Festivales: crítica de «Outrage Coda», de Takeshi Kitano
En el cierre de su trilogía de yakuzas, el realizador de «Zatoichi» vuelve a encarnar a Otomo, el ahora veterano gángster casi retirado que se ve forzado a volver a la acción a liquidar algunas cuentas pendientes. Una entretenida película de género a la que el carisma y el talento del actor/director eleva especialmente en su segunda mitad.
Describir la trama de la película es imposible ya que su complejidad es tal que ni siquiera importa si se vieron o no las películas previas. Como síntesis habría que empezar diciendo que Otomo, el gangster que personifica Kitano, está casi retirado y medio escondido en plan bajo perfil en la isla coreana Jeju, trabajando para el mafioso coreano Chang. Hasta allí se llega el yakuza japonés Hanada, que maltrata a dos prostitutas que trabajan para Chang. Es Otomo el que se encarga de ponerlo en su lugar (y en una hilarante deuda cada vez más millonaria) y ahí se inicia una cadena de enfrentamientos entre bandas ya que Hanada trabaja para la familia Hanabishi, antigua rival de Otomo.
Claro que todas esas internas pasarán a segundo plano cuando Otomo regrese a Japón para poner, a su violenta manera, las cosas en orden. O lo más en orden posible.Cada aparición de Kitano –que empieza, promediando el filme, a dominar la narrativa– acaba con el ajedrez de los capos, eligiendo la acción en lugar del viejo arte del artilugio engañoso tan caro a las estructuras de poder del hampa japonesa desde tiempos inmemoriales. Cuando Otomo llega armado con su cada vez más diezmada banda, OUTRAGE CODA crece y devuelve con beneficios la paciencia del espectador. Es que aun sin hacer nada, parado con las manos en los bolsillos, caminando lentamente o pegando algún grito, Kitano actor se lleva puesta la película a puro carisma. Y, claro, también como director se guarda para él las mejores secuencias de acción. Secas y brutales, como siempre, pero a la vez ingeniosas y divertidas.