Berlinale 2016: «Maggie’s Plan», de Rebecca Miller
De no ser por algunos detalles de la puesta en escena y del desarrollo de la historia, uno podría pensar que MAGGIE’S PLAN es otra de las comedias de Noah Baumbach protagonizadas por Greta Gerwig. Los elementos están todos ahí, solo que hay una diferencia: la directora en realidad es Rebecca Miller, en su primera […]
De no ser por algunos detalles de la puesta en escena y del desarrollo de la historia, uno podría pensar que MAGGIE’S PLAN es otra de las comedias de Noah Baumbach protagonizadas por Greta Gerwig. Los elementos están todos ahí, solo que hay una diferencia: la directora en realidad es Rebecca Miller, en su primera comedia romántica hecha y derecha, muy alejada de dramas previos como PERSONAL VELOCITY y THE BALLAD OF JACK AND ROSE y mucho más cerca a ese universo de neurosis urbana que bien retratan los filmes de Baumbach y, claramente, los del casi «inventor» de este mundo (al menos en su versión cinematográfica), Woody Allen.
Aquí, la hija de Arthur Miller (y esposa de Daniel Day-Lewis) dirige a Gerwig haciendo un típico personaje de la actriz: Maggie, una chica de Nueva York (no es de allí, pero ahí vive) inteligente y neurótica que no parece hacer pie en su vida romántica, lo cual le estaría impidiendo tener hijos. Es por eso que, después de una serie de fracasos de pareja, decide ir por la vía de la inseminación artificial, convocando para la «tarea» a un compañero de la universidad que hoy es un «empresario del pickle». Pero en medio de ese proceso aparece John (Ethan Hawke), un profesor universitario con el que se cruza casualmente y con el que empieza a verse cada vez más seguido ya que él le pide que lea la novela que está escribiendo.
John está casado con Georgette (Julianne Moore, en un muy divertido y excesivo rol, con acento y vestuario más que extravagantes), una respetada intelectual de origen danés que es aún más neurótica que ambos, por lo que su relación con Maggie no termina por concretarse. Y justo el mismo día en el que Maggie hace su elaborado experimento inseminatorio, John finalmente decide declararle su amor y dejar a su mujer por ella. Pero la historia allí recién comienza y el plan de Maggie que el título promete todavía no apareció. Ya verán con qué tiene que ver…
En medio de este triángulo amoroso hay también tres niños y, en roles secundarios, Bill Hader y Maya Rudolph como la clásica (caótica, pero más o menos estable) pareja de amigos de la protagonista, quienes la aconsejan, sostienen y soportan… a su manera. Es que la chica termina dándose cuenta que su nuevo novio es bastante más irresponsable de lo que parecía y la vida en familia se le vuelve más complicada de lo pensado. La historia va y viene por los distintos personajes (por un buen rato hasta la propia Maggie desaparece y crece Georgette) y acumula demasiadas situaciones, muchas de las cuáles funcionan bien pero otras no tanto. Esa estructura le da al filme un carácter permanentemente irregular ya que nunca parece terminar de pisar en terreno del todo firme y dispara para distintos lados, con mayor o menor suerte.
De todos modos, en sus mejores momentos MAGGIE’S PLAN es una divertida comedia romántica del mundillo intelectual, con romances cruzados y discusiones sobre Zizek y antropología que no llamarían la atención en una película de Woody Allen. De hecho, hasta algunos momentos musicales parecen hacer aún más obvia esa conexión. Miller evidentemente está un tanto más cerca del ritmo y tonos de sus personajes de cuarenta y treintaypico que Woody, pero en cuanto a estructura narrativa el veterano cineasta le saca varios cuerpos de ventaja.
Más que Gerwig, quien reitera –modos más, mohínes menos– su simpática criatura de casi siempre, la «estrella» de la fiesta es Moore, que salió claramente con los tapones de punta a robarle la película a la protagonista. Y, en una manera un tanto caricaturesca pero efectiva, lo logra con un personaje que bordea lo delirante. Todo el elenco parece estar al servicio de ella y en un punto no se sabe si la dominante personalidad es la de Georgette o de la propia Moore, dos divas de la vieja escuela.