Festivales/Mar del Plata: Estados Alterados, Ventana Documental y Panorama Latinoamericano (11 críticas)
Aquí sumamos recomendaciones (y no tanto) de otras tres secciones marplatenses. Acá se destaca la impecablemente curada Estados Alterados (casi un pequeño festival de cine más radical dentro del gran festival) junto a las dedicadas a repasar la actualidad del documental y del cine latinoamericano fuera de competencia.
ESTADOS ALTERADOS
DID YOU WONDER WHO FIRED THE GUN?, de Travis Wilkerson
El particular y experimental cineasta norteamericano (MACHINE GUN OR TYPEWRITER), que se considera un seguidor del militante Tercer Cine latinoamericano de los años ’60 y ’70 –especialmente de la obra del cubano Santiago Alvarez– vuelve con otra crítica historia sobre su país, una que le toca directamente en lo personal. Este documental/filme ensayo se centra en el asesinato de un hombre negro en la década del ’40 en Alabama causado por el bisabuelo del director. Wilkerson viaja hasta allá para tratar de reconstruir qué es lo que sucedió aunque no encuentra demasiado, dejando en claro que la historia fue escrita por los poderosos. Es decir, su propia familia, the white men. De ellos, sí hay un pasado reconstruible. De las víctimas, nada.
Mezclando ese material con otros más actuales ligados al Black Lives Matter, Wilkerson se despacha con un manifiesto político que no tiene mucho que envidiarle a ese cine de los ’60 (las yuxtaposiciones, las repeticiones, los grandes carteles, la música altisonante, la voz en off) que aquí bien representó en su época Pino Solanas y que es potente aunque no demasiado sutil. Wilkerson juega con el material fílmico mientras relata –la presentación original del filme en Sundance fue «en vivo», con el director presente relatando el material– lo que va descubriendo de ese oscuro pasado familiar y nacional, como queda claro si se continúa esa historia hasta el presente. No solo por los sucesos actuales (Trump, neonazis, etc) sino por la propia herencia familiar dividida entre miembros que cuestionan ese pasado y otros que lo siguen defendiendo. Una grieta gigante, como las que conocemos por aquí también.
EL MAR LA MAR, de J.P. Sniadecki & Joshua Bonnetta
En general me gustan las películas de Sniadecki y su grupo de colaboradores, pero por momentos tengo la sensación que pierden de vista cierta conexión entre lo que están contando y cómo lo cuentan. Si bien es innegable el rigor de toda su obra, por momentos Sniadecki lleva las cosas a un extremo que termina atentando un poco contra el resultado de algunos de sus filmes, sea por la duración o por el grado extremo de ciertas decisiones de puesta en escena. Todo eso hace que si bien uno admira la mayoría de sus filmes, por momentos a algunos los siente casi como tarea para el hogar, como desafío a los propios límites del espectador. Este es uno de esos casos.
La película se centra en la zona del norte de México y el suroeste de los Estados Unidos donde se producen la mayor cantidad de inmigraciones ilegales. Lo que la dupla intenta hacer es un ensayo experiencial, digamos, de la situación, tratando de poner al espectador en la piel, los ojos y la cabeza de quienes intentan ese cruce. Por momentos el filme otorga situaciones impactantes y fascinantes, por otros se hunde en una interminable negrura en la que cuesta hacer pie. A los inmigrantes se los escucha pero no se los ve. Y el relato de la experiencia más la traducción al cine de la experiencia física de realizar el cruce (el trabajo sonoro es impecable) da como resultado un filme por momentos contundente, pero siempre bordeando el territorio de lo impenetrable.
FROM A YEAR OF NON-EVENTS, de Ann Carolin Renninger & René Frölke
En los últimos tiempos me he vuelto extremadamente crítico con los llamados «documentales de observación». Sus trucos y trampas disfrazados de retratos limpios y puros se me hacen cada vez más evidentes y me anulan, en muchos casos, la experiencia cinematográfica (me cuesta no ver en esas «observaciones» a los cineastas preparando cada escena «observada» al detalle). Pero hay casos en el que la originalidad de la puesta en escena me hacen superar esas limitaciones. Este es uno de ellos. El material que los realizadores consiguieron a partir de «observar» a lo largo de un año la vida con muy poco interés dramático convencional del protagonista (un solitario anciano alemán que vive en medio del campo) es notable, más que nada por la riqueza de recursos fílmicos puestos en juegos. La película, filmada en varios formatos, no intenta ser transparente ni mucho menos. Parte de la observación para crear casi un lienzo pictórico de la vida «sin eventos» de este peculiar personaje. Y lo hacen sin forzar esas peculiaridades sino recurriendo a su elemento natural: la imagen y el sonido. Una película notable.
PROTOTYPE, de Blake Williams
Antes de escribir sobre el filme, una aclaración importante: PROTOTYPE es una película pensada y estructurada para ser vista en 3D y yo solo pude verla en 2D. En un filme de Hollywood convencional eso no cambiaría demasiado, ya que más de una vez se ha exhibido a la prensa versiones 2D de películas que también van en 3D. Pero en el caso de un cineasta decididamente experimental como lo es Williams, la diferencia puede ser importante ya que los efectos visuales pensados para ser recibidos de una forma estereoscópica no logran el mismo efecto en dos dimensiones. Y es claro al ver el formato, la puesta y la organización de las imágenes que esta película pide ser vista de esta manera y no de otra, al igual que ADIOS AL LENGUAJE, de Jean-Luc Godard, cuya esencia se perdería en 2D.
Hecha esta importante aclaración solo me atrevería a decir que PROTOTYPE es definitivamente una experiencia audiovisual fascinante, misteriosa aunque también un tanto agotadora. Hay una breve excusa narrativa (un terremoto en Galveston, Texas en 1900), pero lo que vemos luego es un collage de imágenes y escenas, habitualmente recortadas en cuadros que lucen como viejas pantallas televisivas donde las imágenes parecen describirnos un mundo en permanente estado de descomposición. Esa sensación está apoyada en un permanente sonido industrial que le da al filme una característica aún más, si se quiere, lynchiana, haciendo ingresar al espectador al terreno de lo pesadillesco de manera brutal y subyugante a la vez. No es, claro, un filme para todo tipo de público (supongo que debería darse con un warning para quienes sufren de epilepsia), pero el que logre meterse dentro del collage de imágenes en apariencia caóticas de Williams seguramente saldrá habiendo vivido una experiencia alucinante. Y esta vez sí, preferentemente véanla en 3D.
ALIENS, de Luis López Carrasco
El realizador español –ex miembro del colectivo llamado Los Hijos– sigue explorando, tras su magnífica EL FUTURO, lo que fueron los ’80 posfranquistas en España. Si aquel filme de extraña ficción mostraba una fiesta que podía estar sucediendo entonces como documental (aunque no lo era), lo que el realizador elige aquí es centrarse pura y exclusivamente en un testimonio, el de Tesa Arranz, personaje central y una de las «musas» de la movida madrileña, quien conoció y compartió las más íntimas actividades de todos los miembros de ese caótico entramado de músicos, cineastas, artistas plásticos (ella lo era), actores, poetas y otros personajes fugados de sus hogares. En el profuso y políticamente incorrecto anecdotario de Tesa (que incluye unos palitos para el mismísimo Pedro Almodóvar), López Carrasco consigue con muy poco material de archivo –e imágenes que imitan el look VHS de aquella época, cuando no todos son originalmente así– armar un retrato más que contundente y divertido de esa caótica y enloquecida época de sexo, drogas, rock and roll (Tesa cantaba en la banda Los Zombies) y puro y duro descontrol ochentoso.
LA BOUCHE, de Camilo Restrepo
Otro de los notables cortos ¿experimentales/etnográficos? del realizador colombiano radicado en Francia pone en primer plano una interpretación musical de parte de lo que parece ser una familia de inmigrantes africanos. Poniendo la cámara muy cerca de sus rostros, con sus voces en primer plano lidiando (en las canciones y los pocos diálogos) con un problema que se adivina del orden familiar/paterno, Restrepo hace una pintura indeleble de un grupo de inmigrantes africanos, siempre manteniéndose en el justo borde de no caer en el exotismo pintoresquista. Los cuerpos, las caras y las voces de los protagonistas son los verdaderos ejes narrativos de estos subyugantes y musicales 19 minutos de puro cine.
VENTANA DOCUMENTAL
78/52, de Alexandre O. Philippe
Esta seguramente será la película para cinéfilos en Mar del Plata. Se trata de una deconstrucción analítica y muy precisa de PSICOSIS, de Alfred Hitchcock, deteniéndose especialmente en la mítica escena de la ducha. Con precisión casi de libro de estudios, el cineasta entrevista a especialistas de todo tipo y amantes de la película, los que analizan y comentan la escena y su realización, destacándose sin dudas los aportes del editor y sonidista Walter Murch. Las revelaciones son en su mayoría muy interesantes –aún para los que hemos leído varios libros sobre los modos de trabajo y la historia de «Hitch»– y si bien por momentos tiene el filme una estructura un tanto convencional similar a un extra de edición en DVD/BluRay, la duración de la película le permite a Philiippe desarmar y rearmar la escena a lo David Bordwell.
Lejos de otros filmes supuestamente cinéfilos como aquel que jugaba con las ridículas interpretaciones de fans de EL RESPLANDOR de Stanley Kubrick, el filme de Philippe tiene la sobriedad y la necesaria profundidad (sin grandes revelaciones para los especialistas pero sí para los neófitos y/o curiosos) para transformarse en material de estudio, más allá de algunos excesos que van más por lo anecdótico que en plan deconstrucción de la escena. Eso sí, tiene spoilers, pero no se pongan pesados con eso. Si no vieron PSICOSIS, ésta es una buena excusa para sentarse a verla de una vez por todas. Dicen que está buena…
SO HELP ME GOD, de Jean Libon & Yves Hinant
Este curioso documental surge de un programa de televisión belga y se centra en el personaje de una jueza de instrucción a la que se muestra en sus muy diversas actividades cotidianas a las que la lleva su trabajo. Esta veterana y muy «canchera» oficial lidia con humor y/o cara de piedra con situaciones que van de lo muy denso (remover cadáveres y hacer bromas con lo que encuentran) hasta situaciones de violencia doméstica, inmigración o prostitución. En sus entrevistas a los sospechosos, acusados o testigos que pasan por su oficina se adivina que, bajo su afectación de «yo ya lo sé todo» sigue habiendo una enorme curiosidad para conocer a la gente y saber sus modos de vida, como sucede con la prostituta dedicada al «bondage», el hombre de origen turco con conflictos culturales y hasta quienes la desafían con cierta violencia. Ella, que nunca parece impresionarse con nada, es el eje y el motivo de existencia del filme, cuyo valor no supera la curiosidad de conocer su existencia y saber cómo, después de mucho tiempo en sus cargos, la Justicia puede terminar siendo una oficina como cualquier otra. Aún en Bélgica.
PANORAMA LATINOAMERICANO
EL SILENCIO DE LOS FUSILES, de Natalia Orozco
Las largas y complejas negociaciones para llegar a la paz entre el gobierno y las FARC en Colombia son el centro de atención de este documental que la periodista y realizadora presentó en la apertura del festival de Cartagena, ante la presencia tanto del presidente colombiano y reciente Premio Nóbel de la Paz, Juan Manuel Santos como de ex miembros de la agrupación guerrillera. Orozco tuvo un privilegiado acceso a las negociaciones secretas que se venían llevando a cabo entre ambos bandos hace años (la mayoría de ellas en Cuba) y a partir de ellas –y de matrial de archivo–construye una historia del conflicto y del esfuerzo por culminarlo que, más allá del plebiscito perdido, está dado hoy por concluido.
Los testimonios y detalles si duda serán reveladores para todos los que no conocen ese detrás de escena de las negociaciones –o las caras y voces de muchos de los protagonistas de esta dramática historia que lleva más de cinco décadas–, pero el problema del filme es que Orozco no construye nada cinematográfico con él. Es un trabajo periodístico, un tanto caótico y desprolijo, que tiene poco y nada de entidad más allá de la información que provee. Se trata de un trabajo cuyo principal destino es el de darse por televisión, donde seguramente tendrá una audiencia masiva (al menos en Colombia) tomando en cuenta la información y detalles que tiene para dar, pero que dista mucha de acercarse a los estándares básicos de un documental para cine.
EL VIGILANTE, de Diego Ros
La película comienza de una manera promisoria cuando un guardia de seguridad encuentra un auto estacionado fuera de un edificio en construcción en el que trabaja, llama a la policía y, al revisar el coche, aparece un cadáver en el baúl. Pero al empezar los cuestionamientos policiales arrancan las contradicciones: él dice una cosa, el guardia que tiene el turno siguiente (y que llegó tarde ese día) dice otra, hay diferencias con los horarios y el asunto empieza a volverse confuso, complicado. ¿Qué es lo que se está ocultando?
Pronto su colega intenta esconder a su sobrina en el edificio, lo cual complica más la situación, lo mismo que las discusiones que tienen los guardias entre sí y entre ellos y la policía. Pero el nuevo aporte a la trama no suma demasiado sino que, por el contrario, resta. Lamentablemente la tensión del inicio se va evaporando y la narración sufre a consecuencia, enredándose en caminos sin salida. Lo que conserva, sí, es su clima ominoso, la sensación de estar en un espacio lúgubre en el que cualquier cosa puede suceder. Al ser una opera prima, no es un dato menor: manejar los resortes narrativos es algo que se puede ir aprendiendo, no es tan fácil encontrar un director con un buen ojo cinematográfico. Y Ros lo tiene.
EXTRAÑO PERO VERDADERO, de Michel Lipkes
El «polifuncional» Lipkes –también programador de festivales y productor– vuelve aquí con su segundo largometraje, centrado en un grupo de personas que atraviesan las zonas menos amables de la Ciudad de México con un camión recogiendo la basura. La película describe en detalle su proceso de trabajo un tanto caótico, pero su eje pasa por las idas y vueltas, las complicaciones y las relaciones de esa complicada «familia sustituta» que vive prácticamente buena parte de sus días arriba de ese camión. Con bellísimas escenas en un muy logrado blanco y negro (hay algo de la película argentino/española YATASTO en alugunos momentos del filme), la nueva película del realizador mexicano logra ser absorbente desde la contemplación e inquietante en lo que se relaciona a sus personajes llevando al espectador a ser, prácticamente, un habitante más de esa extraña fauna de personas que recorre la ciudad en sus horas más misteriosas.