Festival de Mar del Plata: Estados Alterados, Visiones y Proyecciones Especiales (12 críticas)
Aquí van críticas de tres secciones del festival: «Estados Alterados» –dedicada al cine más vanguardista–, los focos que componen la sección «Visiones» (Ted Fendt, Olivier Assayas, Wang Bing, Pierre Leon y otros) y una Proyección Especial. Como en los otros posts, se irán agregando más críticas de aquí al cierre del evento.
ESTADOS ALTERADOS
HOW I FELL IN LOVE WITH EVA RAS, de André Gil Mata
La vida cotidiana de una anciana en Sarajevo que vive en el mismo lugar en el que proyecta peliculas en un cine que jamás vemos sino como una gran mancha oscura que rodea la pequeña pantalla por la que viejas películas yugoslavas pasan. Esa la pequeña historia que el delicado filme de Gil Mata tiene para contar. Sena proyecta películas y durante buena parte del tiempo vemos (desde el punto de vista de la sala de proyección) esos clásicos y en algunos casos patrióticos filmes de la vieja Yugoslavia mientras ella se ocupa de sus cosas: tender ropa, cocinar, lavar, recibir a Sasha –un joven sin trabajo– y darle de comer.
El filme tiene algo del cine de Chantal Akerman, en su descripción del día a día, minuto a minuto de un personaje. En el caso de Sena, el hecho de que sea proyectorista de un cine que casi parece imaginario, le agrega un toque nostálgico y, a la vez, le aporta un comentario político, especialmente por el choque entre las imágenes impolutas y grandilocuentes que se ven en la pantalla y la cotidianeidad gris de Sena. Las películas tienen una particularidad: todas son protagonizadas por la joven y bella Eva Ras y a través de ella parece irse narrando una sesgada historia del país, una que arranca con el entusiasmo impactante de lo que se exhibe y que tiene su paralelo asordinado en la vida de Sena a quien uno no puede dejar de imaginarse como a la propia Eva de anciana.
THE ILLINOIS PARABLES, de Deborah Stratman
Las historias míticas de la cruenta fundación de los Estados Unidos profundos son un pequeño subgénero del cine más independiente y experimental de ese país. Stratman arma aquí, a través de una serie de once episodios, una historia de las distintas épocas del estado a través de lectura de textos, vistas de monumentos, cementerios, canciones y, más que nada, imágenes de diferentes áreas de Illinois en la que se persiguieron a indígenas, se hicieron tests nucleares y así.
De carácter experimental –y por momentos difícil de seguir si no se tiene un particular interés y conocimiento por ciertos episodios oscuros de la historia norteamericana–, la película de Stratman de todos modos resulta una inquietante manera de ver la evolución de esos estados del Medio Oeste norteamericano de los que tanto se habla hoy luego de las elecciones presidenciales en ese país. Acaso aquí se puedan ver o entender algunas de las raíces de la situación política que hoy se vive.
WAKE, de John Gianvito
Las consecuencias terribles de la polución tóxica que las bases militares norteamericanas dejaron en la bahía de Súbic, Filipinas, luego de retirarse, son el centro de este duro y doloroso documental que muestra los esfuerzos y sufrimientos de las familias que tienen que vivir sufriéndolas. Hijos nacidos con serias dificultades físicas y mentales, familias deshechas, migraciones, contaminación por donde se vea son constantes en este acaso excesivamente largo (son casi seis horas) pero muy impactante documental de Gianvito que continúa el trabajo de exploración en Filipinas iniciado en su anterior filme.
En la película se ven los intentos de organizarse de los ciudadanos, los trabajos de ecologistas intentando cambiar la situación, pero el desastre ecológico es gigantesco y, se sabe, afectará a ese lugar por generaciones. Las bases norteamericanas fueron cerradas hacee más de 20 años y todavía siguen naciendo chicos con deformaciones a causa de la polución del agua de la zona, situación que empeora porque a causa de la pobreza del lugar mucha gente parece seguir con su vida sin tomar conciencia de la gravedad del problema.
El filme se compone básicamente de entrevistas a la gente del lugar que sufre en carne propia y en sus familias las consecuencias (algunas escenas, estén advertidos, pueden ser muy duras de ver), a los que tratan de organizarsee para generar soluciones, a algunos funcionarios y Gianvito repasa también la larga y complicada historia entre Estados Unidos y las Filipinas, que estuvieron en guerra a principios del siglo XX. Más allá de que las bases norteamericanas abandonaron el lugar, si se piensa en lo que dejaron es como si hubieran ganado la más cruel de las guerras.
ALL STILL ORBIT, de James Lattimer, Dane Komljen
Este poético cortometraje intenta ahondar en los orígenes de la ciudad de Brasilia, en lo que había antes de que allí se construyera la capital del estado brasileño. Viejas fotos se mezclan con partes actuales de la ciudad que no tienen mucho que ver con las que conocemos, sino que pintan zonas que parecen alejadas de cualquier centro de poder, aunque igualmente grises. En ese contraste visual entre el supuesto poder que representa Brasilia y lo que es su historia y su presente está el efecto de la película que si bien no tiene que ver con el realismo social (no se muestran las diferencias entre el centro y Ceilandia, como en el cine de Adirley Queiros, por ejemplo) logra capturar de todos modos la sensación de que Brasilia es una ciudad impostada, puesta a la fuerza donde no debería estar.
CILAOS, de Camilo Restrepo
Difícil describir este corto de Restrepo más que como una suerte de breve y furioso musical en el que una mujer francesa de origen africano busca a su padre, un peligroso alcohólico que ha muerto. Lo que sigue es como un acto de posesión casi espiritual en el que la música y la poesía parecen comentar en breves pero fuertes imágenes el sufrimiento y las dificultades de supervivencia de los protagonistas. La imagen en 16mm granulosa suma también y le da al corto un carácter casi de ultratumba, como canciones y ruidos hechos por fantasmas que existen en algún limbo fuera del mundo real. Pero no es así. La descarga, el dolor y la canción pertenecen a nuestro enrarecido planeta Tierra.
MONTAÑAS ARDIENTES QUE VOMITAN FUEGO, de Helena Girón y Samuel M. Delgado
Imágenes encontradas de alguna zona de la campiña española van mutando y deformándose hacia un viaje a las profundidades volcánicas de la isla de Lanzarote en este corto experimental de los directores de SIN DIOS NI SANTA MARIA en el que las imágenes oscuras, cavernosas y subyugantes de esas negras profundidades se combinan con fotos históricas y cuerpos que dan cuenta, tal vez, de historias terribles que pueden haber tenido lugar en esos mismos lugares. Leídas así, esas cavernas se transforman en una suerte de misteriosas y espectrales tumbas.
VISIONES
Nota: En los distintos focos de esta sección solo figuran las críticas de las películas más recientes de cada uno de los realizadores.
OLIVIER ASSAYAS
PERSONAL SHOPPER
PERSONAL SHOPPER es una película extraña, aún para los parámetros de un cineasta acostumbrado a hacer películas que pueden ser calificadas de esa manera. En cierto modo es un filme que toca varias de las ramas de su filmografía pero apuesta a tocarlas casi todas a la vez, lo cual no es usual. La película de Olivier Assayas es un drama personal/familiar, un thriller internacional, un comentario sobre la tecnología, un juego de géneros y, aún más que en su filme anterior, un relato de fantasmas. Cuando maneja estos temas por separado (o los combina con menores cantidades de influencias), los filmes de Assayas son muy efectivos. Cuando todos se combinan en uno solo los resultados son un tanto más endebles. De todos modos, el director de IRMA VEPsigue apostando por un cine inteligente y audaz, alejado de todo convencionalismo al riesgo de alienar a buena parte de los espectadores y críticos, como se lo hicieron saber con el sonoro abucheo tras la proyección de prensa.
La película podría ser un spin off de EL OTRO LADO DEL EXITO (como aquí se llamó CLOUDS OF SILS MARIA) ya que aquí Kristen Stewart vuelve a interpretar a la asistente de una celebridad. Allí era una suerte de secretaria personal de una celebridad del cine mientras que aquí encarna a Maureen, la “personal shopper” (la encargada de comprarle ropa y buscar sus canjes, en principio) de una estrella de la moda a la que no vemos. Pero esa es apenas una parte de la trama. A Maureen se le murió su hermano mellizo hace unos meses y el hombre trabajaba como medium, comunicándose con los muertos. En apariencia, Maureen también tiene esta posibilidad por lo cual la película abre las puertas de entrada a una comunicación entre ambos ya que ella visita la casa de su hermano a la espera de… señales.
En medio de todo esto la chica empieza a recibir extraños mensajes de texto. Si bien es más que peculiar mantener una buena parte de un relato basándose casi solamente en textos de ida y vuelta entre la chica y un “ID Desconocido” mientras Maureen va y viene con su moto haciendo compras en Gucci y Louis Vuitton, la idea de que los textos puedan venir del más allá (el que le escribe parece saber muchas cosas de ella) le da a la película un aire extraño, casi lynchiano, como si la comunicación virtual que mantenemos vía internet y redes sociales estuviera de algún modo ligada a los contactos con el “más allá”. El mensajero convence y seduce a Maureen a hacer una serie de cosas que terminarán desatando los hilos del relato hasta su posterior y cada vez más extravagante conclusión.
PERSONAL SHOPPER no llega a convertirse en una película de terror, pero juega por momentos allí cerca, en una zona donde lo sobrenatural cobra una fuerte presencia. El choque entre esos elementos y el realismo más urbano del resto de la vida de Maureen genera que sea un filme de difícil entrada: ¿cuán en serio debemos tomarnos todo lo que vemos? Assayas no es un surrealista estilizado a la manera de David Lynch como para meternos de lleno en una trama de película de suspenso desatada de esas que nos hacen abandonar del todo el contacto con lo real. Y esa es la tarea más complicada del filme, una que alcanza a resolver a medias: cómo involucrar a los espectadores en una historia en la que lo sobrenatural está presente en lo cotidiano.
En la zona en la que la película funciona mejor es en el drama psicológico de Maureen, en su relación de dependencia con su hermano, con su jefa y con el misterioso hombre de los SMS. PERSONAL SHOPPER es una suerte de relato sobre la necesidad de una mujer de liberarse de ciertos fantasmas (en uno de los casos, literal) que le impiden ser quién es: la celebridad que no le deja probarse sus ropas y la obliga a correr de acá para allá, el hombre que la seduce a hacer cosas que no debería desde ese otro “más allá” que es un texto en un smartphone y, finalmente, su hermano, que deberá aparecer de alguna manera para liberarla de sus penas.
Es, finalmente, la propia Stewart la que ordena emocionalmente las distintas vías narrativas y tonos del filme. Es una actriz seca y módica en recursos histriónicos, lo cual la vuelve aún más creíble en cualquiera de estas extrañas situaciones. Su rostro perturbado y concentrado, su forma rápida y punzante de hablar (no sé cómo los franceses la entienden, pero eso es otro tema) y su convicción ante las por momentos absurdas situaciones que le tocan vivir hacen que PERSONAL SHOPPERjamás se desbande o se pase directamente al kitsch. Como Naomi Watts en MULHOLLAND DRIVE–una película con la que en algún punto se toca– es la que funciona como medium entre la silla del espectador y los misterios y fantasmas que salen de la pantalla. Sea la grande del cine o la pequeña del smartphone a través de la cual, ¿quién sabe?, algún día podamos comunicarnos con los muertos sin necesidad de mediums ni de ouija boards.
PIERRE LEON
DEUX REMI, DEUX
Una de las más simpáticas y sorprendentes películas de esta sección es esta nueva adaptación libre que Leon hace de una novela de Fiodor Dostoievski, en este caso EL DOBLE, como ya lo había hecho anteriormente con EL ADOLESCENTE y EL IDIOTA. Aquí, el filme se centra en Rémi, un timorato oficinista de pueblo chico quien es pasado por alto e ignorado por todos sus colegas y que guarda un secreto amor por la hija del dueño de la empresa, pero nunca avanza ni concreta.
Todo parece cambiar cuando, misteriosamente, aparece un hombre igual a él, que se une también a su oficina pero cuya personalidad –ganadora, canchera– no tiene nada que ver con la suya. Rémi se pierde aún más, se deprime, su “otro yo” va ocupando su lugar y parece hacerlo todo mejor que él. ¿Será que también perderá a su amada con este sujeto?
Mezcla de comedia romántica y absurda con drama existencial, Leon elige contar esta historia de una manera ligera y eso la vuelve especialmente efectiva, con un gran trabajo de composición de Pascal Cervo haciendo dos personajes idénticos pero muy diferentes entre sí, uno que tiene aparentemente todo lo que al otro le falta para poder funcionar en el mundo. Ese “doble” soñado que puede terminar resultando pesadillesco…
TED FENDT
SHORT STAY
Luego de realizar varios cortos, Fendt debuta en el largo con un filme en el que las influencias de cierto cine francés (de los ’60 y ’70 más algunas cosas de Bresson) se mezclan con otras más ligadas al cine independiente norteamericano, tanto el de esa misma década (el look de la fotografía en 35mm ayuda a ser vista en ese sentido) como el más actual mumblecore pasando por el primer Jarmusch. Pero Fendt –proyectorista de profesión y eximio cinéfilo– tiene una rigurosidad visual no común en el habitual indie americano, algo que hace que su filme se destaque de otros que en principio parecen similares.
En 61 minutos nos cuenta una temporada en la vida de Mike, un veinteañero un poco parco y sn demasiadas dotes para sociabilizar que vive con su madre en New Jersey y trabaja en una pizzería. Un conocido suyo se va de viaje a Polonia por un tiempo y le cede su departamento en Philadelphia y también su trabajo: hacer un tour gratis (de esos que se pagan con propina) por el centro de esa ciudad. A Mike nada parece salirle bien –ni con su trabajo, ni con las chicaas, ni con su roomate– pero, o bien no es capaz de reacccionar o no parece importarle demasiado y sigue por el mundo con la cabeza gacha y sin destino aparente.
La película tiene momentos de amarga comedia (algunos gags visuales son muy buenos) pero Fendt jamás se apoya en el posible patetismo del personaje. Es una descripción un tato sombría pero afectuosa de la vida del tal Mike, contada mediante escenas breves y con bruscas transiciones, evitando cualquier tipo de simplista psicologismo y manteniendo siempre un riguroso control formal: cada escena está compuesta por un solo plano desde un solo punto de vista.
Las actuaciones entre naturalistas y un tanto «robóticas» (o bressonianas, si prefieren) de los no-actores le dan a la película una capa de distanciamiento formal que la vuelve diferente a las de otros cineastas de su misma generación y la acerca al viejo cine indie en fílmico que 25 años atrás (o más) hacían cineastas como el citado Jarmusch, Halt Hartley o Whit Stillman. SHORT STAY es una película en apariencia sencilla y a simple vista similar a muchas otras, pero tiene una cuidada precisión visual y tonal que la hacen única, más cercana finalmente a un cuento moral de Eric Rohmer que a cualquier otra cosa.
WANG BING
TA’ANG y BITTER MONEY
Las dos películas más recientes de Wang Bing pueden ser vistas en cierto modo como una sola, dividida en dos partes, cada una de dos horas y media de duración y ambas centradas, en principio, en historias de desplazamientos internos. En TA’ANG, Bing describe a los refugiados de la guerra de Birmania que se adentran en China para vivir en campamentos, tratando de sobrevivir con lo mínimo indispensable y conseguir que otros familiares puedan irse con ellos. Wang retrata el día a día de este campamento, las conversaciones familiares, los problemas cotidianos y los otros, los que los han llevado hoy a tratar de sobrevivir de maneras casi ifrahumanas.
El de BITTER MONEY es otro tipo de desplazamiento: el de las personas que van a vivir a grandes ciudades con intención de mejorar económicamente. Wang sigue también aquí a un grupo de personajes de distintas edades yéndose de su entorno rural conocido (cercano también a la frontera con Birmania, casi como si este fuera el paso siguiente al de los refugiados de TA’ANG) y que, tras un demoledor y atestado viaje en tren, empiezan a vivir en Huzhou, una ciudad industrial en la que, para que conseguir el tan deseado dinero, hay que soportar condiciones bastante degradantes, especialmente en la labor textil.
Algunas situaciones en extremo violentas generan un grado de incomodidad que son difíciles de entender en un documentalista/humanista como Wang (una golpiza que debería haber sido interrumpida y no filmada), pero siempre la película parece caminar en una frontera entre el documental y la ficción por lo cual es imposible saber qué de lo que vemos es «real» en el sentido documental del término. Lo que no hay dudas es que sí es real en un sentido socioeconómico: las frustraciones que se generan cuando los sueños tan deseados no aparecen pueden llevar a este tipo de situaciones de discordia familiar y violencia de género tan degradantes y espantosas aquí como allá.
PROYECCIONES ESPECIALES
EL HOMBRE DE LAS MIL CARAS, de Alberto Rodríguez
El director de LA ISLA MINIMA –esa película cuyas similitudes con la primera temporada de TRUE DETECTIVE fueron llamativas ya que fueron realizadas casi en paralelo– trae su nueva película, un thriller político que cambia radicalmente los falsamente bucólicos paisajes del policial anterior por uno que se mueve por ciudades, con espías, vendedores de armas, políticos corruptos y cuentas offshore como protagonistas. La película se centra en unos años en la vida de Francisco “Paco” Paesa (Eduard Fernandez), un tristemente famoso espía y engañador profesional que, durante décadas, trabajó en las sombras del gobierno español.
Tras introducirnos en “trabajitos” previos de nuestro protagonista (compra ilegal de armas en la guerra contra ETA y cosillas así), la película elige el caso más sonoro en el que se vio involucrado: el ocultamiento de Luis Roldán, un jefe de la policía que, en los años ’90, se escapó de España con muchísimo dinero robado y que fue manipulado y ocultado en las sombras por Paesa y su pintoresco equipo de colaboradores internacionales. Un “chanta” profesional, un estafador inteligente, un hombre muy hábil que podía lograr que la gente confiara en él, Paesa es un personaje que seguramente merecería una miniserie tipo CARLOS, de Olivier Assayas, aunque aquí haya menos acción del tipo policial y más encuentros secretos en parajes de todo el mundo entre funcionarios, policías, delincuentes internacionales y mucha gente que se hace pasar por ellos sin serlo.
Para los que no somos españoles ni conocemos el caso o el personaje de primera mano la película resulta complicada de seguir ya que la cantidad de información que se le da al espectador, gracias a la voz en off de un personaje secundario (un piloto de avión con el que Paesa trabajaba (José Coronado) es excesiva, de esas que precisarían del botón de pausa y rewind para no perderse detalles. La confusión le hace perder al filme buena parte del suspenso ya que son tantos los personajes, tantas las cosas que suceden en paralelo y a tal velocidad que la película nunca logra hacer pie dramáticamente y si bien se sigue con interés –el caso y este tipo de criaturas suelen ser fascinantes– nos quedamos siempre con las ganas de entender mejor ciertas cosas. De la trama, sí, pero más que nada de los personajes. Nunca sabemos quiénes realmente son y porqué hacen lo que hacen. De todos modos entretienen y dejan en claro que las mafias en la política son muy parecidas en todo el mundo.