra –que en sus filmes individuales y juntos han hecho siempre apuestas de este tipo– vuelven a jugar a ese género para contar la historia del encuentro entre dos mujeres de distinta clase social: la primera es una chica millonaria y solitaria que está embarazada y la otra es una mujer negra más humilde a la que contrata para que la ayude.

La relación entre las dos va superando esa inicial distancia racial y de clase para volverse cada vez íntima hasta que el nacimiento de la criatura trae una inesperada sorpresa que desestabiliza no sólo la relación sino también a la propia película, que cambia de género (en más de un sentido) de un momento a otro, transformándose en una mezcla de película de fantasía y otra de terror. Sin dejar de lado la crítica mirada social, la dupla de directores transforma la película en una fábula oscura que hace de San Pablo el escenario de una historia tan truculenta como sorprendente y extrañamente mágica.

 

GABRIEL E A MONTANHA, de Felipe Barbosa (7) Fuera de competencia

La más cercana al realismo y al relato clásico de las tres películas brasileñas presentadas en esta sección –películas que demuestran la vitalidad y originalidad de buena parte de los cineastas de ese país– se centra en el viaje que hace el Gabriel del título, un viajero incansable, por países africanos tratando de recorrerlos y de conocer sus culturas, a veces acompañado por su novia pero en gran parte de las ocasiones, por su cuenta.

Sin miedo de meterse donde otros no se meterían y con un envidiable espíritu aventurero –el filme se basa en una persona real– Gabriel se pone un desafío mayúsculo en su recorrido ligado a la montaña que le da título al filme. Ya verán lo que ocurre ahí, pero hasta llegar a eso es interesante ver un personaje como éste, alguien que no se considera turista sino viajero pero que no puede evitar verse expuesto a ciertas situaciones más típicas de un viajante casual. Y son esas situaciones las que llevan al espectador a repensar y replantearse la manera en la que uno se enfrenta a estos choques culturales con la inocencia «progre» del que todo lo puede, convencido de que el mundo se doblará para donde uno quiere que se doble. Algo que no siempre ni necesariamente pasa.

 

LES FAUX TATOUAGES, de Pascal Plante (8)

Un chico va a un concierto de una banda hardcore en Montreal justo cuando está por cumplir 18 años. A la salida pasa por un bar a tomar algo cuando una chica se le acerca, desenfadada, y se pone a hablar con él, más tímido y discreto, que quiere sacársela de encima. De a poco ella comienza a sacarlo de su caparazón y ese incómodo inicio se va volviendo más cálido y amable a lo largo de las horas y de la noche y así. Es un maravilloso comienzo para una posible historia de amor.

Esa relación empieza a crecer pero parece tener un límite preciso: él tiene que irse en unas semanas a vivir a otra ciudad, a unas cuatro horas de ahí, a la casa de su hermana. De a poco se va sabiendo cuáles son los motivos de esa súbita mudanza, que tienen que ver con un hecho duro de su pasado reciente. Pero la película avanza sin convertirse en un relato de misterio sino que usa esa situación para darle a la historia un tono algo más denso y al personaje un aura más complicada.

Historia de amor –con canciones y referencias a bandas– que va de la frescura del encuentro a las complicaciones posteriores, TATUAJES FALSOS refleja de manera muy lograda las sensaciones de estos dos adolescentes enfrentados a un romance que no esperan y que remueve sus cimientos. Y que los hace replantearse casi todas las cosas, como suele suceder en estos casos.

 

DRY MARTINA, de Che Sandoval (8)

La tercera película del realizador chileno radicado en la Argentina utiliza esa temática (el ir y venir de uno al otro lado de la cordillera, las diferencias de lenguaje y personalidad entre los habitantes de ambos países) para trazar el retrato de una mujer, la Martina del título, encarnada por Antonella Costa, en plan diva de la música en un momento de su vida en el que ya no es tan exitosa como supo ser. Su vida está marcada por algunos problemas –padre en coma, dificultad para vivir plenamente su sexualidad, de ahí el primer significado del «dry» del título– pero gracias a una personalidad avasalladora se las arregla para salir adelante negando los problemas y buscando compañías sexuales ocasionales.

Uno de esos encuentros la modifica por partida doble: una chica chilena que es muy fan suya la persigue diciendo que es su medio hermana pero a Martina le interesa más el novio de ella, con quien termina teniendo un sexo más apasionado del que acostumbra. Eso la lleva a perseguirlo a Chile donde termina enredada en una trama familiar más complicada de lo que suponía. DRY MARTINA, con el acostumbrado humor ácido y veloz del realizador de SOY MUCHO MEJOR QUE VOS, es comedia un tanto amarga sobre los afectos inesperados, la soledad que se teme, el sexo como escape, la negación y la necesidad de armar algún tipo de «familia» (real, sustituta o imaginaria) para sobrevivir.

Costa brilla en un papel armado para su lucimiento en el que se la ve cantar, manipular a hombres y mujeres por igual y tratar de llevarse el mundo por delante como sea, tapando cualquier cosa que se parezca al dolor. Sandoval también pone en juego esas diferencias culturales entre lo que para él son argentinos más decididos y frontales respecto al sexo y chilenos más conservadores y tradicionales. En ese choque de valores, de terminología y de acentos (otra gran actuación es la de Geraldine Neary como su fan y posible hermanastra) logra otra muy buena comedia de personajes que utiliza la risa y el timing cómico para tirar algunas amargas aunque finalmente esperanzadoras ideas sobre las personas.

 

AN ELEPHANT SITTING STILL, de Hu Bo (9) Fuera de competencia

Esta película china se fue rodeando de un aura de mito a lo largo del festival y en dos etapas. La primera tenía que ver con su historia: una opera prima de cuatro horas cuyo director se suicidó a los 29 años, luego de terminarla. La otra, cuando se empezó a mostrar y el entusiasmo comenzó a circular entre los críticos. Logré verla, finalmente, en su última exhibición, y el cine enorme en el que la daban estaba absolutamente lleno de gente expectante. Muchas veces estas “bolas de nieve” festivaleras suelen culminar en decepciones ya que la expectativa es tal que las películas no suelen estar a la altura de lo que se esperaba. Este NO es uno de esos casos. La película es extraordinaria, el testimonio único de un cineasta que acaso sintió que todo lo que tenía para decir sobre el mundo estaba aquí. Y que después no había nada más.

La película tiene un aire a las primeras de Jia Zhangke (de XIAO WU a THE WORLD), especialmente en su retrato de personajes jóvenes desesperanzados que viven en ciudades de provincia en medio de situaciones conflictivas y/o policiales. Aquí hay un grupo de varios personajes principales y la película se ocupa de ir contando cada una de sus vidas a lo largo de apenas un día y luego de mostrarnos cómo se conectan entre sí. AN ELEPHANT SITTING STILL podría considerarse como un drama con tintes policiales cuyas marcas de estilo más claras son sus planos largos y complejos (pero no necesariamente virtuosos) y la pintura de una serie de vidas marginales y complicadas, de personas que no parecen encontrar una salida de ningun modo. (Leer crítica completa aquí)

 

FROM WHERE WE’VE FALLEN, de Wang Feifei (7)

Este bella, elegante y compleja película china puede resultar un tanto desconcertante a la hora de entender su entramado narrativo, pero eso no debería impedir (al menos, no del todo) su disfrute. Yo la vi dos veces y creo que sigo sin terminar de atar cabos (la palabra clave: flashback), pero resulta siempre intrigante de descifrar.

La película toma como punto de partida el viaje de una pareja de amantes y su llegada a un lugar costero que enfrenta a Japón, donde se encuentran con un amigo de él. Ella no tarda en darse cuenta que su amante no tiene intenciones reales de dejar a su esposa y, mientras los amigos hablan de negocios, ella entabla contacto con un hombre que está en el mismo hotel. Habrá lo que parece ser un flashback en el que sabemos de donde viene ese hombre, cuál es su conexión con los demás y su principal intención: vengarse de algo que sucedió en el pasado. O al menos eso entendí yo…

Todo el filme se construye como un rompecabezas que no llega a extremos lynchianos pero que apuesta por dobles, idas y vueltas en el tiempo, presentes alternativos y otras potenciales confusiones. En el centro están los amores perdidos y encontrados, las traiciones y los engaños, y la sensación que todo podría haber sido distinto si en lugar de elegir una salida de la ruta uno hubiera elegido otra.

 

VIRUS TROPICAL, de Santiago Caicedo (7)

Esta película de animación de y para jóvenes/adolescentes es otra de esas historias de crecimiento que tanto gustan en este festival. Solo que una realizada en animación, basada en la novela gráfica homónima de la artista conocida como PowerPaola. Lo que cuenta aquí no es otra cosa que su propia historia, en un formato que hace recordar al de la película iraní PERSEPOLIS aunque sin su capa más política.

Es la historia de una familia un tanto disfuncional, con una madre que vive en Ecuador con sus hijas mientras que su padre, religioso y distante, las deja para irse a trabajar a Colombia, una forma disimulada del divorcio. El filme realizado con una animación simple para los parámetros comerciales pero muy efectiva, se centra en las hijas de esa pareja, especialmente la de Paola, quien debe lidiar con todo lo que va pasando a su alrededor: crisis familiares, conflictos con hermanas y madre, las rebeldías y las alianzas, una mudanza a Colombia y la difícil adaptación al país, chicos, salidas, sexo, peligro y varios etcéteras.

La película logra transmitir de manera muy sentida y efectiva, pasando del drama a la comedia, las sensaciones de Paola a lo largo de los distintos cambios que atraviesa con el correr de los años que pasan en esta memoir animada. Aprovechando el formato animado para darle una especial poesía a esas sensaciones, Caicedo y la ahora adulta Paola recuerdan con franqueza y sensibilidad esa complicada etapa de la vida.

 

A TIGER IN WINTER, de Lee Kwang-kuk (7)

Para las duras noches de excesos de alcohol en Corea parece haber una solución: llamar a un chofer por teléfono, quien usará tu auto y te llevará a destino seguro cuando apenas podés mantenerte en pie. Eso es lo que hace Gyeong-yu para sobrevivir. Es un escritor que no escribe, acaba de ser dejado de forma muy artera por su novia con la que vivía y hoy sobrevive con ayuda de amigos y lo que saca de ese trabajo. Que no es mucho, ya que más de una vez los clientes no le pagan por distintos motivos.

Una de las personas alcoholizadas a las que va a buscar no es otra que una ex-novia, una mujer que ha escrito una famosa novela pero que está con el clásico «bloqueo de escritor» y no solo no puede avanzar con la segunda sino que está bebiendo bastante más de lo aconsejable. El reencuentro hace pensar en una posible «salvación» para ambos pero el asunto no será tan sencillo ya que ninguno de los dos –en especial ella– está del todo preparado para una relación. Y encima, el tigre que da título al filme es literal. Se ha escapado del zoológico y amenaza a la ciudad.

Lee no arma un relato simple de redención mutua. Al contrario. Pese a las intenciones de recuperar lo perdido pronto queda claro que el malestar, el dolor y las frustraciones de ambos les juegan en contra. En ese sentido por momentos la película se vuelve algo cruel y pesimista, sacando a la luz las peores cualidades de muchos de los personajes que la atraviesan, a excepción del protagonista que parece un buen tipo victimizado por todos ellos. Esa disparidad atenta un poco contra la credibilidad del filme, pero sin embargo uno sigue sus peripecias hasta el final con interés, en un drama oscuro con algunos toques de comedia que juega con esta idea de la dificultad de las «segundas oportunidades» sin ofrecer soluciones sencillas.

 

A HORRIBLE WOMAN, de Christian Tafdrup (4)

Esta efectista película danesa será sin duda tema de conversación a la salida del cine, especialmente para los que vayan con sus parejas. El título parece decirlo todo, pero acaso no sea tan así. ¿O sí? Es la historia de un hombre de treinta y pico, soltero, que en una reunión conoce a una muy simpática y bella chica con la que empieza una relación. Ella, de a poco, comienza a meterse en su vida de una manera que él no imaginaba: no tarda en querer conocer a sus padres, en mudarse con él, en cambiarle las cosas de lugar para poner las suyas. Decidida y jugando casi todo el tiempo de modo pasivo/agresivo Marie se impone ante un Rasmus inseguro y abrumado que acepta sin querer del todo las condiciones que ella propone.

Pero pronto empiezan las crisis y los problemas, que irán dando lugar a sorpresas, idas y venidas, peleas y reconciliaciones. Durante buena parte del metraje la película parece jugar con su propio título: ¿es Marie una mujer horrible o es él un niño grande que no toma las riendas de su propia vida? ¿es realmente Rasmus la víctima aquí o simplemente alguien incapaz de abandonar los hábitos y fetiches de la adolescencia perpetua? El problema del filme es que en un momento abandona toda la ambigüedad para dar respuestas más claras y esas respuestas no son particularmente agradables sino que revelan un grado de crueldad de pura cepa escandinava.

Discutir más en detalle lo que esta película generará sería entrar en el terreno de los spoilers, por lo que supongo que es algo que cada espectador –solo o en pareja– tendrá que decidir por su cuenta. También, es cierto, se trata de la clase de película que quizás tenga distintas interpretaciones si es vista por un hombre o por una mujer. Pero lo que es claro es que, en un momento y con algunas escenas muy específicas, la película abandona esa ambigüedad y se deja llevar por la respuesta más obvia a lo que plantea su título, que debería estar formulado a modo de pregunta si este fuese un filme más sutil e inteligente.

 

WHEN SHE RUNS, de Robert Machoian y Rodrigo Ojeda-Beck (7)

Mínima y minimalista por donde se la mire, esta película norteamericana combina muy bien y de una manera muy justa y coherente forma y tema. Es la historia de una chica que entrena para competir en una fase eliminatoria de una carrera de lo que parecen ser 400 metros, de esas que si se superan varias se puede llegar a los Juegos Olímpicos. Pero la vida de Kristin está muy lejos de ser la de una estrella de elite del deporte: trabaja en una suerte de heladería y tiene que lidiar con asuntos mundanos y complejos como un hijo pequeño y un marido al que ve poco y que no se lleva muy bien con su obsesión deportiva.

Los directores retratan lo que parecen ser los días previos a su carrera, tan cotidianos como suenan pero logrando que uno establezca empatía con esta mujer que, literalmente, tiene que correr tanto para lograr sus objetivos deportivos como para combinar eso con trabajo y familia, con los problemas, desencuentros y potenciales bajones depresivos que eso genera. La película, como la protagonista, también avanza de un lugar a otro sin grandes crescendos dramáticos pero con una enorme verdad que permite pensarla casi como un documental. «Todo por un sueño», como se titularía si fuera una versión más comercial y clásicamente narrativa de esta misma historia.

 

1048 LUNES, de Charlotte Serrand

 

VILLAGE ROCKSTARS, de Rima Das (7)

Las vidas de un grupo de chicos que en una aldea perdida en la India quieren formar un grupo de música es el centro de este pequeño y sensible filme de esa nacionalidad. La protagonista es una chica llamada Dhunu, que tiene unos 10, 11 años, vive con la madre y sueña con comprarse una guitarra eléctrica. Pero no solo es un sueño que parece absurdo para el lugar en el que vive sino que, siendo una niña, tampoco es muy bien visto en el barrio.

Las desventuras de Dhunu y de los otros chicos en relación con los adultos, con la música y con la realidad compleja que les toca vivir son el centro de esta otra película que bien podría caer en la categoría coming of age. De manera amable aunque siempre al borde del ternurismo de exportación a esta película la ayuda un espíritu lúdico y una puesta en escena que permite entender la relación de los chicos con el lugar de una manera precisa pero sin apoyarse en gruesos trucos narrativos.

Es, en cierto modo es una película de «empoderamiento femenino» muy al uso pero no por eso se vuelve tópica o reduccionista. Al final, no es más que la historia de una chica que desafía las convenciones, como decía aquella canción, «para tocar la guitarra todo el día y que la gente se enamore de mi voz».

 

VIOLENCE VOYAGER, de Ujicha

 

FEMALE HUMAN ANIMAL, de Josh Appignanesi (5)

Esta curiosa película británica que tiene su premiere mundial en el BAFICI –seguramente el único motivo por el que está en competencia, tomando en cuenta la reciente obsesión del festival por este tipo de tonterías como tener «premieres mundiales extranjeras»– es una mezcla rara entre una ficción filmada con artistas y curadores a punto de inaugurar una muestra sobre Leonora Carrington, y lo que le pasa a una de las curadoras de esa muestra cuando en su vida personal empiezan a tallar fuerte, psicológicamente, algunas de las ideas de la artista.

La protagonista, Chloe, pasa de entrevistas, reuniones, agasajos y charlas con colegas a vivir, en paralelo, una serie de situaciones de berreta thriller psicosexual que dejaría con la boca abierta, por la impericia con la que está hecho, a conocedores del género tipo Brian de Palma. Lo más interesante del filme está en lo que más se acerca al «documental» y al raro mundillo del arte, pero cuando la trama de romances peligrosos con misteriosos sujetos cobra mayor protagonismo, la película pierde el rumbo. Y no ayudan ni las actuaciones (de un elenco no profesional) ni la pobreza de las imágenes en una película cuya presencia en la competencia internacional resulta bastante incomprensible más allá del «dato» citado arriba. Que es más o menos lo que sucedía en las competencias marplatenses de los años ’90, cuando por tener películas inéditas teníamos que ver este tipo de cosas. En realidad, peores…

 

BLUE MY MIND, de Lisa Brühlmann (5)

Sí, otro coming of age y van. Es cierto que, al menos para mí, es una narrativa muy rica en matices, motivos y situaciones, pero llega un momento en que es inevitable que se reiteren o que se vuelvan un tanto, cómo decirlo, ¿tontas? La situación es la previsible: adolescente de 15 años llega a un colegio nuevo y trata de integrarse al grupete de chicas populares que primero la ningunean y luego terminan, a regañadientes y tras pasar unas pruebas, aceptándola. A sus padres, en tanto, el asunto no parece importarles mucho porque son el cliché del padre burgués europeo al que nada le importa más que sus muebles nuevos.

Pero Mia se pone las pilas y demuestra ser tan o más fiestera y «rebelde» que sus nuevas amigas: bebiendo de más, seduciendo a chicos, robando en un shopping y así. Pero pronto la película pega un giro inesperado que la lleva a un terreno fantástico. No diremos demasiado pero podemos resumir en que la chica empieza a sufrir algunas transformaciones físicas raras. Transformaciones que a falta de mejor término bien podríamos llamar con el término médico de «metáforas».

En ese terreno entre lo real y lo fantástico se mueve esta película suiza, cuyo mayor problema es que no logra armar una lógica propia con la fantasía que propone y entonces no puede impedir que el espectador en lugar de entrar en el juego de la fábula oscura (muchos compararán a este filme con LA FORMA DEL AGUA) la enfrente a un realismo que la película no puede sostener. Para el final, cuando la lógica desaparezca y la crueldad de los jóvenes se muestre en todo su horrendo esplendor hormonal, no habrá vuelta atrás. Sí, la película habrá mostrado brutalmente la confusión y mutaciones de la vida adolescente pero lo habrá hecho de una manera tan simplista y adolescente como las metáforas que maneja.