Estrenos online: crítica de «Un amor secreto», de Chris Bolan (Netflix)

Muchos de nosotros, en algún momento, conocimos a «tías» como Pat y Terry. Pueden ser (o haber sido) familiares nuestras o conocidas y, en nuestra inocencia de décadas pasadas, jamás supusimos que esas «tías» o amigas de toda la vida que vivían juntas eran otra cosa diferente a eso. Las protagonistas de UN AMOR SECRETO, dos mujeres canadienses de más de 90 años, que han vivido bajo el mismo techo durante siete décadas, son esas «tías» en cuestión. Y recién ahora se atreven a contarles a sus familiares que en realidad han sido siempre una pareja.

Este documental coproducido por Ryan Murphy y Jason Blum (extraña pareja de productores) es un emotivo –digamos mejor, muy emotivo– retrato de estas dos mujeres, en su vejez y también a lo largo de sus vidas. La película, que dirigió un sobrino-nieto de Terry y tiene algo de home-movie, va contando, paralelamente, sus años recientes, los que arrancan con la «confesión» familiar (los cálidos parientes de Terry son el mayor sostén que tienen por ese lado) e incluyen mudanzas, enfermedades y otras sorpresas que mejor no adelantar, pero que no dejarán a espectador alguno sin llorar repetida y copiosamente.

Por otro, Bolan recorre gracias a imágenes en Super 8 y fotografías de la pareja –además de algún material documental y contados testimonios– la historia de ambas: sus respectivas infancias, cómo se conocieron, los inicios de la relación y, obviamente, una vida entera viviendo como «tías» manteniendo ese secreto tanto con los familiares como con los compañeros de trabajo y solo encontrando un pequeño grupo afín con el que poder ser y estar sin tener que disimular su relación.

Es mejor que conozcan los detalles específicos de la historia de parte de sus propios protagonistas. Solo vale adelantar que ambas provienen del mundo del deporte –esa historia es particularmente interesante–, que especialmente una de ellas tuvo una historia familiar muy difícil y complicada y que, a lo largo de una vida vivida mayormente en el área de Chicago, han logrado convivir con una armonía en apariencia envidiable desde los años ’40, época en la cual, de haberse conocido su historia de amor, podría haber terminado todo muy mal para ambas.

Bolan pone más el eje en el lado humano de la historia que en el sociocultural. Queda claro que la suya fue durante décadas una relación prohibida o, al menos, mirada con mucho recelo y desconfianza. Quizás las generaciones más jóvenes no alcancen del todo a darse una idea lo que podía representar hacer público algo así en esas décadas, pero podía ser problemático no solo en el ámbito social y familiar, sino en el laboral y hasta en el legal. Así que desde entonces y hasta hace muy poco, Patty y Terry fueron las tías que se llevaban bien y vivían juntas.

En el presente (la película está rodada a lo largo de varios años), las «chicas» no solo narran la historia sino que la comparten con la familia y –a partir de la obvia presencia de las cámaras– con el mundo. Y es a partir de ciertos hechos y decisiones que se toman ahí que la película se vuelve profundamente emotiva. No solo por lo que sucede sino porque es inevitable sentir la carga y el peso de tantas décadas de ocultamiento, secretos, mentiras y disimulo público de una historia de amor profunda y duradera.

Verla, además, en estos momentos en los que un virus está destruyendo de un día para el otro las vidas de miles y miles de ancianos de esas edades, le agrega otra capa de emotividad a los que ya la película tiene de por sí. UN AMOR SECRETO es un documental simple y sin demasiadas vueltas, emotivo sin sutilezas cuando tiene que serlo y que generará lágrimas en cualquier espectador con un mínimo de sensibilidad. Una historia de amor como pocas.