Series: crítica de “Guardaespaldas”, de Jed Mercurio (Netflix)

Series: crítica de “Guardaespaldas”, de Jed Mercurio (Netflix)

por - Críticas, Estrenos, Series, Streaming
28 Oct, 2018 07:28 | comentarios

El gran éxito de la BBC británica está disponible en Netflix. Un thriller político sobre un veterano de guerra que debe proteger a una ministra amenazada de muerte por sus fuertes y controvertidas posturas antiterroristas. Pese a sus problemas de guion, la serie es atrapante e intensa. Y sus seis breves y potentes horas se vuelven adictivas.

BODYGUARD/GUARDAESPALDAS, la serie creada por Jed Mercurio que se convirtió en el mayor éxito televisivo de la BBC desde 2008 con sus seis episodios emitidos en Gran Bretaña, pasó rápidamente a Netflix donde todo parece indicar (se sabe, Netflix no divulga cantidad de espectadores o ratings) que también se está volviendo un enorme suceso. Y es comprensible que eso pase, al menos de entrada. Es que BODYGUARD abre con una escena de suspenso extensa y tan bien manejada que es difícil no querer saber qué sucede luego. Al final de sus seis compactos episodios (los norteamericanos deberían empezar a usar este formato que permite menos inocuos desvíos narrativos que los de 10 o 13 generalmente utilizados allí) uno se fascinará, sorprenderá y fastidiará en partes iguales por el manejo de la trama, pero será difícil abandonarla.

BODYGUARD está plagada de improbabilidades y de agujeros narrativos que se ven a simple vista (no quiero spoilearles nada pero hay situaciones muy difíciles de creer en las investigaciones que se llevan a cabo), pero a la vez es cierto que la fuerza narrativa del relato, las vueltas de tuerca y las potentes situaciones de suspenso hacen que uno tolere muchas de esas inconsistencias de guion y realización y quiera saber el resultado de los misterios que se acumulan. Tampoco es que los personajes sean terriblemente atractivos —son más bien figuras canónicas de este tipo de relatos de suspenso politico—, pero están actuados con convicción, especialmente por sus dos principales protagonistas.

La serie no tiene nada que ver con la película del mismo nombre que protagonizaron Kevin Costner y Whitney Houston a principios de los ‘90. De hecho la referencia que mejor le cae es la primera (o las dos primeras) temporadas de HOMELAND. La misma conexión con un veterano de guerra, similar relación ambigua con una mujer, la misma duda si el protagonista masculino nos está diciendo la verdad o no. Aquí todo arranca cuando David Budd (Richard Madden, o Robb Stark para los fans de GAME OF THRONES) es el veterano en cuestión que ha sufrido traumáticas experiencias en Afganistán y, ya en Inglaterra, viajando con sus hijos en un tren, se topa con una terrorista suicida con una bomba puesta en un chaleco sobre su cuerpo. Su experiencia en Medio Oriente le permite, luego de una intensísima secuencia que se extiende casi medio episodio, resolver la situación. Y eso es sólo el “detonante” de la historia.

Como dejaremos los SPOILERS para los comments, contaremos acá brevemente el planteo de la situación posterior. Budd trabaja como guardaespaldas de importantes personalidades y, tras el éxito de sus acciones en el tren, es elegido para cuidar a Julia Montague (Keeley Hawes), algo así como la Ministra de Interior británica. En muchos sentidos es opuesta políticamente a él: quiere mano dura con los potenciales terroristas, pasar una de esas legislaciones de espionaje cibernético generalizado y es bastante seca y arisca en el trato. Budd, que tampoco es demasiado simpático (se le ve entre torturado y preocupado permanentemente) piensa lo opuesto respecto a la guerra: la escena inicial deja en claro que cree en el diálogo y no está muy convencido de la necesidad de combatir con el ejército en esos territorios. De hecho, varios de sus amigos veteranos piensan lo mismo. Ahí parece estar planteada la dicotomía, pero todo seguirá mutando.

En el segundo episodio habrá más atentados, en el tercero una shockeante sorpresa que hace pensar que cualquier cosa puede pasar, pero entre una y otra situación lo que se intenta saber es quien o quienes están detrás de estos movimientos: pueden ser terroristas, ex militares, políticos en una pelea interna respecto a la seguridad nacional, el crimen organizado y el propio Budd. Las internas entre la policía y el Servicio Secreto, la corrupción y la general inoperancia de las personas dedicadas a la seguridad nacional suman a que todo parezca estar por explotar en cualquier momento. Del cuarto al sexto episodio el eje cambia y la serie se vuelve más aún una investigación acerca de quién o quienes están cometiendo esos atentados y porqué.

No hay dudas que la serie es atrapante. Con dirección de Thomas Vincent y John Strickland (tres episodios consecutivos cada uno), GUARDAESPALDAS es siempre adictiva, sabe conducir muy bien al espectador por sus distintas subtramas y va girando el eje de sus misterios de forma continua, si bien un tanto apresurada. Puede llegar a ser complicado por momentos definir bien los roles y trabajos de las decenas de investigadores y personajes secundarios (los que estamos más acostumbrados a las series norteamericanas que británicas nos enredamos en los roles y nombres de cada organización de seguridad y cargos políticos), pero eso no es un problema de la serie per se sino posibles limitaciones de los espectadores en torno al organigrama gubernamental de ese país.

Donde la serie no es del todo consistente —y ahí es donde siento que los más “fácticos” guionistas estadounidenses suelen ganarle a los británicos— es en la credibilidad y lógica de ciertas situaciones. Los policías cambian de opinión como si estuviesen viendo la serie por televisión y no tuvieran información directa. Revelar un dato clave que gira la investigación (la identidad de un terrorista local) tarda un tiempo ridículamente largo. Hay escapes imposibles ante centenares de fuerzas de seguridad. Y hasta situaciones permanentes que resultan absurdas de creer: ¿por qué si todos saben que la ciudad está llena de cámaras de seguridad (las famosas CCTV) se siguen reuniendo y hablando “en secreto” en lugares públicos y filmables?

Esa larga serie de situaciones conspiran contra la credibilidad de la trama, pero Mercurio, su equipo de guionistas, directores y actores le ponen tanta convicción y energía al asunto que uno puede, si la consume rápidamente, atravesar esos enormes agujeros y seguir adelante. Me resulta difícil creer que en Gran Bretaña, donde los episodios se veían semanalmente, esos huecos no brillaban de manera evidente. Si uno ve sus seis horas, digamos, en un par de días, se deja llevar por la intriga siguiente y las inconsistencias de la trama pasan de largo. Algo similar a lo que sucede a veces en el cine.

Es curioso, releyendo lo escrito, decir que vale la pena ver una serie con muchos problemas narrativos y protagonistas no particularmente fascinantes, pero lo cierto es que GUARDAESPALDAS te lleva puesto, literalmente, como una de esas atractivas novelas de espionaje, uno de los llamados best sellers de aeropuerto. Son atrapantes, se leen en el tiempo que toma un vuelo de avión de mediana duración, están escritos con bastante profesionalismo y conocimiento del género, y se olvidan igual de rápidamente. Algo así es BODYGUARD: un efectivo y atrapante entretenimiento para un fin de semana lluvioso. No mucho más ni menos que eso.

 

LOS QUE QUIERAN DEBATIR LA SERIE YA CON TODOS LOS SPOILERS DEL CASO PUEDEN HACERLO EN LOS COMENTARIOS