Mar del Plata 2015: Competencia Argentina (11 críticas)

Mar del Plata 2015: Competencia Argentina (11 críticas)

por - Críticas
03 Nov, 2015 04:10 | Sin comentarios

Una nueva selección de cine nacional para su competencia interna, con varios nombres nuevos, algunos más reconocidos, fuerte presencia de documentales y una mezcla de géneros y estilos. Las películas se irán subiendo aquí apenas tengan su estreno local que en muchos casos es mundial y no antes, como debe ser para cualquier estreno mundial […]

30MDP_Isotipo_150dpi_fondo colorUna nueva selección de cine nacional para su competencia interna, con varios nombres nuevos, algunos más reconocidos, fuerte presencia de documentales y una mezcla de géneros y estilos. Las películas se irán subiendo aquí apenas tengan su estreno local que en muchos casos es mundial y no antes, como debe ser para cualquier estreno mundial que se precie. Así que irán viendo aquí, de una en una, subir la cantidad de críticas de esta competencia de cine argentino. Si bien es cierto que algunos no son estrenos mundiales, como no se escribió aquí previamente se lo hará tras su estreno. La única crítica «anticipada» fue la de EL MOVIMIENTO, de Benjamin Naishtat, que ya estaba publicada en el blog tras su paso por el Festival de Locarno.

 

COMPETENCIA ARGENTINA

EL ARRULLO DE LA ARAÑA, de José Celestino Campusano

El-arrullo-Campusano-655El cine de Campusano experimentó en los últimos años una serie de cambios que lo reacomodan en otra posición dentro del panorama cinematográfico nacional. Abandonados los territorios que exploraba en sus primeras películas y “refinando” su lenguaje audiovisual, hoy Campusano ha perdido bastante de aquello que hacía a su cine algo tan fuerte, contundente y original, haciendo más visibles sus flaquezas y obviando sus fortalezas, que tenían que ver con su acercamiento frontal y sin vueltas a lugares y personajes de un submundo desconocido para mucho.

EL ARRULLO DE LA ARAÑA es una suerte de pieza teatral que transcurre en un negocio y plantea la difícil relación entre el dueño y sus empleados. Como idea –la sutil explotación laboral, el desprecio racial disfrazado, la economía política que maneja ese tipo de relaciones– no es mala. Es como si Campusano intentara hacer una suerte de manifiesto político/sindicalista sobre los problemas laborales con un énfasis fuerte en la lucha de clases y en conflictos del tipo racial.

El problema es que en estos ámbitos se evidencian, otra vez, las limitaciones de su propuesta cinematográfica, limitaciones que tiene –en este caso– aún más que ver con los diálogos que con las actuaciones. Si bien estas últimas no se destacan –Campusano siempre trabajó con los cuerpos y los rostros de formas muy particulares– podrían llegar a ser funcionales al material dramático. El problema está en el material en sí: los textos son parrafadas poco creíbles y excesivamente subrayadas sobre los Grandes Temas que trata, y tampoco desde la puesta en escena Campusano propone una radicalidad (a lo Straub o Godard) como para que esa especie de recitado de frases de índole política se vea desde un distanciamiento brechtiano o como algún tipo de filme experimental propio de ese tipo de cineastas.

No logro que me terminen de convencer las últimas películas de Campusano. No digo que deba volver a lo que hacía antes, pero hay algo fracturado y disonante en sus nuevos filmes que los vuelven didácticos, previsibles y subrayados. Las discusiones terminan volviéndose de mesa de café y, queriéndolo o no, en EL ARRULLO DE LA ARAÑA, Campusano empieza a parecerse a un cineasta de los años ‘80.

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CAMINO A LA PAZ, de Francisco Varone

Camino-a-La-Paz-10Para tratar de salir de la mala situación económica que atraviesa con su pareja, Sebastián (Rodrigo de la Serna) empieza a trabajar como remisero y encontrando cierto disfrute en un trabajo que alguien de clase media como él jamás habría pensado hacer. Uno de sus clientes es Jalil, un anciano un tanto mañoso con el que no parece llevarse muy bien. Sin embargo, el hombre mayor lo sigue llamando y finalmente le encarga un trabajo complejo: llevarlo hasta La Paz, Bolivia, donde Jalil necesita visitar a un familiar. Sebastián no quiere aceptar pero el dinero no sobra y termina metiéndose en la aventura –en la road movie— con este hombre. Previsiblemente, la relación entre ellos irá cambiando. Pero, imprevisiblemente, no de las maneras esperadas.

Jalil es musulmán, practicante, y ese descubrimiento primero incomoda a Sebastián –cuando por ejemplo tienen que detenerse para rezar–, pero de a poco las aventuras que viven los irán acercando, especialmente a partir de la crisis de pareja que él vive con su esposa (Elisa Carricajo) y el frágil estado de salud del anciano. CAMINO A LA PAZ tal vez no se escape de un modelo y formato narrativo de encuentro de opuestos bastante practicado en el mundo y hasta en la Argentina (uno podría decir que está en la línea temática de LAS ACACIAS), pero el relato funciona con cierta fluidez y momentos de genuina emoción, más allá de alguna que otra situación no del todo bien resuelta.

Un detalle aparte es la mirada cercana a la cultura musulmana que la película muestra como un eje importante de toda la trama. En la incomodidad –primero– y fascinación –después– que los actos y costumbres religiosos generan en Sebastián la película tiene otro eje paralelo, tratado con cuidado, sutileza y respeto, que le agregan otro punto a favor a un tipo de relato que, sin esos ingredientes, podría quedarse en la anécdota.

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COMO FUNCIONAN CASI TODAS LAS COSAS, de Fernando Salem

Cómo-funcionan-casi-todas-las-cosas-770x436Celina (Verónica Gerez) quiere vender enciclopedias y juntar plata e irse de ese paraje medio desértico en el que vive. Su padre ha muerto y a su madre no la ve desde pequeña, aunque la busca. Tras dejar su puesto en una zona de peaje en una autopista por la que nunca pasa nadie, Celina empieza a trabajar vendiendo esas enciclopedias, algo para lo que no es demasiado talentosa. Pero allí conoce a una vendedora más veterana en el asunto (Pilar Gamboa) que la acompaña en su ruta, con su hijo pequeño y sus propios problemas a cuestas.

Con un tono que va de la comedia absurda al drama familiar, la película de Salem se apoya en la irónia que implica que estas dos mujeres con vidas tan problemáticas estén tratando de vender una suerte de pesada enciclopedia de autoayuda que tiene el mismo título de la película. Usando distintos recursos visuales, separando el filme en capítulos ligados a los del libro y guardando algunas relativas sorpresas para el final, el filme de Salem tiene momentos muy disfrutables y acertados junto a otros un tanto fuera de tono. Es una película episódica, cuya atención, tensión e interés crece o baja de acuerdo a cada una de esas partes en la que se divide esta especie de road movie.

El elenco ayuda. Apoyando al personaje central que muy bien interpreta Gerez, está Gamboa insuflando energía al relato y, en papeles más breves, Rafael Spregelburd y Marilú Marini. Como dice el título, COMO FUNCIONAN CASI TODAS LAS COSAS es una película en la que muchas de las cosas funcionan pero, como la propia enciclopedia que “vende”, tampoco tiene las respuestas para todos los problemas.

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LOS CUERPOS DOCILES, de Matías Scarvaci, Diego Gachassin

los cuerpos docilesTener un gran personaje puede marcar una enorme diferencia. Y este documental lo tiene. Se llama Alfredo García Kalb y es un abogado penalista que se dedica a defender, al menos en los casos que se ven aquí, a jóvenes que han sido detenidos por delitos. Alfredo, un ex presidiario que sabe las consecuencias que para esos chicos tendrá pasar años en la cárcel –lugar en el que se castiga y controla, más que se reeduca, de ahí el título “foucaultiano” del filme– trata a veces con mañas que bordean lo legalmente aceptable hacer zafar a pibes que se admiten culpables, tratando de funcionar como una especie de padre y mentor, convenciéndolos si se salvan de caer presos –desde la experiencia y cierto tono de hermano mayor– que deben dejar la vida delictiva.

Los modos de Alfredo son raros y para muchos sonarán cuestionables, pero tienen una cierta lógica. El filme sigue un par de casos en los que él trabaja, de los cuales se destaca uno en el que dos jóvenes son acusados por un robo con armas en un negocio. Las idas y vueltas de ese caso –las negociaciones con los chicos y luego el juicio oral– serán la parte central de la trama, pero es Alfredo quien se roba la película, con su forma tan poco ortodoxa de presentarse (uno podría definirlo como un abogado “del palo”, que se hace amigo de sus clientes o eso logra hacernos creer) y sus nerviosos/maníacos modos.

La película tampoco explora a fondo su vida personal y eso, finalmente, es una gran decisión, ya que lo muestra básicamente en funcionamiento y pone en juego lo que sucede cuando ese personaje y sus clientes se enfrentan a los ámbitos judiciales más tradicionales. Es cierto que el abogado es el centro del filme pero no es el clásico retrato bizarro de un “personaje peculiar” tan caro al documental argentino de estos últimos tiempos. Es un documental sobre ciertas zonas y manejos del sistema judicial –con las que algunos podrán estar de acuerdo y otros, no– con un personaje muy particular dentro de él. Y eso marca una gran diferencia.

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HIJOS NUESTROS, de Juan Fernández Gebauer, Nicolás Suárez

hijosnuestrosPrimero, una aclaración pertinente: soy hincha de Huracán así que me cuesta bastante ponerme del lado de un protagonista fanático de San Lorenzo y una película en la que se canta una versión coral de una canción que celebra los descensos de mi querido club. Pero haré lo posible por ser imparcial ya que el filme, después de todo, excede la anécdota futbolística.

Ahora, hablando en serio…

HIJOS NUESTROS cuenta la historia de un solitario y deprimido taxista (Carlos Portaluppi), fanático del Ciclón y ex jugador del club por poco tiempo y muchos años atrás, que en uno de sus viajes lleva a una madre (Ana Katz) y a su hijo al entrenamiento de fútbol del adolescente. Una cosa lleva a la otra y el hombre se transformará en casi el chofer de ellos, entablando una tentativa relación amorosa con ella y tratando de que el chico –fanático de Vélez– se pruebe en San Lorenzo. Pero por diversos motivos que se irán develando en el filme, combinar el fanatismo futbolístico con la vida social y amorosa no será del todo fácil para nuestro descuidado y futbolero protagonista.

Una historia de amor asordinada, que pone en juego los conflictos entre la devoción futbolística y la necesidad de escapar al encierro que a veces ese mismo fanatismo provoca, HIJOS NUESTROS tiene a su favor, además de a sus muy buenos actores, unos momentos de humor casi surrealista que agregan un toque extraño y simpático a una película (en uno de ellos, delirante, tiene un cameo Daniel Hendler) que de otro modo se volvería un tanto previsible. Esos pequeños detalles –y algunos momentos actorales que comparten Katz y Portaluppi– son lo mejor que tiene la película. Lástima que sean tan “cuervos”… 

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HORTENSIA, de Diego Lublinsky, Álvaro Urtizberea

hortensiaEl primer gran triunfo de HORTENSIA es ubicarse en un registro bastante poco usado en el cine argentino: no es realista ni clásica ni literaria ni teatral. Se podría decir que funciona en una especie de territorio entre absurdo e hiperrealista, en un mundo que se parece bastante al nuestro, pero no del todo. Se la ha comparado con el tipo de cine que hace Wes Anderson y algo de eso hay…

Hortensia es una chica que sueña con crear el mejor zapato del mundo y encontrar un novio rubio, ya que cualquier otra opción no es válida. Su padre acaba de morir, ella está un poco abandonada a su suerte en una casa que se cae a pedazos, acaba de separarse de su novio y su única compañía es su perrito. Pese al estado depresivo y al caos que la rodea (no toca ningún aparato eléctrico porque su padre murió electrocutado), ella anda siempre de punta en blanco, como recién salida de un aviso publicitario de 1965.

A lo largo de la película su objetivo será conseguir ese ansiado novio (tiene dos candidatos que no la convencen del todo, por distintos motivos) y armar ese bendito zapato, aunque en realidad el problema es otro y tiene que ver con superar la muerte de su padre. Los dos muy diferentes “candidatos”, el ex novio, otra amiga con mañas similares, el perro en cuestión y algunos otros personajes con obsesiones peculiares (los torneos de lanzamiento de bala parecen ser muy importantes allí) compondrán las distintas variantes y tangentes de este peculiar relato que convence por la forma en la que las excentricidades de los personajes están tomadas con total naturalidad y en un tono afectivo –uno se encariña con ellos, por más bizarros que sean– y por momentos hasta encantador. Más allá de que peque de vez en cuando de preciosista (llamémoslo, el factor AMELIE), HORTENSIA es una rareza más que disfrutable del cine argentino reciente.

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KRYPTONITA, de Nicanor Loreti

KryptonitaKRYPTONITA no es una película de superhéroes. Sería una trampa o una mentira suponer que el espectador se va a encontrar al verla con el lujo de efectos especiales y los poderes administrados a gran escala por escuderías como Marvel o DC que han travestido sus cómics en enormes gestas de acción constante, tramas incomprensibles y pasión desenfrenada por cosas (personas, edificios, ciudades, planetas enteros) que explotan por los aires. Al menos en ese sentido, es bueno que KRYPTONITA no sea eso.

La nueva película de Nicanor Loreti (que dirigió un filme de terror de culto como DIABLO y también dos películas de la popular saga SOCIOS POR ACCIDENTE) está más cerca del policial de gente sitiada y sin salida, de ese subgénero que habitualmente consiste en una serie de personajes encerrados y/o rodeados que tratan de sobrevivir al acoso y al potencial ataque de los de afuera, mientras también lidian con sus problemas internos. Las referencias son varias: el modélico western RIO BRAVO, de Howard Hawks; su reversión policial ASALTO AL PRECINTO 13, de John Carpenter; o hasta cierto punto PERROS DE LA CALLE, de Quentin Tarantino, por citar solo algunas… (Leer crítica completa, aquí)

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EL MOVIMIENTO, de Benjamín Naishtat

movimiento-cedron-criticaEl realizador de HISTORIA DEL MIEDO y de varios muy buenos cortos se corre un poco en lo que respecta a la época pero no en lo que respecta a sus temas preferidos en esta curiosa suerte de western gauchesco experimental, cuyo modelo austero y extrañado para observar la Argentina del siglo XIX hace recordar un poco a JAUJA. No tanto en lo específico –ni el blanco y negro de la fotografía ni la trama tienen mucho que ver con los del filme de Lisandro Alonso, aunque sí el académico cuadro 4:3–, si no más bien en el intento de observar el pasado nacional desde una nueva o diferente perspectiva a las más convencionales, algo que uno imagina volverá a aparecer el año que viene con ZAMA, de Lucrecia Martel.

El tema de Naishtat siempre ha sido la violencia latente que tensiona todas las relaciones humanas. En cortos como EL JUEGO y ESTAMOS BIEN, esa violencia se hace presente a través del uso de armas, sí, pero también en función de la imprevisibilidad psicológica de los personajes. En HISTORIA DEL MIEDO pasa algo parecido, pero allí el miedo es ya casi un estado de la mente, una condición de la existencia en el mundo actual, la sensación de que lo real, lo aparentemente normal, tiene siempre un costado oscuro e imprevisible.

el movimientoEn EL MOVIMIENTO –filme realizador a partir de un premio del Festival de Jeonju y estrenado mundialmente allí– estamos en 1835, la Argentina es un páramo donde la peste ataca y los soldados sobreviven casi sin comida en sus viajes por parajes desérticos o abandonados a su suerte. En medio de esa misteriosa tierra de nadie en la que no parece salir nunca el sol y las amenazas pueden venir de cualquier lado, nos encontramos con un hombre (interpretado magníficamente por Pablo Cedrón) que viaja tratando de convencer, como sea, a los pueblerinos de unirse a su tan mentado y nunca explicado “movimiento”. Las opciones no parecen ser muchas: sumarse o pasar a degüello.

No hay que ser historiador ni saber mucho de política argentina para notar por donde pasa la metáfora que intenta contar Naishtat, que viaja al pasado para trazar una historia de la violencia política en la Argentina en nombre de improbables causas políticas que esconden, más que otra cosa, intereses y deseos personales. El filme relatará la “campaña” de este hombre y sus dos secuaces (uno de ellos jamás abre la boca y el otro es un hombrem muy joven) en su paso por una serie de cada vez más abandonados parajes provinciales, incluyendo algunos alucinatorios inerludios musicales.

El-movimiento2Con una fotografía magnífica en blanco y negro y una atención especial por los rostros, los gestos y las miradas, EL MOVIMIENTO no avanza de una manera narrativa clásica, sino que más bien se va hundiendo hacia una especie de abismo de la locura, la matanza y la masacre. Todo lo que puede salir mal va a salir mal, y los muertos y degollados se irán apilando en esta breve (la película apeas supera la hora de duración) pero impactante peripecia.

Sobre el final Naishtat reserva una sorpresa mediante un procedimiento que ya había usado en otros trabajos suyos (la idea de “romper la cuarta pared” con el espectador), como si fuera una manera de trazar una línea directa entre esos extravagantes sucesos, la actualidad y poniendo el recurso de la ficción versus el documental como espejos de un mismo sistema de cosas. La película puede parecer muy alejada a nuestra forma de vida pero la ficción es solo un pase de magia: con un mínimo detalle escenográfico, la realidad se hace presente planteando con claridad que, acaso, las cosas no sean tan distintas ahora de lo que lo eran 180 años atrás.

En la constante discusión de la crítica local sobre si las nuevas generaciones de cineastas se atreven o no a meterse en temas políticos, Naishtat deja en claro que no le teme al desafío. (Estrenada en el Festival de Locarno)

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PAULA, de Eugenio Canevari 

paulaCon bajo perfil, un tono medido, ajustado y una puesta en escena controlada y con un sutil uso del sonido, PAULA es una película irreprochable desde un punto de vista formal. Es la historia de una niñera de los chicos de un gran caserón/campo que descubre que está embarazada –de un chico del barrio, casi seguramente, aunque se deja entrever que puede no ser así– y que trata de conseguir dinero para abortar sin lograrlo. Ni un adelanto de sus patrones, ni del huidizo padre. Así, la callada y mesurada Paula irá soportando una pequeña humillación tras otra mientras trata de ordenar su vida personal.

Al filme puede faltarle algún giro dramático o alguna situación que lo saque del tono medido y pausado que tiene a lo largo de su hora y poco más de metraje, pero eso no es necesariamente un problema. Mucho cine nacional ha funcionado a partir de sutiles cambios de tonos, pequeñas situaciones, giros dramáticos menores y minimalismo de principio a fin. Y el de Canevari lo hace. El problema, acaso, es que llega demasiado tarde a un «sistema» que el cine argentino viene practicando hace ya bastantes años.

A PAULA le pesa su similitud con LA CIENAGA –familia del interior de clase alta y veladamente racista con muchos hijos girando alrededor, una pileta y una mucama incómoda y fuera de lugar que trata de disimular su furia contenida– y con muchos otros filmes nacionales que circularon por zonas similares. En sí misma, es una película valiosa y respetable. Dentro de un ciclo determinado de cine nacional, llega demasiado tarde… (Del Festival de San Sebastián)

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PEQUEÑO DICCIONARIO ILUSTRADO DE LA ELECTRICIDAD, de Carolina Rimini, Gustavo Galuppo 

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LOS PIBES, de Jorge Leandro Colás

LOS-PIBESEl proceso que implica entrar en un club de fútbol, para miles y miles de chicos y adolescentes argentinos al año, está muy bien retratado en este documental centrado en el trabajo de “scouting” que hacen en Boca Juniors varios veteranos ex jugadores que hoy se dedican a recibir a los chicos que llegan a probarse al club y a viajar a distintos lugares del país a descubrir promisorias “joyitas”.

Si bien se trata de una película centrada en Boca –y con el evidente beneplácito y permiso de las autoridades del club– el filme relata esos procesos de una manera bastante honesta. Se observa lo complicado que es llegar para los chicos, lo duro y competitivo que puede volverse el proceso, cómo los clubes se roban jugadores entre sí y otros secretos del “negocio” que viejos zorros del club manejan a la perfección.

Tal vez, sí, Boca quede como una especie de paraíso en lo que respecta al reclutamiento de jugadores –se habla todo el tiempo de lo bien que se los tratará allí, se les dice constantemente lo importante que es la educación y no se muestran cosas seguramente más oscuras que deben suceder en esos escenarios, como la soledad y angustia de muchos de estos pibes que no quedan o que sí quedan y deben dejar a sus familias–, pero por lo general es un retrato honesto de un mundo que se muestra y conoce poco.

Particularmente interesantes son las charlas al pasar, anecdóticas (la centrada en el “Pollo” Vignolo es muy divertida) entre Madurga, Mastrángelo y otros ex jugadores que hoy se dedican a descubrir talentos, y los comentarios al pasar que hacen mientras analizan a los jugadores. Un documental sobre la cocina del fútbol que disfrutarán especialmente los que estén interesados en el tema, como es obvio. Y los hinchas de Boca, hoy, todavía más…

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UN TANGO MAS, de Germán Kral

Un-tango-mas-655La historia de Juan Carlos Copes y María Nieves como la pareja de baile que, dentro del marco del show Tango Argentino, hizo muchísimo por internacionalizar el tango-danza es bastante conocida. Se sabe, también, que se conoce de toda la vida per que hace años que no bailan más juntos y que están separados tanto profesional como personalmente. Este muy elegante, caro y un poco antiguo documental (en su formato de reconstrucciones, de falsos backstages y reacciones estudiadas) que casi está pidiendo ser una ficción. No solo por la cantidad de recursos con los que cuenta –es una producción alemana– sino porque el corazón de la historia acaso lo amerite en función de las limitaciones de este formato.

Nieves y Copes no solo no bailan más juntos. No se hablan, no se miran, se odian profundamente. Ella es la que lo deja más claro –durante el 80% de la película es ella la que habla– ya que cuenta qué cosas pasaron que los fueron distanciando. Kral y su equipo entrevistan también al más reticente Copes y a algunas otras personas que cuentan cuáles fueron esos dramas, que seguramente serían más interesantes contados directamente en el ámbito de la ficción.

Lo que lo valida como documental es el material de archivo que el filme posee y en el que se ven escenas de la pareja bailando en sus buenos y en sus malos tiempos también. La tensión que se genera entre esos materiales y lo que se sabe que pasaba “detrás de escena” es sin duda lo mejor de este prolijo, profesional (excesivamente profesional) documental que intentará exportar, esta vez en formato fílmico, otra historia del tango argentino….