Berlinale 2016: «The Commune», de Thomas Vinterberg
Efectiva y efectista, engañosamente humanista pero finalmente cínica, THE COMMUNE, de Thomas Vinterberg, vuelve a mostrar algunos de los grandes méritos del cine del realizador de LA CELEBRACION así como también muchos de sus reiterados vicios. La película, basada en sus propias experiencias viviendo en una «comuna» en las afueras de Copenhagen a fines de […]
Efectiva y efectista, engañosamente humanista pero finalmente cínica,
THE COMMUNE, de Thomas Vinterberg, vuelve a mostrar algunos de los grandes méritos del cine del realizador de
LA CELEBRACION así como también muchos de sus reiterados vicios. La película, basada en sus propias experiencias viviendo en una «comuna» en las afueras de Copenhagen a fines de los ’70, se centra en una pareja (Erik y Anna) con una hija de 14 años que decide empezar a vivir en la casa de la infancia del marido sumando a algunos amigos para hacer la convivencia más llevadera (según Anna) y/o para reducir los gastos (según Erik).
Pero pese a su título THE COMMUNE en realidad toca poco y nada el tema de la vida «en comunidad» ya que tras un inicio en tomo cómico y auspicioso sobre las complicaciones de la vida en grupo (se trata de una comuna bastante burguesa y de gente de alrededor de 40 años que poco tienen que ver con el hippismo) pasa a centrarse en el triángulo amoroso que se desarrolla entre Erik y Emma, una de sus estudiantes de arquitectura en la Universidad. Y, en especial, en las consecuencias que ese affaire tiene en su esposa Anna y en su hija adolescente.
THE COMMUNE es, claramente, un intento de Vinterberg de lidiar con su propia historia de una manera más o menos directa. Y en muchos momentos se siente la sensación de que se trata de un mundo conocido y familiar para el realizador. A favor del filme se puede decir que, como suele pasar en su cine, está bien contado, y logra tocar algunas fibras muy íntimas al lidiar con las fuertes y mezcladas emociones que aparecen cuando Anna –que es una famosa presentadora de un noticiero de TV– intenta sumar a la más joven Emma a la vida en la casa y seguir como si nada pasara para finalmente descubrir que no puede hacerlo.
Pero en su contra le juega el hecho que el protagonista masculino, Erik, es un ser bastante repelente y poco interesante (cuesta imaginarse a dos mujeres desesperándose por un tipo tan necio, egoísta e inútil) y que, con el correr de los minutos, los personajes de la comuna en cuestión van siendo cada vez menos interesantes y desaparecen o se quedan en el repetido gag. Hay otros problemas del filme que sobrevienen al final pero no conviene spoilearlos. Bastará con decir que, lamentablemente, el lado más cínico del realizador reaparece en esos momentos echando por tierra mucho de lo bueno que había logrado.
Lo que seguramente saldrá de aquí es un premio a la actriz Trine Dyrholm quien le da a la película toda la fuerza que la sostiene y la vuelve vital durante buena parte de sus casi dos horas de metraje. Su Anna, una mujer de más de 40 que quiere seguir con su vida en grupo mientras vive una situación emocional complicadísima, es una soberbia creación dramática, algo que sale a la luz claramente en una escena de un quiebre emocional en su programa televisivo. También Emma (Helene Reingaard Neumann) suma puntos con su composición de un personaje con aristas también complejas. Pero Erik (Ulrich Thomsen) es el eslabón flojo de ese triángulo, desde como está escrito hasta en la forma de ser interpretado. Un «patán» como ese podrá milagrosa e inexplicablemente sostener la atención y las pasiones de estas dos mujeres, pero difícilmente engañe a los espectadores.