FIDBA: crítica de «For Sama», de Waad al-Kateab y Edward Watts
Más allá de algunas discutibles elecciones formales, este documental sobre los cruentos bombardeos en Aleppo desde el punto de vista de una familia que se quedó allí para colaborar con los heridos es un retrato angustiante de uno de los más grandes crímenes de esta época. Se exhibe el 9, 10 y 11 de septiembre en el marco del FIDBA.
Películas como FOR SAMA son complejas de analizar y producen en un espectador con mirada crítica una sensación ambigua, un tanto incómoda. Es innegable su potencia como denuncia acerca de la situación que se vivió en Aleppo a partir de la represión del gobierno sirio y luego de sus aliados rusos, haciendo eje especialmente en los heridos, los caídos y los niños que sufrieron permanentes bombardeos. A la vez, uno tiene que hacer una pregunta incómoda acerca de los recursos utilizados: ¿se justifican muchas de las escenas que se ven el film? ¿No hay punto que el uso de los niños, y en especial de la muerte de niños, puede llegar a ser un poco manipulador y hasta contraproducente con el mensaje que se intenta transmitir?
FOR SAMA se centra en los años que la joven Waad pasó en Aleppo desde que fue a estudiar allí y empezó a militar en oposición al régimen de Assad. La codirectora y narradora del film es también su protagonista, ya que no solo grabó mucho de lo que fue sucediendo en el período entre 2012 y 2017 sino que es su historia y su punto de vista el que la película sigue en todo momento. Yendo y viniendo en el tiempo, la edición del film nos cuenta un presente en el que Waad y su marido son padres de la pequeña Sama para ir hacia el inicio del caos en el que hoy se encuentran, en medio de bombardeos tanto de las fuerzas sirias como luego de las rusas. La narración se organiza, como promete el título del film, como una carta para Sama, para que entienda lo que pasó y las decisiones que sus padres tomaron.
La película es contundente respecto a las dolorosísimas experiencias que los habitantes de Aleppo tuvieron que atravesar, especialmente Waad y su marido Hamza, quien trabajaba en un hospital atendiendo permanentemente heridos de todo tipo, muchos de ellos niños. Waad cuenta los hechos y trata de explicar a su hija (y a los espectadores, en paralelo) su decisión de permanecer en Aleppo o hasta volver a esa ciudad cuando la situación era desesperante. Respecto a la decisión de los padres de Sama de permanecer o no, eso es algo que cada espectador deberá decidir si coincide o no, especialmente en lo que respecta a los riesgos que pusieron a la niña. La película no termina por justificar demasiado bien –más allá de cierta retórica militante– el sentido de no haber escapado antes de ese infierno.
Pero el problema principal de FOR SAMA, uno que es incómodo de comentar tomando en cuenta la evidente compasión y humanidad de la mirada de Waad sobre las difíciles circunstancias que atraviesa ella y su familia, tiene que ver con decisiones estrictamente cinematográficas. ¿Es necesario mostrar en primer plano tamaño sufrimiento de pequeñas criaturas, verlos morir o revivir frente a nuestros ojos (y a los de su cámara)? Es entendible el espíritu de denuncia que está detrás de esto, pero tengo la sensación que la película por momentos trata de golpear al espectador de una manera éticamente discutible, exponiendo a los niños a situaciones inenarrables y al espectador a escenas que no deberían estar siendo filmadas.
Seguramente muchos dirán que esa era la realidad y que Waad no hizo más que retratarla, pero tengo la sensación que podía generar el mismo (o un mayor) efecto de repudio si el espectador no se sintiera tan claramente manipulado por las decisiones de edición finales. Algo similar pasa con varias escenas filmadas con lo que parece ser un drone. De vuelta, hay algo allí que no funciona, un tipo de plano y de imagen que no se corresponde con la urgencia de la violencia y de la denuncia, y que parece estetizar una situación horrenda que no necesita ese tipo de pulcras y «estilizadas» imágenes.
Más allá de que cueste entender la decisión de mantener algunas escenas y planos, es innegable que FOR SAMA es potente y deja muy en claro al espectador que lo que vivieron los habitantes de Aleppo –sometidos a un sitio criminal y a bombardeos que no distinguían nada, incluso hospitales o escuelas– solo puede ser definido como inhumano. Y que la película hace muy bien en mostrar el lado humano y familiar del desastre, con los niños –que crecen rodeados de explosiones como si fuera algo normal, al punto de ni inmutarse– como principales víctimas. La toma de conciencia de esos hechos, sin duda, es necesaria. Los golpes bajos, de todos modos, podrían haberse dejado de un poco de lado.
FOR SAMA se exhibe el 9 de septiembre a las 21 en el Arte Multiplex, el 10 a las 15.40 en el Cosmos y el 11, a las 18, en el Teatro York de Olivos. En el marco del FIDBA, Festival Internacional de Cine Documental de Buenos Aires.