Festivales: «Junun», de Paul Thomas Anderson

Festivales: «Junun», de Paul Thomas Anderson

por - Críticas
18 Nov, 2015 01:22 | Sin comentarios

Uno se ha acostumbrado tanto ya al perfeccionismo visual de las películas de Paul Thomas Anderson que lo primero que sorprende –shockea, casi– es lo estéticamente desprolijo que JUNUN es. De entrada nomás, mientras la cámara de Anderson recorre circularmente a un grupo de músicos de la India que, junto a Jonny Greenwood (el músico […]

junun_poster_1Uno se ha acostumbrado tanto ya al perfeccionismo visual de las películas de Paul Thomas Anderson que lo primero que sorprende –shockea, casi– es lo estéticamente desprolijo que JUNUN es. De entrada nomás, mientras la cámara de Anderson recorre circularmente a un grupo de músicos de la India que, junto a Jonny Greenwood (el músico de las películas de PTA y miembro de Radiohead) y el israelí Shye Ben Tzur, están grabando un álbum que mezcla varios estilos musicales de la zona, la cámara se tambalea, se va de foco, deja entrar la luz hasta quemar la imagen. Es todo lo que uno no imagina en el preciso universo cinematográfico del realizador de PETROLEO SANGRIENTO.

Pero en su primer documental, PTA ha elegido ponerse en otro lugar y adoptar un modo cinematográfico que corre en paralelo con el despojo, la relajación y la entrega musical de estos talentosos intérpretes. Es como si el director entrara visualmente en consonancia con el tono que le propone la música y se diera cuenta que una planificación visual clara y organizada no tendría sentido en ese contexto. JUNUN transcurre en su mayoría dentro de un antiguo fuerte en Rajastán, India, y salvo algunas excepciones específicas, consiste en una mayoría de planos secuencia de los músicos grabando. No todos son estrictamente «secuencia» (hay cortes e inserts en varias ocasiones), pero la idea que Anderson priorizó fue tratar de capturar el momento musical con la menor cantidad de interrupciones posibles. Y es, claramente, la mejor decisión posible para ese tipo de experiencia musical.

junun2Las excepciones tienen que ver con planos del exterior que dejan ver la ciudad que se extiende, enorme, por abajo del elevado fuerte, muchos de ellos capturados por una cámara ubicada en un drone; un viaje a la ciudad que algunos músicos hacen para comprar o arreglar sus instrumentos y unas muy breves charlas (más que entrevistas) con algunos de los músicos y con un hombre que da de comer a las aves que rondan todo el tiempo el fuerte, interrumpiendo muchas veces las grabaciones y obligando a algunas soluciones manuales para detenerlas. Por allí anda Nigel Godrich (productor de Radiohead, entre otras bandas), organizando esa mazcla étnica que deja sus diferencias (culturales, idiomáticas, de estilos de vida) para unirse en una especie de síntesis musical que, es cierto, tiene mucho de World Music para consumo occidental, pero que no deja de ser vibrante, especialmente cuando se la observa siendo interpretada en vivo con devoción, en algunos músicos, directamente religiosa.

PTA sabe mantenerse al margen en lo que respecta a sus marcas como cineasta (la «marca» de JUNUN acaso sea la ausencia de marcas, la desprolijidad que termina llamando la atención sobre sí misma ya que por momentos hasta parece una película amateur) y lo mismo pasa con Greenwood, quien pese a ser el gestor del proyecto, como acostumbra, se queda en un rincón, cabeza gacha, pelo tapándole la cara, silencioso y concentrado en su instrumento. JUNUN, con sus 54 minutos de duración y su distribución digital (se estrenó mundialmente en el Festival de Nueva York el mes pasado y al día siguiente estaba en la plataforma MUBI), está pensado como un filme un tanto lateral en la carrera del realizador de MAGNOLIA, pero sería interesante ver cuánto la experiencia de hacer esta película afectará su forma futura de trabajar. En VICIO PROPIO ya se lo veía un tanto más anárquico y relajado en sus decisiones de puesta en escena que en sus películas anteriores, por lo que no sería del todo sorprendente si sigue por ese camino.