Festivales/Mar del Plata: Homenajes, Funciones Especiales, Focos y Retrospectivas

Festivales/Mar del Plata: Homenajes, Funciones Especiales, Focos y Retrospectivas

por - cine, Críticas, Festivales
13 Nov, 2017 10:14 | Sin comentarios

Corea será el país invitado con una muestra de su filmografía reciente mientras que en los ciclos de revisión histórica se verán títulos notables de cineastas como Maurice Pialat, Sergei Eisenstein, David Lynch, Michelangelo Antonioni, Ado Arrietta, Brian de Palma, Zelimir Zilnik, Paul Verhoeven y Martín Rejtman, entre otros.

COREA – PAIS INVITADO

THE SEEDS OF VIOLENCE, de Lim Tea Geu
Ganadora en el Festival de Jeonju y presentada en la sección Nuevos Directores de San Sebastián, esta pequeña película podría considerarse, casi, la antítesis de EL ULTIMO DEBER, de Hal Ashby. El filme se centra en un conscripto militar coreano que, unos días fuera de su unidad, intenta reportar un abuso de parte de sus superiores y se da cuenta que es imposible hacerlo ya que «el sistema» protege a los violentos. A eso se le suma que quien podría ayudarlo (el marido de su hermana) también tiene sus asuntillos con el tema y ella vive con un problema muy similar al suyo. Más allá de escenas inquietantes, la película propone una tesis que se vuelve obvia de entrada («la violencia genera más violencia» o algo del tipo «el hombre es violento por naturaleza») y tampoco su estética ayuda demasiado. Filmada con muy pocos recursos, la película puede tomar riesgos respecto a sus denuncias acerca de los códigos violentos de la sociedad coreana y sus pactos de silencio pero no los toma ni en lo narrativo ni en lo estético.

 

A TAXI DRIVER, de Jang Hoon
La película coreana más taquillera del año (también, por ahora, la décima de la historia) y la representante de ese país para los premios Oscar es una gran producción un tanto curiosa que intenta contar –mezclando apuntes de comedia con película de acción y una alta dosis de sentimentalismo– uno de los momentos políticos más complicados de la historia coreana reciente: la llamada Rebelión de Gwangju, que tuvo lugar en 1980 cuando estudiantes universitarios salieron a protestar y a pedir por la democratización del país y fueron masacrados de a cientos.

El filme comienza como una comedia popular acerca de un taxista de Seúl viudo y con una niña que necesita dinero y al que no le importa nada de nada la situación política del país. Más bien le molestan las manifestaciones al grito de «Vayan a estudiar!» cada vez que interrumpe una marcha el paso de su taxi. Tratando de conseguir dinero para pagar el alquiler se entera que un periodista alemán está intentando llegar a Gwangju para reportar sobre los acontecimientos y le roba el viaje a un colega. Una vez allá, de a poco irá tomando conciencia de las situación y hará lo imposible para que el periodista salga de allí con vida y con el material para mostrar en el mundo lo que está pasando en el país y más precisamente en esa ciudad.

La historia sucedió en realidad, aunque imagino que con muchísimas diferencias con la manera en la que se cuenta aquí. La película jamás contextualiza la situación ni llama a las cosas por su nombre banalizando todo a un nivel casi infantil. Con una duración de 138 minutos que se hace eterna, lo que mejora a esta película es su protagonista, el siempre notable Song Kan-ho (MEMORIES OF MURDER, THE HOST, THIRST) que, pese a la compañía de un desganado Thomas Kretschmann (EL PIANISTA, KING KONG), logra brindarle humanidad y carisma a su estereotipado personaje. Eso –y la simpática decisión de hacer de un grupo de taxistas los héroes de la historia– salva a la película de la mediocridad absoluta.

 

AUTUMN, AUTUMN, Jang Woo-jin
Con la más que evidente influencia de Hong Sangsoo, el realizador coreano arma dos historias que transcurren en paralelo a lo largo de un par de días en la ciudad de Chungcheon. Los tres personajes del filme arrancan juntos en un tren: dos de ellos, más veteranos, conversan entre sí mientras el otro está pendiente de algo que sucede fuera de cuadro. La conversación versa acerca de lo poco que ambos ven a sus viejos amigos. Cuando todo parece que la historia seguirá con ellos dos, Jang lo sigue al más joven primero (Ji-hyeon), durante media película, contando sus desventuras de regreso a su ciudad natal, preocupado porque no consigue trabajo y, también, por lo alejado que está de sus viejos amigos. Promediando el filme, a lo Hong, aparecerán los títulos y Jang volverá para atrás y seguirá a los otros dos personajes, que están teniendo una especie de primera cita online. Como él, tomarán el ferry, pasarán por similares lugares (restaurantes, templos, etc) pero vivirán su propia historia.

Con un presupuesto mínimo y filmando largas escenas sin preocuparse si las nubes cambian la iluminación o si el sonido parece fallar, lo que Jang hace es capturar la soledad íntima, las preocupaciones y la necesidad de conectar, tímida o dramáticamente, de cada uno de estos personajes. El joven Ji-hyeon se reencuentra con familiares pero se desgarra emocionalmente cuando «recupera» el contacto con un viejo amigo que hace años no escucha. En tanto, los cuarentones Heung-ju y Se-rang irán mostrando las cartas de sus vidas mientras el espectador va entendiendo lo que tímidamente sucede entre ellos. Más cauto, pudoroso y discreto que Hong (hay algo casi japonés, a lo Ozu, en la manera de relacionarse de los personajes), Jang crea uno de esos viajes introspectivos en los que parece pasar poco y nada, pero esas pocas cosas que suceden significan una vida entera. Al final, en uno de los mejores cierres que he visto en mucho tiempo, verán porqué.

 

THE VILLAINESS, de Jung Byung-gil
A estrenarse en breve en salas como LA VILLANA, la película de Jung (CONFESSION OF MURDER) es un salvaje viaje a lo profundo de la violencia con escenas de acción y una trama delirante como sólo los asiáticos pueden animarse a hacer. En este caso, el filme coreano (cinematografía que heredó y profesionalizó esos formato de la hoy alicaída industria de Hong Kong) bebe tanto de esas influencias como del local Park Chan-wook (ecos de OLDBOY resuenan en lo temático y también en lo formal) para narrar una historia que puede compararse con la de NIKITA, KILL BILL y tantas otras películas sobre asesinas profesionales.

La película, cual videogame, atrapa desde el inicio con un largo plano secuencia (falso, pero muy bien realizado) en el que una persona que no vemos liquida a decenas de rivales en los pasillos y escaleras de un edificio. Promediando el plano veremos que es una mujer. Atrapada luego por las autoridades es encerrada en un lugar en el que entrenan a agentes especiales para misiones secretas. Allí ella tendrá una hija, saldrá y la involucrarán en una misión particularmente difícil que tiene que ver con su pasado y en la que no sabe en quién confiar. Pero entre flashbacks, complicaciones narrativas y un romance con un vecino, LA VILLANA se va enredando demasiado en su trama y deja al espectador esperando otra delirante y salvaje escena de acción.

Y las tendrá. Varias persecuciones (una muy bizarra, con motociclistas y espadas) y combates sangrientos de todo tipo ocuparán la primera y la última media hora de un filme de 128 minutos que en el medio se pierde en el tedio autogenerado de su complicados giros narrativos. Pero cuando Jung vuelve a lo que mejor sabe hacer, la película crece. Más allá de cierto sadismo (muchas de las escenas más cruentas tienen niños como testigos y hasta participantes), las coreografías de acción armadas con pequeñas cámaras y Go-Pros le dan un toque muy realista que disimula los efectos digitales. Y vuelve al espectador un partícipe del delirio de sangre y muertes. Una película que funcionará muy bien con el público «de medianoche» y un director al que seguramente Hollywood ya le encargará la secuela de algunos de sus tanques.

 

FOCOS Y RETROSPECTIVAS

De las cuatro retrospectivas que hay en el festival hay una que recomiendo fervientemente, dos que me despiertan mucha curiosidad y otra que me resulta un tanto innecesaria. El primer caso es el del Maurice Pialat, del que apenas se dan cuatro de sus películas, todas ellas imperdibles, de las que recomendaría especialmente la iniciática L’ENFANCE NUE, de 1969. Conozco poco de la obra de Ado Arrietta y Zelimir Zilnik para recomendar sus películas pero por lo poco que vi en cada caso se trata de dos cinematografías a descubrir a lo largo del festival. Y de Claude Lelouch no se me ocurre nada muy interesante para decir porque pensar en LOS UNOS Y LOS OTROS me trae pesadillas adolescentes. Y sobre el ciclo dedicado al Centenario de la Revolución Rusa solo puedo agregar que no pueden dejar pasar un título fundamental de la historia del cine: OCTUBRE, de Sergei Eisenstein.

La sección Rescates incluye tres títulos nacionales y tres extranjeros, bastante icónicos todos. No tengo grandes recuerdos de CAMILA pero entiendo que es una película que merecería una nueva visión (la vi a los 15, 16 años) mientras que PIZZA, BIRRA, FASO (sobre la que escribí en su momento pero no encuentro nada online) y LOS GUANTES MAGICOS (Martín Rejtman, acá está mi crítica publicada entonces aunque sin la firma…) son dos títulos a esta altura canónicos del Nuevo Cine Argentino que la propia película de Adrián Caetano y Bruno Stagnaro ayudó a fundar. Si no los vieron deberían hacerlo. ALL THAT JAZZ y BLOW UP son la clase de películas que tenían casi obligatoriamente que gustarte cuando empecé a ver cine en los ’80 y a mí ninguna de las dos me convenció del todo en su momento. Sigo creyendo que la película de Bob Fosse está sobrevalorada y quedada en el tiempo (aunque nunca la volví a ver) mientas que el filme de Antonioni, si bien es muy bueno y fundacional en muchos sentidos, no está para mí entre lo mejor del realizador de las míticas LA AVENTURA, LA NOCHE y EL ECLIPSE. De todos modos, aclaro, para mí toda la obra del realizador italiano se acerca a lo sublime.

Y por último (pero no por eso menos importante: «last but not least») los filmes icónicos de la sección Generación VHS. Siendo estrictos, solo tres películas pertenecen a ese club de nostalgia por los ’80 y son extraordinarias todas, aunque mi ranking arrancaría por la excelente DOBLE DE CUERPO, un Brian de Palma puro y duro, para seguir con la original ROBOCOP, del gran Paul Verhoeven, y cerrar con REENCUENTRO, comedia dramática del hoy virtual heredero de la franquicia STAR WARS, Lawrence Kasdan. Las posteriores TWIN PEAKS: FUEGO CAMINA CONMIGO y DONNIE DARKO (dos viajes a lo más enrarecido del inconsciente) completan un quinteto de películas que no deberían dejar pasar los que no las vieron en el cine. Y los que tuvimos la suerte de hacerlo, tampoco.