Semana de Cine Portugués: críticas y recomendaciones

Semana de Cine Portugués: críticas y recomendaciones

por - cine, Críticas, Festivales
04 Dic, 2016 01:28 | Sin comentarios

Entre el 8 y el 11 de diciembre tendrá lugar la Cuarta Semana de Cine Portugués que se hará en el MALBA y en la que se verán las nuevas películas de Miguel Gomes, Joao Nicolau, Ivo Ferreira y Joao Salaviza, entre otros. Aquí, críticas de algunos de los filmes que se verán en el ciclo.

RIO CORGO, de Maya Kosa y Sérgio da Costa

rio corgoA mitad de camino entre el documental bucólico y pueblerino que parece haberse patentado en las zonas de Galicia (España) y Portugal y las películas más híbridas surgidas en este último país, RIO CORGO juega entre el documental y la ficción para narrar unos días en la vida de un hombre algo excéntrico y misterioso que se llega hasta un pequeño, silencioso y casi deshabitado pueblito portugués. Allí solo parece establecer relación con una chica adolescente a la que le cuenta algunas de las supuestamente increíbles historias que vivió en su vida.

Entre caminatas, recorridos y silencios solo interrumpidos por el sonido de los grillos (alguien denominó a este subgénero como “películas de grillos” y me parec muy acertado), la película va desplegando momentos en la vida de este peculiar sujeto (siempre muy elegante, con sombrero y traje) hasta, en un momento, entrar en una zona más lúdica, mistreriosa y claramente ficcional, donde la película ya sí toma la forma más reconocida de otras películas portuguesas de la misma productora, O Som e a Fúria (la de Miguel Gomes y Joao Nicolau, entre otros) y se juega hacia zonas más extrañas, con músicalización contemporánea y un notable cambio de puesta en escena que parece sugerir que la película (o el personaje) ya entraron en zonas alejadas de cualquier clase de realismo.

 

JOHN FROM, de Joao Nicolau

JohnFromTercera película “coming of age” de la competencia, este filme portugués se centra en una chica de 15 años que pasa unas en apariencia un tanto aburridas vacaciones en compañía de su familia. Tiene una amiga con la que charla y sale, pero no parece divertirse demasiado. Hasta que encuentra la solución a sus problemas: un vecino, mucho mayor que ella, que la atrae mucho más de lo que imagina. Se trata de un fotógrafo que la conduce a imaginar mundos reales pero, para ella, fantásticos. En especial uno, la Melanesia (Papúa, Nueva Guinea, Fiji, etc), que empieza a investigar como modo de acercamiento a esa figura de deseo.

En realidad, esa etapa lo que hace es ir llevando a la película a un terreno también de fantasía y de ensoñación, en el cual la realidad y la imaginación se mezclan de maneras inesperadas. Siempre musical, siempre luminoso, siempre lúdico, el cine de Nicolau tiene muchos puntos en común con los de su colega Miguel Gomes (y poco y nada con el de Pedro Costa, digamos), en el cual la realidad y la imaginación, lo cotidiano y la aventura impensada conviven de una manera muy natural, como cuando uno tenía 15 años. O si no quiere dejar de tenerlos.

 

MONTANHA, de Joao Salaviza

montanhaLa vida de un adolescente de un barrio humilde de Lisboa es el centro de este primer largo del multipremiado cortometrajista portugués. El filme retrata su vida en un momento crucial: su abuelo está internado al borde de la muerte, su madre está prácticamente ocupándose todo el tiempo de él y su padre está bastante fuera del mapa, por lo que el chico debe arreglárselas casi todo el tiempo solo. La mayor parte del tiempo la pasa con un amigo y con una chica en la que ambos parecen estar interesados pero que resulta ser muy elusiva y difícil.

Salaviza filma esto de una manera en extremo realista, sin intenciones de crear conflictos de atrapante intensidad, más allá de uno que surge sobre el final. Por el contrario, lo que le interesa es el retrato cotidiano de ese mundo, con sus partes aburridas y la apatía que muchas veces atrapa a estos inusualmente serios y graves adolescentes, con su noctura paleta de colores que recuerda a las películas de Pedro Costa. El poder del filme está en capturar esa verdad de la experiencia adolescente, que muchas veces es más amarga, gris y solitaria de lo que el cine está dispuesto a mostrar.

 

CARTAS DA GUERRA, de Ivo Ferreira

Cartas-da-Guerra_poster_goldposter_com_1-565x800Ya hay un premio que la película de Ivo Ferreira seguramente ganará y es el de mejor fotografía, si es que se otorga. No hay dudas que la imagen de la película portuguesa, fotografiada por Joao Ribeiro (TRANCE, OS MAIAS), es una de las mas exquisitas que se han visto en el festival en mucho tiempo y uno podría perderse mirando sólo ese costado, tomando en cuenta lo gloriosas y bellas que son las imagenes en blanco y negro que el filme tiene. Pero CARTAS DA GUERRA es más que eso, y si bien el resto de los valores de la película no están a la altura de su fotografía, se trata de otro muy interesante título (y cineasta) portugués a sumar a la lista de los muchos notables nombres que salen de ese país.

La película, como su título lo indica, se centra en la lectura de cartas de guerra. Para ser más precisos, son las enviadas por el escritor Antonio Lobo Antunes a su mujer mientras estaba en el frente de combate en Angola, entre 1971 y 1972. En ese momento, Antonio era doctor en el ejército portugués y las cartas van reflejando sus experiencias en los combates, su cambio de parecer en cuestiones políticas y, fundamentalmente, su nostalgia por volver a ver a su mujer, a su recién nacida hija y retornar a su país mientras la situacion en Africa se estira y empeora.

Las cartas en sí son leídas –modificando el parámetro habitual del cine– por la mujer, lo cual resulta un tanto confuso al principio, pero luego queda claro que en lugar de usar la voz de quien las escribe, Ferreira prefirió usar la de quien las lee. Lo que también queda claro es que el entonces joven médico tiene «pasta» de escritor ya que las cartas tienen un vuelo poético y romántico (por momentos excesivo y casi barroco) muy pero muy alejadas de lo que normalmente se esperaría de unas cartas enviadas desde un frente de combate, si bien en su rol de médico es poco lo que el protagonista ve del frente real

cartasEl formato –textos leidos y muy pocos diálogos dichos «en vivo», la locación, el tema y la propia compañía productora– hace pensar, inevitablemente, en TABU, de Miguel Gomes, una película con la que comparte el mismo universo. Pero se trata de un producto bastante diferente, más estilizado que aquel filme y sin el tono lúdico (y por momentos humorístico) que el otro tenía. Se trata de una película más grave y oscura, mas ostensiblemente «refinada» y confiada en el poder de su combo imágenes + textos.

Y es cierto que la combinación es poderosa. Ferreira (ÁGUAS MIL, EM VOLTA) logra crear un mundo que se siente vívido y real, aún dentro de esa cuidadosa serie de decisiones estéticas. Uno puede sentir en carne propia la densidad, amargura, tensión y violencia de la situación, lo mismo que los momentos aparentemente livianos y aburridos de la vida en un frente de batalla. Pero lo que más se destaca –acaso por el recargado romanticismo de los textos– es la pasión del protagonista por su esposa, a la que dedica un sinnumero de recargados adjetivos que por momentos superan el límite de lo «amoroso» para volverse casi obsesivo. (Nota: Maria Jose Xavier da Fonseca e Costa, la entonces esposa de Antunes, falleció en 1999 y las cartas se publicaron en 2005).

cartas2En cierto modo el filme es la puesta en imágenes de esas cartas. Ferreira no necesariamente combina lo que se ve con lo que se va narrando y por momentos el filme toma una forma alegórica parecida a las de las películas de Terrence Malick (especialmente LA DELGADA LINEA ROJA), en las que textos e imágenes se refuerzan entre sí aunque tengan un caracter casi azaroso en cuanto al momento o situación en las que aparecen. Pero en otras escenas –algunas actuadas de forma mas clásica, con dialogos «en vivo»– sí hay una correspondencia mas estrecha entre las experiencias que narra el protagonista y lo que se pone en imágenes.

CARTAS DE GUERRA termina convirtiéndose en una bella y oscura remembranza de la disolución y caída de lo que alguna vez fue un imperio colonizador como Portugal, con un ejército que de a poco va dándose cuenta que tiene poco o ningún sentido lo que están haciendo en ese frente de batalla. Y, en lo personal, es una película acerca del amor y la devoción romántica, de las saudades de un futuro escritor que no puede estar donde quisiera estar, junto a su mujer y a su recién nacida hija, por tener que pelear una guerra absurda.

 

LAS MIL Y UNA NOCHES, de Miguel Gomes

as-mil-e-uma-noites-posterLisboa, fines de 2005. Estoy en un bar, sentado, esperando a un amigo que llega mucho más tarde de lo anunciado. Se disculpa –escuetamente, los portugueses no son gente que se disculpa mucho que digamos– y me explica que se retrasó porque fue a buscar un DVD de una película de un director nuevo que se llama Miguel Gomes y que parece que es muy buena. LA CARA QUE MERECES se llama, la película. A los pocos días me pongo a verla y después de una brillante escena musical que le da comienzo no entiendo más nada. O entiendo algo, pero no me causa gracia. Hay muchos hombres en una casa haciendo cosas extrañas y no me parece divertido –a m amigo le hacía reír mucho- casi en ningún momento. Eso sí, la escena musical del principio era genial.

Viendo AS MIL E UMA NOITES recordé mucho esa película y, especialmente, AQUEL QUERIDO MES DE AGOSTO, otra película que vi en Lisboa años después y que al principio me costó entender (la falta de subtítulos, admitamos, era un problema). Hay un espíritu bromista, como de comediante en el cine de Gomes, y uno tarda a veces en entender de qué va la fiesta. Pero cuando lo hace, como me pasó al volver a ver, subtitulada, AQUEL QUERIDO…, uno queda subyugado por el juego que el portugués porpone. Tengo la sensación que esta película tiene más que ver con esas que con TABU, aunque la última informa –de principio a fin– la idea del cuento, de la narración narrada, del apilamiento de historias sobre historias que, mitad en broma mitad en serio, uno lo ve como ligado al cine de Mariano Llinás.

02_arabian-nights_vol1El tríptico LAS MIL Y UNAS NOCHES intenta ser una sumatoria de todos esos distintos modos de hacer cine de Miguel Gomes: el bromista, el experimentador, el narrador compulsivo, el amante de la música un tanto grasa (aquí hay mil versiones de “Perfidia”, temas de Lionel Richie, de Carpenters y muchos más), el que procede por acumulación, el amante de las fábulas y los cuentos de hadas y el preocupado por la realidad social de su país. En ese combo masivo entran las mil y una historias que componen este filme, armado por Gomes un poco en base a historias reales contadas por personas que las vivieron durante la etapa más dura de la crisis portuguesa, de mediados de 2013 a mediados de 2014, pero tamizadas por el matiz de la ficción, o del híbrido, o eso que le gusta hacer al realizador de TABU que es una especie de “role playing”: cine como juego de niños, como fantasía de cuarto de hermanos en el que unos disfraces berretas y espadas de plástico nos transforman en piratas.

Las historias que cuentan las tres partes en las que se divide LAS MIL Y UNA NOCHES van por distintos lados: algunas son casi estrictamente documentales, otras están enmarcadas en relatos más propios de sketchs cómicos, otras empiezan como lo primero y terminan como lo segundo, de la misma manera en la que AQUEL QUERIDO MES DE AGOSTO pasaba casi imperceptiblemente de la “realidad” a la ficcion. Las historias –muy distintas en duración, de las brevísimas a las extremadamente largas– están narradas por Scherezade, en plan similar al de los cuentos árabes, y todas hacen eje en la crisis política y económica de Portugal, algunas en plan cómico (hay animales parlantes y trucos sexuales) y otras más dramáticas (el desempleo en un embarcadero), pero siempre con la intención de demorar al sultán (o al FMI o a las autoridades políticas, digamos) para que no aprete más el cinturón a los habitantes. El propio director hace su aparición, como ya es costumbre, intentando explicar la intención de su proyecto y, al darse cuenta que no sabe cómo hacerlo, fugándose en medio de la producción.

1001_noites_2_29La segunda parte seguirá en similar tesitura, con otras historias de la crisis en Portugal. La primera se centra en un criminal que es buscado por la policía pero admirado por los habitantes de su pueblo, aún habiendo cometido horribles asesinatos. La historia de esta especie de bandido del Oeste da paso a otra que tiene lugar en una especie de estrado público y abierto en el que se presentan los casos más raros imaginables a una jueza que no puede creer lo que ve. El último y mejor episodio, acaso más dramático, tiene que ver con un perro que pasa de dueño en dueño en un edificio tipo monoblock en un barrio pobre de Lisboa ya que nadie puede mantenerlo. Es, acaso, el más emotivo y triste de todos, aún dentro de lo absurdo de muchas de las situaciones que se presentan.

El tercer episodio es el menos logrado, salvo por su primera parte en la que vemos finalmente una historia protagonizada por la propia Scherezade, en la que se involucra con una serie de peculiares y exóticos personajes, especialmente uno de ellos que intenta conquistarla. La segunda parte arranca con una interesante idea –un grupo de especialistas en cantos en pájaros, que participan en concursos– pero se extiende demasiado, estirando algunas buenas ideas (la idea de que la competencia sea unos silbidos dentro de jaulas tapadas dan un clima absurdo a toda la situación) más de lo necesario, si bien los personajes que la habitan son interesantes y dejan en claro que la crisis social no les ha dejado mucho más que hacer que escuchar cantar a los pájaros.

vol3_o_encantadoEste episodio tiene otro pequeño problema y es la cantidad de texto en la pantalla que debe ser leído, lo que lo vuelve un poco agotador. Si bien toda la película es básicamente una larga narración (y los que no entienden el cerrado portugués de Portugal estarán obligados a pasarse leyendo las seis horas del filme), al menos en las dos primeras el tono de voz juguetón y hasta pícaro de Scherezade le da un clima que el tercero no tiene.

Pero más allá de los problemas que la película tiene, su ambición es admirable. La idea de hacer una película que apostando a distintos géneros, al absurdo, al humor y hasta a la fiesta se atreva a poner el dedo en la llaga en la crisis portuguesa es fascinante y hasta la propia lógica desmedida de esa ambición invita a los errores y a que el proyecto en sí sea un tanto desparejo. Me es inevitable –me pasó en TABU, lo sé– compararlo con el cine de Mariano Llinás y más a sabiendas que éste prepara tambien una película de seis o más horas con distintos géneros y estilos, siempre con la acumulación de aventuras y peripecias como motores centrales. No imagino que exista una competencia entre ambos a ver quien es más ambicioso, delirante y arriesgado, pero si así lo fuera los que ganamos, finalmente, somos los espectadores que creemos que el cine, aún para tratar las cuestiones más complejas, debe entenderse como una celebración, como una fiesta, como una comprobación que tanto dentro como fuera de la pantalla estamos todos vivos y queremos seguir estándolo.