Series: crítica de «Normal People», de Lenny Abrahamson y Hettie Macdonald

Series: crítica de «Normal People», de Lenny Abrahamson y Hettie Macdonald

por - Críticas, Estrenos, Series, Streaming
29 Abr, 2020 05:55 | comentarios

La serie coproducida por la BBC y Hulu adapta la novela de 2018 de Sally Rooney centrada en la complicada historia de amor entre dos jóvenes irlandeses que se extiende, con sus idas y vueltas, a lo largo de varios años.

Basada en la exitosa y premiada novela de la escritora irlandesa Sally Rooney, publicada en 2018, y adaptada por la propia autora junto a Alice Birch, la miniserie británica producida por la BBC y Hulu apuesta, a la vez, por la épica y la intimidad a la hora de contar una historia de amor que se desarrolla a lo largo de varios años. En un formato raro de doce episodios de 30 minutos (o menos) cada uno, NORMAL PEOPLE intenta ser, a la vez, pequeña y ambiciosa, humana y abarcadora. Esa «épica» esta dada, fundamentalmente, por el paso del tiempo y, por otro lado, por las cambiantes emociones de los dos protagonistas, Marianne y Connell.

La serie arranca cuando ambos cursan juntos la escuela secundaria en Carricklea, un aparentemente pequeño pueblo en el condado de Sligo, en el oeste de Irlanda. Connell (Paul Mescal) es un chico aceptado y popular ahí, que juega a esa extraña mezcla de fútbol y rugby que es el fútbol gaélico (muy popular en Irlanda) y es ídolo del equipo escolar. Marianne (Daisy Edgar-Jones) es una chica solitaria –ácida, inteligente, confrontativa– que tiene mínima relación con los demás ahí adentro. La conexión con Connell es indirectamente laboral: la mamá de él, Lorraine, se ocupa de la limpieza de la casa de la madre de Marianne. Y eso genera que se crucen, casualmente, fuera del tenso y muy «vigilado» ambiente escolar.

En ese espacio fuera de la escuela, descubriendo gustos en común por la lectura, es donde ambos empiezan a relacionarse, lejos de la mirada juiciosa de los compañeros. De hecho, cuando ambos empiezan una relación la mantienen en secreto, ya que no quieren (especialmente él) que sus amigos lo marginen por estar con la «chica rara». A lo largo de los primeros tres episodios se desarrollará esa primera etapa de NORMAL PEOPLE que continuará luego cuando a ambos les toque compartir universidad en Dublín, si bien en carreras y circunstancias muy distintas. Ya allí, la lógica y la «posición social» de ambos cambiará radicalmente.

De ahí en adelante, en una línea de tiempo que nunca es del todo clara pero se extiende a lo largo de varios años, se sucederán una serie de encuentros, desencuentros y reencuentros varios, intentarán reformular su relación como amistad, verán –generalmente con dolor.. las otras parejas que cada uno tiene e irán sosteniendo una relación que se va enredando y complicando cada vez más. No solo por los otros: sus propios miedos, sus diferentes personalidades, sus muy distintas familias y clases sociales serán elementos que se sumarán para que pasen quizás más tiempo separados que juntos a lo largo de la historia.

NORMAL PEOPLE funciona muy bien como una historia de amor complicada gracias, especialmente, a la química entre los dos actores y a la manera en la que el guión, por lo general, logra no forzar demasiado sus idas y vueltas respecto a la relación. Connell es tímido, amable y querido por todos, pero no está públicamente en contacto con sus emociones (quizás sí cuando escribe, pero no tanto en lo cotidiano) y a veces no se atreve a hablar cuando es necesario. Marianne es más volátil y tiene una más tensa historia familiar que la ha marcado. Es una de esas chicas que parecen muy fuertes pero que, hurgando apenas un poco, revelan ser extremadamente frágiles.

Los seis primeros episodios fueron dirigidos por Lenny Abrahamson (FRANK, LA HABITACION) y los últimos seis por Hettie Macdonald (con mucha experiencia en televisión), y si bien, más allá de ciertos detalles, no hay grandes diferencias entre ambos, la historia funciona mejor en su primera mitad ya que, en cierto punto de su evolución, las idas y vueltas de la relación se vuelven un tanto caprichosas y hasta forzadas. De todos modos, la resolución es más que satisfactoria.

Lo mejor de la serie es su intento de acercarse emocional e íntimamente a sus dos protagonistas. Si bien hay muchos personajes alrededor y varias etapas que ellos deben atravesar, raramente la historia se aleja de ambos (o de uno u otro, separadamente), al punto de que casi todos los personajes secundarios son, o bien poco relevantes o están trazados de una manera un tanto simplista, como es el caso del hermano o algunas de las parejas de Marianne. La serie tiene una franqueza sexual inusual en estos tiempos (ahí queda claro que no es un proyecto estadounidense) y también es inteligente a la hora de poner en juego las contradicciones emocionales de ambos y los límites impuestos por la pertenencia a una determinada clase social.

NORMAL PEOPLE (el libro se editó en castellano como GENTE NORMAL) falla un tanto más en algunos detalles que quizás no sean importantes pero que le quitan cierta densidad a la historia. La musicalización con tristes y melancólicas baladas de cantautores se vuelve un tanto cansina (los temas en sí no son necesariamente malos pero escuchados continuamente nos da la sensación de que la serie transcurre dentro de una cafetería «con onda») y por momentos se exagera con los clips de transición que van dando a entender el paso del tiempo. Acaso no sea importante, pero ese tono de publicidad indie que la miniserie tiene por momentos banaliza la complejidad y a la franqueza más cruda a la que parece apostar en otros.

En ese balance de pros y contras, NORMAL PEOPLE funciona, como decía, por sus personajes y la química que poseen entre ellos, que torna creíble una historia amorosa entre dos personas en apariencia muy distintas que quizás conectan porque ninguno se siente del todo cómodo dentro del rol social y económico asignado. Si uno logra involucrarse emocionalmente en la serie, seguramente en un punto se sentirá parte de la complicada historia de amor entre Marianne y Connell. Y le importarán poco y nada algunas debilidades del guión o de la puesta en escena. Es que la relación entre ellos es lo suficientemente fuerte como para atravesar no solo muchos de los conflictos de la trama sino también los problemas estructurales de la propia serie. La emoción, dolor y frustración que genera su historia conectan con el espectador, a veces casi a pesar suyo.

Nota: aquí la banda sonora de canciones de NORMAL PEOPLE en una playlist de Spotify.