Festivales: Olhar de Cinema (Parte 2)
Concluyó la quinta edición de Olhar de Cinema –en Curitiba, Brasil–, que repartió premios en varias de sus secciones, siendo EL VIENTO SABE QUE VUELVO A CASA, de José Luis Torres Leiva, la ganadora en la sección competitiva oficial (aquí está la lista completa de premios). Entre lo más destacado del festival estuvo, además de […]
Concluyó la quinta edición de Olhar de Cinema –en Curitiba, Brasil–, que repartió premios en varias de sus secciones, siendo EL VIENTO SABE QUE VUELVO A CASA, de José Luis Torres Leiva, la ganadora en la sección competitiva oficial (aquí está la lista completa de premios). Entre lo más destacado del festival estuvo, además de la muy cuidada selección de títulos recientes, una sección dedicada a clásicos restaurados, entre los que se pudieron ver MOUCHETTE, QUE VERDE ERA MI VALLE, EL MANUSCRITO DE SARAGOSA, ANNA y EL COLOR DE LA GRANADA, entre otras. La retrospectiva de Matías Piñeiro contó con una extraordinaria Master Class del realizador en la que analizó y explicó su sistema de trabajo como muy pocos realizadores pueden y saben hacerlo.
Acá continuaré con las críticas de las películas que pude ver durante mi estadía en el festival. Habrá una cuarta entrega con otros filmes que se vieron en este notable festival.
LA ULTIMA TIERRA, de Pablo Lamar.
El sistema de fondos de festivales internacionales, una década atrás, apostaron por un tipo de cine como el que hace el paraguayo Lamar –que estudió en la FUC porteña– hasta prácticamente agotarlo. Y aquí llega la opera prima de este realizador que, si bien ya se había destacado dirigiendo cortos de similar estilo, debuta con una película que parece armada a pedido de fondos de coproducción, con un estudiado y calculado estilo observacional, sin diálogos, que cuenta mediante largos, oscuros y bellos planos el último día en la vida de una anciana y lo que hace su marido antes, durante y después del hecho.
Hay algo tan trabajado y trabajoso, tan forzadamente calculado en los planos del filme que le quita a la historia qel grado de verdad que puede tener. Algunos planos bellos –ligados a reflejos con la luz y el agua– le aportan momentos de un carácter casi experimental por el que Lamar podría haber insistido, pero la preferencia es por sostener un ténue hilo narrativo sobre la historia antes mencionada. De todos modos el problema no pasa por la «historia» –el dedicado cuidado de una persona que está al borde de la muerte y lo que sucede después es un tema duro, sí, pero inobjetable– sino por la forma preciocista y excesivamente manierista del filme que parece quitarle todo grado de verdad emocional y hacerle ganar puntos por el lado del exotismo premiable en Europa. Cosa que, claro, sucedió ya que la película fue premiada con un Tiger Award en Rotterdam. El de LA ULTIMA TIERRA es un camino estancado y problemático para el cine latinoamericano.
DANS MA TETE UN ROND POINT, de Hassen Ferhani
Ganador (discutible, en mi opinión, más allá de un jurado de lujo que tenía a Dennis Lim, Boris Nelepo y Eduardo Valente) del premio a la mejor película de la sección Novos Olhares, este documental argelino se centra en la vida cotidiana de un grupo de trabajadores en un matadero. Observacional, en gran parte, pero también con entrevistas un tanto más clásicas, la película describe el trabajo cotidiano de un grupo de operarios pero lo central está en sus conversaciones, que van de lo casual (fútbol, mujeres, apodos que se ponen, música) a temas un tanto más serios, como la desesperación a la que muchos se ven llevados, especialmente los jóvenes, por las dificultades del trabajo y la poca posibilidad de crecimiento o futuro.
Muy cuidada desde lo formal, la película crece especialmente en las conversaciones supuestamente más casuales (una charla sobre Zidane, otra sobre técnicas románticas) y tiene su momento más amargo y angustiante en el testimonio de uno de los operarios más jóvenes. La película es muy sólida desde su planteo pero tengo la impresión que no logra innovar demasiado dentro de un sistema/formato de documental de observación cotidiana sobre el trabajo en lugares y circunstancias adversas o complicadas. De todos modos es una muy valiosa película que, en mi opinión, no está a la altura de otras en la misma sección.
FRAGMENT 53, de Federico Lodoli y Carlo Gabriele Tribbioli.
Con algunos puntos de contacto con THE ACT OF KILLING pero sin los desafíos formales de esa película, este documental italiano –tras un inicio un tanto confuso– se centra en los testimonios de siete «generales» de distintas tribus y facciones que tuvieron una importante participación en las guerras civiles de Liberia en la década del ’90, matando a cientos o miles de personas. Los testimonios son presentados de manera directa, uno tras otro, y si bien puede resultar confuso ubicar los detalles precisos de cada uno de los casos que mencionan, lo que sale a la luz es la manera en la que estos brutales líderes bélicos consideran la guerra, el conflicto armado y la necesaria matanza de gente, soldados o civiles.
Lo que acaso pueda resultar moralmente debatible es que el filme podría parecer glorificar estas figuras, ya que no hay cuestionamientos ni repreguntas y casi todas las entrevistas están filmadas mediante primeros planos de los intensos protagonistas –hoy ya más veteranos y supuestamente «calmados»– y separadas por imágenes del lugar, casi sin intervenciones de los directores. Y si bien es un tema a considerar, en mi opinión la brutalidad descarnada de los testimonios, lo horrible de los hechos relatados y lo poco que parece afectar a los entrevistados, habla por sí mismo, sin que haya necesidad de parte de los cineastas de clarificar nada. El horror monstruoso de estos «dioses de la guerra» se revela con sus propias palabras.
CARNIVORA, de Arthur Tuoto
Cine experimental y unipersonal brasileño, esta nueva película de Tuoto plantea una ingeniosa puesta en escena para un cuento de ciencia ficción de Katherine MacLean en el que se escucha la voz de una mujer narrar, en inglés, su vida como única sobreviviente tras un cataclísmo que liquidó al planeta Tierra. El cuento –que incluye encuentros con extraterrestres– se completa con found footage de imágenes en su mayoría de tono apocalíptico que no necesariamente se complementan con lo que está siendo narrado. Eso, que para algunos podría ser un problema, termina otorgándole al filme un grado mayor de originalidad y le da al espectador un mayor espacio para armar sus propias interpretaciones entre el material que ve y el cuento que escucha.
Si bien el filme tiene poco y nada de «brasileño», la obra de Tuoto (de quien solo vi este filme, ya ha hecho algunos antes) propone una puerta de entrada poco utilizada por el cine en este continente, una que apueste por lo experimental desde las imágenes pero que sostenga una idea narrativa mediante la voz en off (u otros recursos), trascendiendo así la pura contemplación y convirtiéndose en un juego entre imagen y sonido que, además de poder ser seguido con más atención, se abra a zonas de mayores resonancias y sutilezas. Una muy grata sorpresa local.